
Daniel Arroyo, bibliotecólogo encargado de una biblioteca infantil al aire libre y miembro activo del proyecto Vía Libro, nos ofrece los siguientes consejos para tender puentes seguros entre los niños y los libros.
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1.- No confundir biblioteca infantil con lugar para estudiar. Recuerden que en la biblioteca infantil hacemos un trabajo distinto al de las instituciones educativas. Nuestra función es tender puentes para el encuentro entre lectores y libros, ofreciendo la oportunidad de escoger lecturas con toda libertad, no solo servir para estudiar o hacer los deberes escolares.
2.- Dar la bienvenida y señalar las normas de convivencia. Hagan uso intensivo de palabras de bienvenida a los usuarios que se acerquen a la biblioteca, acogiéndoles con hospitalidad y recordándoles con frecuencia que hay normas de convivencia, sobre todo para cuidar los libros (“manos limpias”) y llevarse bien con los demás usuarios (“esperar turnos”).


3.- No hablar aniñadamente. Dirijan la palabra a las niñas y niños usuarios de la biblioteca con un timbre de voz sonoro y firme, pero cálido y amable al mismo tiempo, sobre todo con mucho respeto y atención, sin «aniñar» nunca la voz ni siquiera con los más pequeños, y siempre evitando abusar de las palabras en diminutivo.
4.- Facilitar el acceso a los libros. Faciliten el máximo acceso posible a la mayor parte de la colección, pero sin poner en riesgo la seguridad de los libros, implementando medios para una agrupación próxima a las zonas de lectura, sobre todo en servicios itinerantes y en espacios de lectura no convencionales.


5.- Brindar el préstamo a domicilio. Brinden el servicio de préstamo de libros para llevar a casa durante una cantidad de días de manera progresiva, identificando a aquellos niños y niñas o adolescentes, y a sus adultos cercanos, que valoren a la biblioteca e inspiren la confianza necesaria. Pongan límites claros: cantidad de libros por persona, duración de los préstamos, responsabilidad de devolverlo en buen estado, libros reservados que no salen prestados, etc., y registren cada préstamo realizado.
6.- Enseñar a cuidar. Confíen en sus usuarios, y no pierdan de vista que las pérdidas, el deterioro y el descarte son parte del ciclo de vida de todos los libros que pertenecen a las bibliotecas. Indiquen que los libros dañados durante el uso mientras están al servicio de la biblioteca, van a la “Enfermería de Libros”; no busquemos culpables de los rasguños, arrugas, roturas, manchas o dobleces.


7.- Leer personalizadamente a los prelectores. Tomen la iniciativa y lean de modo personalizado, pero corto, a los usuarios prelectores de la biblioteca, escogiendo textos e imágenes y usando palabras con agilidad y sencillez, mostrando el paso de las páginas a un ritmo que siga el sentido de su atención.
8.- Conocer a los usuarios. Conversen mucho con los usuarios de la biblioteca infantil, sobre todo con aquellos perfiles de lectores tempranos entusiastas, reconociendo a los principiantes y a los avanzados, e indagar acerca de sus gustos, curiosidades, hábitos, preferencias, resistencias y experiencias con libros y cuentos, para ofrecerles la información que les permita elegir sus lecturas.


9.- Familiarizar a los usuarios con la colección. Informen con familiaridad a los lectores más avanzados y a usuarios o visitantes adolescentes, acerca del contenido de la colección de la Biblioteca, sus formatos, obras, autores y personajes, captando cada dato sobre su relación con la lectura mediante las preguntas y consultas que hagan. Lo mejor será conocer y leer la mayor cantidad posible de los libros que componen la colección.
10.- Conocer los ritmos de la comunidad. Los lectores tempranos tienen la obligación de ir al colegio durante el año escolar, y siguen un calendario de fechas que influye sobre el tiempo disponible de los usuarios de la biblioteca para ir a leer y asistir a actividades. Asimismo, las estaciones del clima, la luz diurna y las condiciones ambientales afectan el uso de los espacios públicos y los horarios de juego y tiempo libre de las infancias y los adolescentes. La biblioteca necesita observar y reconocer estos aspectos de la vida de su comunidad

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Bibliotecólogo por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha trabajado en la Dirección de Desarrollo de Políticas Bibliotecarias de la BNP y también para el Programa Aprendo en Casa. Actualmente colabora con Vía Libro, asociación sin fines de lucro.
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