Destacada profesora en la Escuela Nacional de Bibliotecarios gestionó con éxito la Biblioteca Pública Piloto del Callao y se desempeñó como experta en bibliotecas por la Unesco.
Los grandes maestros son los que han dejado huella en la memoria y el corazón de sus alumnos, pues, a pesar del tiempo transcurrido, su nombre aparece con frecuencia en tertulias nostálgicas o en reencuentros de promoción. ¿Cuánto puede marcar un maestro a sus alumnos? Eso depende de algunas cualidades y habilidades personales del educador. Existen algunos profesores que son más memorables que otros, ya sea por su carisma natural, por la calidad de sus enseñanzas o por su erudición; maestros que logran motivar e inspirar confianza a sus estudiantes para que logren construir y alcanzar sus sueños con la base de una buena formación. Saber escuchar y transmitir valores y conocimientos a sus estudiantes son cualidades de un docente ejemplar.
La bibliotecaria María Antonieta Ballón Delgado (1923-2011) fue un singular personaje que a través de los años dedicados a la docencia dejó profundas huellas en la memoria de sus estudiantes de la Escuela Nacional de Bibliotecarios (ENB). Fue ejemplo de perseverancia, trabajo y profesionalismo; de esas personas que hacen de su profesión la pasión de su vida. Tuve la suerte de ser uno de sus alumnos (1973-1976) y escuchar sus clases magistrales en el curso Planeamiento de Bibliotecas. Ella siempre nos aconsejaba sobre la mística del bibliotecario, que repetía como una letanía religiosa. Era una persona entrada en años, delgada, de pequeña estatura y con una imborrable sonrisa. Siempre tenía tiempo para escuchar a los alumnos que se le acercaban para una consulta en los pasillos de la ENB, ubicada en el cuarto piso de la antigua sede de la Biblioteca Nacional en la avenida Abancay.
Antonieta Ballón fue integrante de la cuarta promoción de la ENB de 1947, a la que perteneció la generación dorada de bibliotecarias, compartiendo estudios con Graciela Sánchez Cerro y María Bonilla.
Probablemente la obra más importante que realizó en su larga carrera profesional por la que se le recuerda hasta hoy y por la que aparece en la historia de la bibliotecología nacional, es el trabajo realizado en la Biblioteca Pública Municipal del Callao. Si alguna bibliotecaria parecía destinada a la inmortalidad esa era ella, que brindó a los estudiantes nuevas maneras de imaginar la profesión, de valorarla en su real dimensión. Fue ella en gran medida el producto de su tiempo, de desafíos, de sueños, de su cultura.
Biblioteca Pública Municipal del Callao
La Biblioteca Pública Municipal del Callao fue creada en 1942 e inaugurada el 31 de enero de 1943. Con la posterior llegada de Antonieta Ballón, la biblioteca se convirtió en un centro cultural relevante, debido a que la provincia constitucional del Callao estaba alejada del centro de Lima, y su población estudiantil y público en general requerían de servicios de información organizado. Actualmente cuenta entre su fondo bibliográfico con valiosos libros de casi tres siglos de antigüedad, publicaciones sobre la Guerra del Pacífico y obras de autores peruanos y extranjeros que escribieron sobre el Callao.
La biblioteca tuvo el apoyo de Jorge Basadre, ministro de Educación de la época, de la fundación Rockefeller y de la empresa Pilsen, gracias al cual se implementaron mobiliarios adecuados, equipos modernos y material bibliográfico de gran valor. En 1986, la Biblioteca fue designada como «Teodoro Casana Robles”, en mérito a la labor de este intelectual canteño que amó mucho al Callao y que escribió importantes artículos sobre su historia, geografía y etimología.
El 2015, con el Plan del Libro y la Lectura, la Biblioteca Municipal retomó su protagonismo como referente del fomento a la lectura, cumpliendo así su rol fundamental.
Biblioteca Pública Piloto del Callao
Este importante proyecto histórico se organizó tomando como base la Biblioteca Pública Municipal del Callao.
En 1956, Antonieta Ballón Delgado fue nombrada directora de la Biblioteca Pública Piloto del Callao, proyecto auspiciado por la Unesco y que fue un modelo para la región, lo que incluyó el uso del primer bibliobús en Latinoamérica, construido en Inglaterra y donado por la Unesco, dotado para brindar un eficiente servicio a la comunidad. El sábado 20 de setiembre de 1958, en un acto especial presidido por Jorge Basadre, ministro de Educación, el flamante Bibliobús entró en funcionamiento.
El financiamiento del proyecto fue compartido entre la Municipalidad del Callao y el Ministerio de Educación a través de los recursos provenientes de la Ley 10847, Fondo San Martín. Con esta fuente se cubriría la inversión en refacción de local, adquisición de equipo y mobiliario, fondos bibliográficos de acuerdo con los intereses de los lectores, dotación de personal bibliotecario profesional (siete bibliotecarios pagados por el ministerio durante cinco años), entre otras responsabilidades.
Gracias a su vocación de servicio, Antonieta Ballón cumplió exitosamente su labor. Su ensayo “La biblioteca Pública Piloto y su misión en el Perú” fue un valioso documento publicado en la revista Fénix (Nro. 16, 1966, pp. 113-173) en la que destaca la importancia de las bibliotecas municipales como fuente de conocimiento y lectura. De esta manera, la biblioteca sirvió como modelo para otras de similar tipología.
Antonieta Ballón logró perfilarlo como un verdadero modelo de biblioteca pública, tanto por lo ambicioso de su programa de servicios y actividades culturales como por las condiciones de su local, con espaciosos y acogedores ambientes para atender especialmente a los niños y jóvenes. Fue la única biblioteca del país que contaba con un moderno bibliobús como servicio de extensión.
Debido a su exitosa gestión al frente de la Biblioteca Pública Piloto del Callao, fue contratada por la Unesco para replicar este interesante proyecto en los países de la región. Después de muchos años regresó al Perú convertida en una eminencia y se dedicó a la enseñanza en su alma mater en la década de los setenta.
Posteriormente, Antonieta Ballón siguió trabajando con profesionalismo y pasión, encargándose durante 25 años del Centro de Documentación de la Escuela Superior de Formación Pública (ESAP).
Era un día transparente que anunciaba una floreada primavera en Lima cuando a los 88 años dejó de existir Antonieta Ballón, inspiración para la bibliotecología nacional.
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Nació en Ayacucho. Bibliotecólogo de profesión con más de cuarenta años de experiencia. Narrador de cuentos, autor-editor de cinco obras de corte infantil-juvenil. Colabora en revistas y periódicos de Huaral. Gestor de los blogs: Bibliotecologia & Literatura, Crónicas de Pauza y Huaral Huaralín. Trabaja en la biblioteca del SENATI. Contacto: fpebe9@yahoo.com