El miércoles 27 de noviembre se realizó el último Seminario de la Realidad Bibliotecológica. No el último del año, el último, en definitiva.
Escribe: Carlos José Mejía Chambi
El seminario de la Realidad Bibliotecológica consistió en un ciclo de conferencias impartidas en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. A mis compañeros y a mí nos correspondió llevar a cabo la última de ellas. Daré mi testimonio de ello.
Ninguno de nosotros sabía en ese momento que se nos había asignado la última fecha del seminario. De hecho, ni mis compañeros ni yo nos enteramos de ello inicialmente, hasta que la profesora del curso, Roxana Albarracín, nos lo mencionó en las clases previas a la organización de las ponencias. Decidí centrar mi atención en investigar más sobre el llamado Seminario de la Realidad Bibliotecológica, y fue así como descubrí el artículo de César Antonio Chumbiauca, en el que relataba la participación de don Marco Aurelio Denegri en uno de los mismos. La noticia de este hecho me impresionó y me hizo dar cuenta de que no estábamos ante una actividad cualquiera. Surgió, entonces, una pregunta que se impuso por sí sola: si este era el último seminario, ¿cuál fue el primero? La curiosidad me llevó a buscar esa información. Sin embargo, durante mis averiguaciones, no encontré a nadie que pudiera decirme su historia. La profesora a cargo del curso apenas conocía al respecto, ya que fue designada para él solo en el último año.
Durante esas búsquedas, y tras un periplo por las oficinas de la facultad, me dirigí a la oficina del señor Nicolás Herrera Albarracín. Vayan por delante mis agradecimientos hacia él por su amabilidad y diligencia desde el principio. Este experimentado archivero me asistió cordialmente y, con un mucho de paciencia, me ayudó a encontrar lo que necesitaba. Aunque nos llevó tiempo, finalmente dimos con la información requerida.
Primero se revisó los planes de estudio de los años 1985 y 1994 de la Escuela de Bibliotecología; en ninguno de ellos aparecía el nombre del curso ni uno similar. Luego, se consultó en el “Reporte General Tabla de Equivalencias y Sustituciones”, un documento en el que sí encontramos el curso bajo su nombre actual, “Seminario de la Realidad Bibliotecológica”. Este documento también reveló el plan de estudios al que pertenecía desde su inicio en 1996. Para mayor certeza, consultamos otro documento, un plan de estudios titulado “Plan de Estudios P2000 – Plan de Estudios 2000 – Régimen Semestral”, donde se detallaban todas las equivalencias de sus planes anteriores. Debido a su antigüedad, este documento es apenas legible, y en su esquina inferior derecha se encuentra un sello cuyo diseño resulta indescriptible.
A propósito de esta fecha, decía Cesar Chumbiauca: “Nadie sabe cuándo, por primera vez, se dio el primer Seminario de la Realidad Bibliotecológica, uno de los cursos más mediáticos de la Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información de la UNMSM, pero podemos decir con certeza que al menos fue antes de 1996, como se muestra en un tríptico de dicho año”. Esto no es cierto, por lo menos no con ese mismo nombre. Como se ve en la imagen es precisamente desde ese año que se realiza el seminario, desde el año 1996, y no antes. Claro que se puede colegir que el curso que sale como equivalente, Información Documentación, Estudio y Realidad, sea también su predecesor y que este mismo haya tenido formato de presentación de seminarios, pero no podemos afirmar ello con seguridad.
Vistas las fechas, el Seminario de la Realidad Bibliotecológica lleva 28 años al servicio de la bibliotecología peruana, con esto en mente se realizó su clausura. Clausura de la que me tocó ser presentador.
