
¿Cuál es el potencial que tienen ambos conceptos para la integración de la comunidad científica y no científica?
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En las últimas décadas, en las diferentes comunidades científicas y no científicas, se han ido integrando conceptos como acceso abierto y ciencia abierta, que si bien es cierto son vistos entre diversos profesionales (como los bibliotecólogos) como ventanas de oportunidad para la investigación, el acceso y el intercambio de conocimiento, también son considerados por otros grupos de profesionales, y alguno que otro escéptico, como conceptos que pueden atentar contra los derechos de autor o el costo económico que debe tener el conocimiento. Pero estos temas no serán profundizados en la presente reseña, la cual abordará, más bien, el potencial que tienen ambos conceptos para la integración de la comunidad científica y no científica, que incluye a los grupos menos favorecidos y a los integrantes de pequeñas comunidades indígenas, ya que todos desde su posición son susceptibles de aportar conocimiento. En ese sentido, vamos a iniciar por definir ambos conceptos brevemente.
Acceso abierto
De acuerdo con Concytec (2021), el acceso abierto significa acceso en línea, sin costo alguno para cualquier usuario, sin obstáculos técnicos (como el registro obligatorio o el inicio de sesión en plataformas específicas) a las publicaciones resultantes de la investigación, como son los artículos y los libros. Como mínimo, estas publicaciones se pueden leer en línea, descargar e imprimir. Lo ideal es que también se faciliten derechos adicionales como el derecho de copiar, distribuir, buscar, vincular, rastrear y realizar minería de datos.

Por su parte, de acuerdo con Springer Nature (2023), a nivel fundamental, el acceso abierto tiene lugar cuando las publicaciones se encuentran libremente disponibles en línea para todos sin costo alguno y con restricciones limitadas con respecto a la reutilización. La distribución sin restricciones de la investigación es especialmente importante para los autores (ya que su trabajo es visto por más personas), los lectores (ya que pueden acceder y aprovechar los trabajos más recientes en su campo) y los financiadores (ya que el trabajo que financian tiene un impacto más amplio al llegar a un mayor número de público).
Si bien es cierto ambas definiciones difieren un poco, convergen en cuanto al acceso, libre, gratuito, sin restricciones y orientado a la mayor difusión posible del conocimiento, lo cual implica de alguna manera también la utilización y/o reutilización, es decir la llegada a una vasta cantidad de personas.
Ciencia abierta
De acuerdo a la Recomendación de la UNESCO sobre la Ciencia Abierta (2021), dicho término se define como un constructo inclusivo que combina diversos movimientos y prácticas con el fin de que los conocimientos científicos multilingües estén abiertamente disponibles y sean accesibles para todos, así como reutilizables por todos, se incrementen las colaboraciones científicas y el intercambio de información en beneficio de la ciencia y la sociedad, y se abran los procesos de creación, evaluación y comunicación de los conocimientos científicos a los agentes sociales más allá de la comunidad científica tradicional. La ciencia abierta comprende todas las disciplinas científicas y todos los aspectos de las prácticas académicas, incluidas las ciencias básicas y aplicadas, las ciencias naturales y sociales y las humanidades, y se basa en los siguientes pilares clave: conocimiento científico abierto, infraestructuras de la ciencia abierta, comunicación científica, participación abierta de los agentes sociales y diálogo abierto con otros sistemas de conocimiento.

De acuerdo a esta definición, la ciencia abierta comparte la idea del acceso abierto pero tiene un carácter más totalitario, abarcando incluso las ciencias básicas y participación de los agentes sociales, y es en este último punto en el que vamos a incidir, puesto que los agentes sociales no se refieren solo a la comunidad científica, sino a la sociedad que hará uso del conocimiento, promoviendo métodos de investigación interdisciplinarios, y sobre todo la participación de la ciudadanía y las comunidades en la generación de conocimientos, pudiendo participar desde empresarios hasta miembros de la ciudadanía “para el desarrollo de una investigación que sea compatible con sus preocupaciones, necesidades y aspiraciones”.
También podemos decir que, al referirse al diálogo abierto con otros sistemas de conocimiento, incluye a todos los poseedores de conocimientos, incluyendo a grupos marginados como los pueblos indígenas, respetando sus derechos, la integridad de sus conocimientos y permitiendo que las comunidades locales participen de la custodia, propiedad y administración de sus conocimientos tradicionales. La recomendación de la Unesco, en ese mismo tenor también promueve valores y principios como el beneficio colectivo, equidad y justicia, diversidad e inclusión, igualdad de oportunidades, entre otros.
Por ello se mencionaba al inicio de esta reseña la importancia de entender al acceso y ciencia abierta como una posibilidad de integración, porque más allá de la rigurosidad académica, de los derechos de autor, de la infraestructura tecnológica, etcétera, no se debe olvidar la importancia social que tiene y debe tener el desarrollo de la ciencia, contemplando desde empresarios hasta integrantes de los pueblos indígenas, incluyéndolos, permitiendo su interacción y sobre todo dando el valor e importancia debida a lo que cada uno de ellos puede aportar, siendo que muchas veces los conocimientos tradicionales no son valorados, registrados, y de ser el caso valorados económicamente lo suficiente, en fin, esta es solo una breve reflexión que espera invitar a reflexionar como comunidad profesional.
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Bibliografía consultada
Concytec (2021). Directrices para repositorios institucionales de la Red Nacional de Repositorios Digitales de Ciencia, Tecnología e Innovación de Acceso Abierto (RENARE).
Springer Nature (2023). ¿Qué es el Acceso Abierto?
UNESCO (2021). Recomendación de la UNESCO sobre la Ciencia Abierta.
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Licenciada en Bibliotecología y Ciencias de Información por la UNMSM. Máster en Sistemas de Información Digital por la Universidad de Salamanca. Más de diez años de experiencia en el sector público, principalmente en la Biblioteca Nacional del Perú. Actualmente forma parte del Equipo de Publicaciones Digitales y Periódicas de la BNP. Le encanta leer y viajar.