
El domingo 19 mayo de 1918, se estableció en Huacho el centro femenino Luz y Libertad. La presidencia de esta asociación estuvo a cargo de Susana Romero. La secretaría correspondió a Luzmila La Rosa. Tomasa Malazque ocupó el cargo de bibliotecaria…
Escribe: Jaime Gamarra Zapata
Imagen principal generada parcialmente con IA Gemini.
¹ El presente ensayo se subsume en una investigación más amplia sobre las mujeres y su acercamiento al movimiento obrero peruano durante las dos primeras décadas del siglo XX.
En nuestro país, las mujeres fueron invisibilizadas durante gran parte de la época republicana. Carecieron de elementales derechos civiles y políticos. No fue sino hasta 1955, durante el gobierno del general Manual Odría, que fueron reconocidas como ciudadanas y se les permitió el sufragio, gracias a la Ley N° 12391. En América Latina, Perú fue la penúltima república donde se les permitió elegir a sus representantes políticos. Desde un punto de vista sociológico e histórico, no se trata de ningún hecho casual, ciertamente.
Debido a factores socioculturales que son inherentes a la estructura básica de nuestra sociedad, a comienzos del siglo XX solo unas pocas pudieron sobresalir en nuestro país y se convirtieron en actores políticos y sociales relevantes. Estas mujeres contaron con un capital social obtenido a consecuencia del contacto con ideas avanzadas de redención social y autoorganización. Su lucha y labor han quedado inscritas en la historia. No obstante, muchas heroínas y luchadoras sociales anónimas permanecen ocultas ante los ojos de la historia «oficial». En varios casos, se trató de trabajadoras humildes e invisibilizadas por un orden patriarcal y político profundamente injusto. Ellas tuvieron la osadía de rebelarse en una época opresiva —de doble manera para las mujeres— y muchas debieron afrontar crueles consecuencias.
De esta forma, los centros femeninos que contaron con una biblioteca fueron espacios de aprendizaje y democratización para las trabajadoras, que asumieron activamente el papel de luchadoras sociales en una sociedad patriarcal.
La participación de la mujer en el movimiento obrero peruano
Durante los primeros años del siglo XX, con el surgimiento de los primeros sindicatos o sociedades de resistencia, orientados por los anarcosindicalistas, las mujeres empezaron a tener una participación más decidida —sobre todo visible—, asumiendo el rol de actores sociales, de la misma forma que los hombres.
El acercamiento de las mujeres al movimiento de los trabajadores significó no solo la internalización de un discurso de reivindicación y solidaridad, sino también la visibilización de un ideario consecuente con el feminismo. En las primeras décadas del siglo XX, algunas «condiciones socioeconómicas de apertura y movilización, y niveles relativamente elevados de organización» (Morales, 2019, p. 148) permitieron una mayor inserción de la mujer en la sociedad peruana, así como el surgimiento del movimiento feminista.
Para Morales (2019), «la activación de los movimientos sociales sí trajo consigo la fundación de organizaciones civiles con propósitos reivindicatorios: federaciones, sindicatos y escuelas» (p. 147). Por ende, se trataba de una ciudadanía organizada y grupos subalternos que luchaban por acceder a una ciudadanía plena, en un contexto de modernidad aún incipiente.
El 27 de mayo de 1911 se fundó la Unificación Obrera Textil de Vitarte. En este distrito, situado al este de Lima, se había conformado un núcleo anarquista alrededor de la fábrica textil del mismo nombre. Estuvo integrado por Julio Portocarrero, Adalberto Fonkén, Juan Híjar Salazar, Esther del Solar, Agustina Araníbar, entre otros. Este mismo año se empezó a repartir el periódico anarquista La Protesta cuyo primer difusor fue el hilandero Juan Híjar.

La solidaridad de las mujeres en las luchas reivindicativas representa un alto grado de concientización y conlleva una doble importancia. Desde un punto de vista histórico, la aparición del movimiento de mujeres trabajadoras de Huacho en 1917 constituye un parteaguas. Por un lado, se trató de la primera acción organizada de mujeres en apoyo del movimiento sindical en el Perú; por otro, visibilizó la figura de un sujeto históricamente oprimido (Carlessi, 1976).
