La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos”.
José de San Martín
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En el mes de la patria no podía dejar de escribir sobre la historia de un bibliotecario que perteneció al Instituto Sanmartiniano del Perú. “Benemérita Organización cultural cívico-patriótica fundada el 23 de febrero de 1935, sin fines lucrativos, tiene como objetivo principal el fortalecimiento de la identidad nacional, el espíritu cívico y el patriotismo de todos los peruanos”. Se trata del bibliotecario peruano Carlos Alberto Puntriano Figari, quien fue un activo participante de los programas patrióticos del Instituto.
Durante la presidencia del Dr. Gustavo Pons Muzzo, Carlos ocupó el cargo de secretario en el Instituto en el periodo 2005-2007. Y fiel a su vocación, fue director de la biblioteca sanmartiniana por varios años.
En el transcurso de su trayectoria profesional como bibliotecario, Carlos Puntriano tuvo el privilegio de ser protagonista de tres proyectos importantes de la Biblioteca Nacional: el Fondo San Martín, creado por Ley 10847 el 25 de marzo de 1947 para la recaudación de fondos dirigida a la creación de bibliotecas públicas. En septiembre de 1962, la Biblioteca Nacional asumió estas rentas, lo que permitió a la Oficina Nacional de Bibliotecas Públicas invertir en diferentes regiones creando bibliotecas; también estuvo presente en la implementación del servicio del Bibliobús, que recorría las fábricas facilitando libros técnicos a los obreros de la zona industrial de Lima; más adelante, organizó las Maletas Viajeras, que estaban implementadas con 60 a 80 libros facilitando a los obreros material de lectura técnica.
Del seminario a la Escuela de Bibliotecarios
La madre de Carlos Puntriano Figari, una dama italiana de origen napolitano, era muy católica criando a su hijo bajo una estricta disciplina religiosa; siendo apenas un adolescente de 14 años lo envió al Seminario Santo Toribio de Mogrovejo de Lima para su futura formación sacerdotal. Carlos fue recibido como hermano menor en 1953, ocupándose de algunas labores cotidianas, hasta terminar sus estudios secundarios y sobre todo reafirmar su vocación sacerdotal. Su inclinación por la lectura y los libros lo llevaba frecuentemente a la biblioteca, razón por la cual el sacerdote jesuita Rubén Vargas Ugarte, famoso historiador peruano, autor de la monumental obra Historia General del Perú, lo animó a postular a la Escuela Nacional de Bibliotecarios para que una vez egresado se hiciera cargo de la biblioteca del seminario. Entre 1961-1962, Rubén Vargas Ugarte llegó a ser director de la Biblioteca Nacional del Perú.
Con el paso del tiempo, Carlos descubrió que su verdadera vocación no eran los cantos gregorianos, los confesionarios, ni las penitencias, defraudando a su señora madre que deseaba que su hijo fuera sacerdote. A inicio de los años sesenta lo vemos por los pasillos de la Escuela Nacional de Bibliotecarios, fundada por el visionario intelectual Dr. Jorge Basadre Grohmann, escuela formadora de gloriosas promociones de bibliotecarios que tejieron la historia de la bibliotecología nacional. Carlos era un aplicado estudiante. Estudió con Rosa Sánchez Pizarro, María Cavero Monge y Norma Magán Altamirano, quien con el correr de los años llegó a ser profesora del programa de Bibliotecología y Ciencias de la Información de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, personaje muy popular conocida como la profesora fashion. Tras terminar sus estudios, Carlos Puntriano egresó en la promoción de 1964.
Como la historia bíblica de Jesús adolescente, algunos años de la vida de Carlos se pierden en las brumas del tiempo.
Su paso por la Oficina de Bibliotecas Públicas
En 1973 lo encontramos trabajando en la Oficina Nacional de Bibliotecas Públicas, bajo la dirección de la bibliotecaria Carmen Checa de Silva, prácticamente su bautizo bibliotecario fue en esta oficina donde se trabajaba bajo presión. La empatía entre ambos fue inmediata: mientras Carmen era una mujer muy activa, nerviosa, intensa y soñadora, Carlos era de carácter agradable, simpático, algo tímido y de fácil sonrisa, convirtiéndose rápidamente en el brazo derecho de la jefa. Como su representante en los actos protocolares de provincias, Carlos tenía que viajar frecuentemente para inaugurar cursos de capacitación, entregar alguna donación bibliográfica, clausurar cursos de bibliotecología, fundar bibliotecas, llegando a ser un personaje muy popular.
A pesar de no tener las condiciones físicas para recorrer valles, montañas y ríos, sin querer Carlitos vivió intensamente la aventura del viaje laboral con pasajes y viáticos incluidos, lo que le permitió conocer otras realidades de nuestro Perú profundo. A pesar de los rigores del clima y la altitud andina, gracias a su disciplina y fortaleza espiritual, cumplió como un misionero religioso sus objetivos, llevando la luz del conocimiento a los pueblos más apartados.