Así, a las seis y quince de la tarde del miércoles 27 de noviembre, se inició la presentación de la ponencia organizada por nuestro grupo: “Yachay Qhapaq”. Este seminario, en sí, tomó por sorpresa a los asistentes al noticiarles de que, en cierta forma, esta era la fecha de clausura de todos los seminarios. Hubo poco público por parte de los estudiantes. Asimismo, entre los presentes no se encontraban las figuras más representativas de la bibliotecología peruana o profesores de la escuela. Aun así, el público se mostró atento y dispuesto durante todo el evento, evidenciando su disfrute. Esto se debió a que los ponentes hicieron gala de sus conocimientos con una amena y docta pedagogía. Los cuatro presentadores hablaron de la Cultura Ambiental y cuál es el rol de los bibliotecólogos en ella. Fue un evento redondo, por decirlo de alguna manera. Más aún, cuando, una vez terminadas las ponencias, se realizaron sorteos de becas, libros, suscripciones y otros premios por ser partícipes de la actividad. El evento concluyó con una foto conjunta de todos los presentes.
La organización no hubiera sido posible sin el apoyo de nuestros patrocinadores y auspiciadores. Hago especial mención a la Asociación de Bibliotecólogos y el Colegio de Bibliotecólogos que nos respondieron mediante documentos firmados y ofrecieron sus servicios de apoyo al enterarse de el cierre definitivo de los seminarios.
Es una lástima que el curso haya sido eliminado, y como alumno, no conozco las razones que motivaron su supresión en el plan de estudios actual. Sería mezquino intentar buscar culpables; sería más sensato, en cambio, entender los motivos detrás de esta decisión. Los seminarios se llevaron a cabo en semanas consecutivas y en un período muy corto. Tal vez esto influyó en que, poco a poco, la asistencia al evento fuera disminuyendo con cada conferencia.
Desde esta revista, insto a que estos seminarios se realicen de otra manera. Tal vez ya no de la forma en que se llevaron a cabo, sino con una frecuencia menor, como dos o cuatro conferencias al año, y dejando de lado el formato de curso con evaluación para mantener vivo el Seminario de la Realidad Bibliotecológica. Que este llamado llegue a oídos de profesores y alumnos para tomar acciones al respecto.
Resulta aventurado aquilatar la importancia del seminario en este momento. Habrá que dejar pasar el tiempo para determinar su relevancia y la falta que hará en el desarrollo y difusión de la bibliotecología en el Perú. Solo queda preguntarnos: ¿Cuántos profesionales compartieron su experiencia y formación en él? ¿Cuántas veces sirvió como punto de reencuentro fraterno entre colegas? ¿Cuánto aprendieron en él los futuros bibliotecólogos? Todas estas preguntas nos desbordan.
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Estudiante de la carrera de Bibliotecología y Ciencias de la Información. Por vocación, abandonó otra carrera profesional en la ciudad de Arequipa y se trasladó a Lima. Tiene especial afinidad y gusto por las bibliotecas. Por la pandemia, y los problemas que surgieron de ella, se vio forzado a interrumpir sus estudios en San Marcos. Ha realizado prácticas en la región de Puno y conoce la realidad de sus bibliotecas.
- Este autor no ha escrito más artículos.
Interesante tratar de indagar sobre los origines de un curso que permitía a los organizadores como gestionar un evento, conseguir expositores sobre un tema específico, trabajando en equipo. Quizás si el autor hubiera tenido más tiempo, creo podría localizar a los colegas de bases anteriores a la 96 y mediante la técnica de entrevista poder tener una fecha con mayor precisión.
Quiero felicitar a quien compartió este testimonio. Se nota el esfuerzo, la dedicación y el amor por la carrera. Organizar y presentar la clausura de un seminario tan importante no es fácil, y lograrlo de forma tan especial es digno de admirar.
Da pena que algo tan valioso haya llegado a su fin, pero aún hay esperanza si se replantea con nuevas ideas, este seminario podría seguir inspirando a más personas, tal como lo mencionó el estudiante Mejía. Ojalá se escuchen estas palabras y se haga algo para que su legado no desaparezca.