Según Carlessi (1976):
Son las mujeres de Huacho las primeras que participan en un movimiento sindical de envergadura en el Perú. Aunque no trabajadoras en conflicto ellas mismas, inician la historia de la participación femenina en los problemas laborales en el Perú y dan un ejemplo de valentía, decisión y solidaridad a la futura participación de la mujer en las luchas por las reivindicaciones de las clases populares. (p. 127)
Debido al alza indiscriminada del costo de vida, en abril de 1919, el movimiento de los trabajadores decidió formar el Comité Pro-Abaratamiento de las Subsistencias. Uno de los acuerdos de este comité, tomado en la sesión del 10 de mayo, fue la convocatoria de una asamblea femenina. De este modo, «se solicitó el concurso de Alvarado Rivera, Dora Mayer, Miguelina Acosta, María Arana y otras, nombrándose una comisión» (Barba, 1919, s/p). La participación de la mujer trabajadora se hizo efectiva el 22 de mayo de 1919, cuando se llevó a cabo una asamblea femenina en el parque Neptuno. En esta asamblea, Zoila Aurora Cáceres propuso un mitin femenino para el domingo 25 de mayo (Martínez de la Torre, 1928).
Por otra parte, en un discurso pronunciado ante la Unificación Oficios Varios, el 28 de junio de 1924, Rosa La Rosa de Lévano denunció valientemente la situación de sojuzgamiento en la que se encontraban las mujeres y responsabilizó tanto a todos los hombres como al clero.
Es hora pues de no hablar más de los deberes de la mujer, mas si (sic) de los derechos que le asisten para colocarse a la altura del hombre y entonces unidos ambos, marchar a la conquista de la sociedad soñada por Manuel Gonzales Prada (sic), donde no hayan más frailes, rico, ni capitan (sic), donde todos sean hermanos y practiquen una sola moral: “no mas (sic) deberes sin derechos ni derechos sin deberes”. (La Rosa, 1924, pp. 5/6)


Centros femeninos de Huacho
Debido a la propagación de las ideas libertarias por toda la Costa y gran parte de la Sierra, el primer centro femenino constituido en Huacho fue Unión y Libertad, el 13 de junio de 1917.
Posteriormente, el domingo 19 mayo de 1918, se estableció en Huacho el centro femenino Luz y Libertad. La presidencia de esta asociación estuvo a cargo de Susana Romero. La secretaría correspondió a Luzmila La Rosa. Tomasa Malazque ocupó el cargo de bibliotecaria y Petronila Gonzales se desempeñó como tesorera. Las vocales fueron Hermenegilda Collantes, Rosa Castro, Primitiva Chumbes y Albina Malazque.
Con el objetivo de conmemorar los hechos luctuosos de junio de 1917 y para establecer la biblioteca del centro, las integrantes de Luz y Libertad organizaron una velada artístico-literaria el 14 de junio de 1918. Según la redacción del periódico La Voz del Campesino, órgano de los trabajadores de la campiña (1918), la concurrencia fue muy numerosa y los asistentes quedaron satisfechos de la recepción.
Así era saludada la creación de esta biblioteca de Luz y Libertad por un destacado dirigente anarquista:
Hoy q’ (sic) un grupo de mujeres de este pueblo han establecido una Biblioteca Sociológica, hago presente a mis hermanos los explotados de esta región, que es en esos libros en donde yo encontré la verdad.
Es la Sociología la que me ha enseñado cómo vivían nuestros antepasados, cómo vivimos hoy y cómo debemos de vivir. (Adalberto, 1918, p. 3)
El 23 de junio de 1918, en el barrio de Amay, se conformó el centro femenino Unión y Redención con el objetivo de elevar la condición moral, intelectual y económica de las mujeres. La presidencia recayó en Buenaventura Ch. Vargas; Cristina Chumbes fue elegida secretaria y Eugenia Bazalar, bibliotecaria.
La importancia de estos centros radica en que las mujeres asumían un liderazgo efectivo y ejercieron un rol activo como colaboradoras de los hombres —horizontalmente, debido al componente antiautoritario y antijerárquico del anarquismo— en la crucial empresa de instaurar una sociedad más democrática e igualitaria para todos. En la práctica se volvieron escuelas vivas donde ellas aprendieron una democracia participativa y directa. Debido a este relevante capital social, se convirtieron en lideresas en una época de enormes asimetrías y prejuicios contra la mujer en el Perú. Para Zubieta (2017): «Las mujeres de estos centros femeninos mantuvieron latente el espíritu de lucha y de reivindicación de la clase obrera. Muchas de ellas destacaron por sus dotes de conferencistas, redactoras, organizadoras, etc.» (p. 55).