En 1984 deja la ONBP y es nombrado jefe de la Oficina de Derecho de Autor de la Biblioteca Nacional, donde trabajó hasta 1988 cumpliendo un minucioso trabajo registrando y organizando los archivos, y siendo nombrado socio honorario de la Asociación Peruana de Autores y Compositores (Apdayc). También se dio tiempo para cumplir con sus deberes institucionales en el Colegio de Bibliotecólogos del Perú, cumpliendo responsablemente con los cargos encomendados. Una de las aficiones favoritas de Carlos era la Genealogía, como descendiente de italiana, registraba su árbol genealógico.
Homenaje a Carmen Checa de Silva
Carmen Checa de Silva es una figura histórica y corresponde a una época pionera de la bibliotecología nacional, de donde nadie podrá sacarla. Su actitud se enfocaba en el coaching y liderazgo para lograr sus objetivos profesionales. Su carisma personal le permitió que sus colaboradores se identifiquen con ella, haciendo suyo sus sueños; fue una verdadera maestra que sabía sacar lo mejor de cada uno de sus colaboradores y hacerles creer en sus capacidades.
Carlos Puntriano, quien trabajó con ella durante once años (1973-1984), conocedor de su gran personalidad y experiencia bibliotecaria, le rindió un homenaje narrativo titulado: Carmen Checa de Silva: bibliotecaria consagrada a la promoción de bibliotecas públicas en el Perú. (CBP, Lima, 2017).
Epílogo
Esta fue la historia digna de ser contada de un bibliotecario sanmartiniano que se entregó con actitud liberadora a la difusión, capacitación y organización de bibliotecas a nivel nacional. Sus acciones estuvieron siempre respaldadas por la honestidad y consecuencias de sus actos, comprometido con la realidad bibliotecaria de su época. Dejó un legado inolvidable en muchos bibliotecarios y encargados de bibliotecas que lo recuerdan llegando con su maleta de libros llena de conocimiento y esperanza de una vida mejor. Falleció en Lima el 19 de enero del 2018.
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Nació en Ayacucho. Bibliotecólogo de profesión con más de cuarenta años de experiencia. Narrador de cuentos, autor-editor de cinco obras de corte infantil-juvenil. Colabora en revistas y periódicos de Huaral. Gestor de los blogs: Bibliotecologia & Literatura, Crónicas de Pauza y Huaral Huaralín. Trabaja en la biblioteca del SENATI. Contacto: fpebe9@yahoo.com
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Fernando Pebehttps://www.revistaotlet.com/author/fernando_pebe/
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TUVE LA OPORTUNIDAD DE CONOCER A CARLITOS POR INTERMEDIO DE MI GRAN AMIGO Y PROMOCION DE COLEGIO SECUNDARIO AUGUSTO ISLA GUERRERO.
Gracias Fernando Pebe por la reseña de la vida de mi buen amigo Carlos Puntriano.
Gracias Antonio por tu comentario. Si Carlitos Puntriano fue un colega muy apreciado por los que lo cinocimos. Asi como Augusto Isla, una gran persona. La buena gente siempre se juntan, para realizar buenas acciones.
Tuve el agrado de conocer a Carlitos Puntriano en la Biblioteca Nacional del Perú de la Av. Abancay, tal cual lo describen fué y lo recordamos muchos que lo conocimos. Místico, sincero y agradable personaje, siempre de buen trato y una franca sonrisa, su menuda y vitalidad era reconocida y respetada por todos los que trabajábamos. Me siento orgulloso de haber conocido algo más de mi amigo CARLITOS PUNTRIANO .
Bien Carlos sé que trajaste en la BN, durante la epoca de Carlitos. Su silenciosa figura es muy respetada por quienes lo conocierón. Yo lo recuerdo cuando fue a Huaral para inaugurar mi biblioteca, no queria quedarse pensando en su mamá y a la fuerza lo hicimos quedar al buen Carlitos. Fue su primera noche fuera de casa.
Es muy grato leer esta reseña de nuestro Carlitos Puntrianito, hay detalles que no conocía. Lo recuerdo como una persona atenta, educada y siempre con un agradable sonrisa en su rostro. Con su mandil marrón siempre atento a las consultas, su presencia siempre fue sentida colaboró mucho con nuestra junta directiva de la APB en los años 82 al 84. Gratos recuerdos como profesional y colega, gracias Fernando por traenos su semblanza
Un orgullo leer tan emocionante testimonio sobre la ética laboral y la arrolladora personalidad de mi tío Carlos, también conocido como «Tío Calito», hermano de mi fallecido padre, Luis Puntriano.
Que Dios los guarde en su Gloria.
Jessica Burns (antes Jessica Puntriano)