
El nombre de la rosa. Año: 1986. Director: Jean-Jacques Annaud. Protagonistas: Sean Connery, F. Murray Abraham y Fiódor Shaliapin Jr. Duración: 131 minutos.
✎ Lcda. Paoly Gamboa
Intriga, secretos y poder se entrelazan en El nombre de la rosa, la aclamada película basada en la novela de Umberto Eco. En una abadía medieval del siglo XIV, el fraile franciscano Guillermo de Baskerville y su joven aprendiz Adso de Melk se sumergen en un oscuro misterio de muertes inexplicables. Pero más allá del suspenso, la historia revela un conflicto aún más profundo: el papel del bibliotecario y la biblioteca como guardianes del conocimiento, donde el saber es cuidadosamente custodiado y la verdad se oculta entre los muros de un laberinto.
En la abadía, la biblioteca no es solo un lugar de resguardo de libros, sino un símbolo del poder intelectual. El bibliotecario, interpretado por el monje Jorge de Burgos, asume el rol de guardián del conocimiento y decide qué información debe ser preservada o destruida. Esta figura encarna la idea de que el saber puede ser peligroso si desafía las creencias establecidas. Su negativa a permitir el acceso libre a los textos refleja la censura ejercida por las instituciones de la época para mantener el control ideológico.
Por otro lado, Guillermo de Baskerville (Sean Connery) representa una postura opuesta. Como hombre de pensamiento racional y crítico, defiende la búsqueda del conocimiento a través de la investigación y el cuestionamiento. Su papel desafía la autoridad del bibliotecario y plantea una crítica hacia el uso del saber como instrumento de dominación.
Uno de los elementos más emblemáticos de la película es la representación de la biblioteca como un laberinto. Este espacio físico, lleno de pasillos oscuros y corredores intrincados, simboliza la complejidad del conocimiento y las dificultades que derivan de su búsqueda. Cada puerta cerrada y cada pasadizo confuso representan las barreras impuestas por el poder para impedir el acceso a la verdad.
Además, el laberinto también refleja la naturaleza misma del saber: infinita y en constante expansión. Para Guillermo, recorrer el laberinto significa enfrentarse a los desafíos físicos y a los dilemas éticos y filosóficos sobre la libertad de pensamiento.
El nombre de la rosa nos invita a reflexionar sobre la importancia de la preservación del conocimiento y el acceso libre a la información (una obra con casi 40 años de divulgación, que se anticipó a exponer las interrogantes que contribuyeron a plantar los cimientos del Movimiento Open Access). Aquí, la figura del bibliotecario, hoy profesionalizado como bibliotecólogo, aunque inicialmente asociada al control y la censura, también pone en evidencia la responsabilidad que conlleva el resguardo del saber. En la actualidad, esta reflexión sigue siendo relevante, especialmente en un mundo donde el acceso a la información puede ser limitado o manipulado.
En definitiva, la película no solo es una narrativa intrigante de misterio, también es una poderosa meditación sobre el conocimiento como fuente de libertad y cuestionamiento. La figura del bibliotecólogo y el simbolismo del laberinto nos recuerdan que, aunque el saber pueda ocultarse o ser restringido, siempre habrá quienes busquen develar la verdad.
★★★
Novedades bibliográficas

Catalina Naumis Peña y Adriana Suárez Sánchez (coordinadoras).
Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información, 2025 (247 páginas)
Repositorio IIBI UNAM

Davide M. Parrilli.
Springer Nature, 2025 (127 páginas)
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Bibliotecóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Estudiante del Máster en Gestión y Políticas Culturales UCV. Posee conocimientos en gestión de colecciones fotográficas, análisis de datos y alfabetización informacional y digital.