
Esta y otras preguntas provocativas de choque entre economía y cultura fueron debatidas en el conversatorio “Bibliotecas públicas: perspectivas desde el análisis económico”, con la participación de dos especialistas en economía cultural. El evento se encuentra en YouTube y fue transmitido el miércoles 24 de marzo de 2021.
Natalia Espejo, coordinadora técnica del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, moderó inteligentemente una conversación con Trilce Navarrete Hernández, profesora del Programa de Economía Cultural y Emprendimiento en la Erasmus University Rotterdam y Luis César Herrero Prieto, profesor catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Valladolid. Sobre la mesa se planteó el valor social y económico de las bibliotecas públicas para comprender algunos aspectos económicos y mejorar la toma de decisiones.
Las opiniones más interesantes llegaron cuando Natalia Espejo comentó que algunos gestores culturales piensan que la biblioteca no tiene como fin ser rentable o productiva, sino garantizar los derechos culturales y el acceso a la información. Trilce Navarrete comentó que la biblioteca pública es un servicio que ayuda a las personas a ser mejores y, por lo tanto, los indicadores de medición de su valor pertenecen a los de desarrollo humano, que son más difíciles de medir a diferencia de indicadores económicos como el PIB. “¿Cuántos libros hay que leer al año para ser feliz? Eso es complicado. Todavía no hemos desarrollado estas medidas para argumentar de manera cuantitativa por qué la cultura es buena”, dijo.
Por su parte, Luis César Herrero dejó en claro que la rentabilidad de la biblioteca es social y que su medición se compara con otros servicios públicos. Además, dijo que no se puede menospreciar la parte sensata y racional de la perspectiva económica, porque la cultura no se degrada por eso, sino que, al contrario, es pertinente para manejar costos. “Muchos de los gestores públicos se escudan diciendo: ‘Yo no tengo por qué demostrar que soy rentable’. Me parece una demagogia. Aun cuando no exista mercado, ¿cuál es la valoración que revela el público por estas instituciones sociales?”.

Después se habló de aquellas actividades que realizan las bibliotecas públicas y que suponen costos de infraestructura y capital humano. Natalia Espejo agregó un ejemplo donde una biblioteca tiene tres servicios y a uno de ellos se le dedica más esfuerzo, recursos y tiempo, cuando de pronto ese servicio es el que menos consume la gente o manifiesta que no le interesa porque menos beneficios le representa. “Entonces yo no puedo seguir pensando que eso es valioso porque así es, porque yo lo pienso, porque así me enseñaron en la academia, si el consumo de la gente y lo que recibe como efecto no está siendo coherente. Y eso me lo expresa una cifra. Por eso, para nosotros, se trata de una investigación cualitativa que se expresa en cifras”, dijo.
Luego se desarrollaron otras temáticas relacionadas, como la importancia de acercar la investigación científica en economía a los gestores culturales, especialmente a los bibliotecarios. Pero también se habló sobre la evolución de las bibliotecas públicas. Al respecto, Luis César Herrero comentó que las bibliotecas no son ya las únicas depositarias del conocimiento humano, pues la información se encuentra también en Internet. Sin embargo, las bibliotecas lo han entendido bien, integrando en su perfil elementos de “transformación urbana e inclusión social”. Por su parte, Trilce Navarrete mencionó que ahora, que debido a la pandemia los servicios son digitales, es buena idea vincularse con otras instituciones culturales como cines y museos. Además, resaltó que un punto a favor de las bibliotecas es que estas siempre han trabajado en red porque existe un sistema.
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Por último, se mencionó el caso del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, que, integrada a una política que apostó por la cultura y los espacios públicos, le cambió el rostro a una ciudad que en los años 80 vivía agobiada por la violencia.
Este conversatorio fue parte del ciclo “Conversatorios con Valor”, realizado a partir del proyecto “Las bibliotecas tienen valor, estudio de valor económico y social del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín”, en el marco del Programa Iberoamericano de Bibliotecas Públicas – Iberbibliotecas.

El dato
En el Perú, la Ley de Presupuesto del Sector Público para el año fiscal 2021 ha destinado 232,085 soles como pago de cuota internacional al Programa Iberoamericano de Bibliotecas Públicas – Iberbibliotecas.
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Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Áreas de interés: periodismo científico, repositorios institucionales e industria editorial. Contacto: cesar_023@hotmail.com
Interesante. Hace como 3 lustros leí un autor cuyo nombre no recuerdo. Decía que «Las bibliotecas son herramientas para el cambio social». Su rentabilidad es enorme pero no puede calcularse en términos monetarios simplemente. El caso de Medellín sirvió de ejemplo y toda Colombia lo ha replicado desde hace 15 o 20 años. Chile tiene otro modelo, muy exitoso. Pero en el Perú no hay una ciudad, mucho menos una provincia o un departamento en los que las bibliotecas locales trabajen como sistema. Peor aún, las universidades del estado tampoco lo han logrado, con excepción de Arequipa quizás, y pongo en condicional porque no lo he comprobado.
Así estamos. Es hora de crear una Dirección General de Bibliotecas, que comprenda las escolares que el MINEDU desmaneja, o mejor, un Vice Ministerio de Bibliotecas que tenga a su cargo el SNB para quitar ese peso o lastre a la Biblioteca Nacional del Perú.