Para los anarquistas era fundamental que las sociedades de resistencia y los centros femeninos contaran con una biblioteca sociológica —en esa época ellos estaban convencidos de que esta disciplina social contribuía innegablemente al cambio y el progreso de la sociedad—, pues uno de los objetivos de estos centros fue elevar la condición intelectual, así como impulsar el desarrollo cultural de la mujer. En los estatutos y los reglamentos de la Federación de Obreros Panaderos «Estrella del Perú», uno de los sindicatos en los que el elemento anarcosindicalista tuvo influencia decisiva desde 1905 hasta la década de 1920, uno de los planteamientos fue «fomentar la cultura mediante el establecimiento de una biblioteca» (Tejada, 1988, p. 280).
A manera de conclusión
Los centros femeninos surgidos en nuestro país en la década de 1910 tuvieron la misión de luchar por una sociedad democrática e igualitaria, así como instruir a las mujeres de una forma autónoma. Estos centros contaron con una biblioteca, al igual que las sociedades de resistencia. El capital social que les proporcionó el ideario anarquista les permitió desempeñar un rol activo y de liderazgo en el campo cultural y sindical propiamente dicho.
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Referencias bibliográficas
Adalberto (1918, julio). PRO-Cultura. La Voz del Campesino. Año 1. N° 3.Órgano de los trabajadores de la campiña. Huacho.
Barba, C. (1919, 15 de mayo). Boletín. N° 2. Órgano del Comité Pro-Abaratamiento de las Subsistencias.
Bernedo, K. (2021, 1 de mayo). Las heroínas del movimiento obrero peruano.
Carlessi, C. (1976). Mujeres en el origen del movimiento sindical. Crónica de una lucha. Huacho, 1916-1917. Ediciones Lilith – Tarea.
Changana, M. (2021). Conocimiento de la historia regional, local de Huacho y la identidad cultural de los docentes del área de ciencias sociales, nivel secundaria, en la institución educativa Mercedes Indacochea Lozano – 2019. Tesis para optar el grado académico de doctor en Ciencias de la Educación. Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión.
La Rosa, R. (1924, 28 de junio). Discurso.
Morales, J. (2019). Alcances y desarrollo del movimiento feminista y el movimiento obrero en la conformación de una democracia social en el Perú oligárquico, 1887–1919. Anuario Latinoamericano Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, 8, 137-153.
Rodríguez, J. (2021). El bello sexo en guerra: cultura política y género durante la Guerra del Pacífico. En C. Rosas (editora). Mujeres de armas tomar. La participación femenina en las guerras del Perú republicano (199-236). Ministerio de Defensa.
Salcedo, N. (1918, julio). A los trabajadores de Huacho. La Voz del Campesino. Año 1. N° 3.Órgano de los trabajadores de la campiña. Huacho.
Smith. A. (2017). Primer centenario del feminicidio en la marcha de mujeres y huelga de trabajadores de la chacra por mejoras salariales en Huacho. Educación: Revista de la Facultad de Ciencias de la Educación, (23), 147-149.
Solórzano, J. (2007, 14 de octubre). Movimiento sindical en Huacho año 1916-1917 (Parte 1).
Tejada, L. (1988). La cuestión del pan. El anarcosindicalismo en el Perú 1880-1919. Instituto Nacional de Cultura – Banco Industrial del Perú.
Zubieta, F. (2017). Irene Salvador Grados. La huelga de 1917 en Huacho. Ediciones del autor.
Zubieta, F. (1988). Irene Salvador. La huelga de 1917 en Huacho. Ediciones 14 de Junio.
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Investigador social de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM. Autor del libro de investigación sociohistórica El anarquismo y la Revolución de Trujillo. Los grupos subalternos de La Libertad: 1898-1932. Escribe para el portal Lima Gris. Colabora con revistas de Humanidades y Ciencias Sociales. Ha editado libros de literatura regional. Primer lugar en el Concurso de Arte obrero 2025, categoría de poesía. Finalista en el concurso de relatos Tócame con tus palabras II (2024).