
Con voz infantil y melodiosa
José María Eguren
con fresco aroma de abedul
habla de una vida milagrosa
la niña de la lámpara azul.
Es considerada una de las primeras bibliotecarias peruanas especialistas en bibliotecas infantiles. Trabajó desde 1960 hasta 1978 en la sala infantil de la Biblioteca Municipal del Callao, realizando una magnífica labor que hoy recuerdan con gran cariño varias generaciones de chalacos por lo beneficioso que significó en sus vidas.
Elsa Lidia Echegaray Molina, bibliotecóloga, especialista en literatura infantil y docente de la Escuela Nacional de Bibliotecarios, tiene una historia muy interesante.
La fábula de su vida empieza un 8 de octubre (Día del Combate de Angamos), cuando en el hogar de la familia Echegaray Molina dio su primer grito en el mundo real una hermosa niña que llegó en una fecha histórica, como presagiando que su vida sería un combate permanente contra la falta de lectura infantil, la indiferencia de los padres por incentivar la lectura entre sus niños, la falta de estrategias de lectura de los profesores y contra nuestro sistema educativo que no promueve un sistema de bibliotecas infantiles. En suma, males que, a pesar del tiempo transcurrido, aún no han sido solucionados.
La lámpara azul de su vocación empezó a brillar desde muy temprana edad. «Mi inquietud por la narración de cuentos empezó desde mi niñez, tendría 6 o 7 años, recuerdo escuchar por radio Las mil y una noches. La voz del narrador era maravillosa, salía fascinada de la lectura. Ello también pudo impulsar mi curiosidad por memorizar y recitar poesía. En mi colegio fui quizá la recitadora oficial para fechas especiales. En los colegios, tiempo atrás, se acostumbraba a los estudiantes a recitar poesía en el Día de la Primavera, Día de la Madre, Día de la Bandera, entre otras fechas», me cuenta Elsa.

«A los 16 años empecé a trabajar como auxiliar de Biblioteca Pública en el Callao, luego de haber terminado mi secundaria en el General Prado, donde tuve la gran fortuna de llevar teatro con la recordada actriz peruana Melanie Frayssinet de Gayoso. Ella me recomendó para trabajar en la Biblioteca Pública del Callao, porque necesitaban a una persona que hiciera títeres y teatro para ayudar en la difusión de la literatura infantil en la sala de niños. La actividad fue liderada por Melanie. Allí conocí a quien fue un hada madrina en mi vida: María Antonieta Ballón Delgado, recordada bibliotecaria, quien me influenció y propuso estudiar bibliotecología. En aquel entonces ella era directora de la Biblioteca Pública del Callao».
Siguiendo los consejos de su hada madrina, la inquieta jovencita ingresó a la ENB y egresó en la promoción de 1966.
Elsa recuerda con satisfacción lo bien que fue trabajar ahí: «Con los años, me dieron el cargo en la sala de niños, era un ambiente muy acogedor, con muebles cómodos y pintados de colores. Había colecciones de muchos cuentos ilustrados, excelentes editoriales. Las adaptaciones a los cuentos eran bien hechas, no eran malas copias. Además, se programaron actividades de títeres, teatro, dibujo, pintura y origami. La cantidad de niños que iban a la biblioteca era grande. De la sala de lectura de niños del Callao, salieron personas que luego se transformaron en profesionales destacados en el mundo de la cultura, médicos, ingenieros, entre otros».
Los métodos para captar la curiosidad de los niños son de vital importancia. Eso lo sabía perfectamente Elsa, quien con gran eficiencia manejaba varios recursos didácticos para incentivar la lectura, como teatro infantil, teatro de títeres, «Cuéntame un cuento», «Había una vez» y «Crea un cuento», estrategias que aprendió en la Universidad de Antioquia, Colombia, donde estudió la especialidad de Literatura Infantil, becada por la OEA en 1972.
A su regreso, Teresa Silva Santisteban, directora de la ENB, la convocó para que enseñara el curso de Literatura Infantil, donde pasó años maravillosos transmitiendo sus conocimientos a los nuevos bibliotecarios. Un mágico lugar donde conoció al príncipe azul de su historia de cuento.

La profesora Elsa fue para mí la lámpara azul que iluminó el mágico mundo infantil que habitaba en el fondo de mi ser, que, con el tiempo, floreció en varios cuentos infantiles que tuve la suerte de publicar, ya que es en la primera infancia donde se debe motivar a los niños a la buena lectura. Elsa siempre remarcaba: «La lectura debe ser un hecho natural en la vida de un niño, un juego».
«La manera de vincularme con los niños fue mirando su reacción ante la narrativa. Siempre he considerado importante la palabra dirigida a los niños a través de cuentos que tengan mucha fantasía y magia. Solo los grandes genios de la literatura infantil han logrado acercar al niño a una narrativa maravillosa, quedando estos encantados por generaciones. Cuando la narración de cuentos terminaba, los niños querían escenificar la obra, escogiendo el personaje a interpretar. La experiencia en la Biblioteca Pública del Callao fue realmente maravillosa».
La bibliotecología nunca se termina de aprender. Elsa estudió licenciatura en Bibliotecología y Ciencias de Información en el año 1982 en la UNMSM.
Cuentan las crónicas de la época que el encuentro de Elsa con Antonio Maldonado Luna fue una verdadera historia de un príncipe y la bella durmiente, donde finalmente el amor triunfó. La bendecida pareja se casó en la Iglesia Santísima Cruz de Barranco. Fueron testigos de la boda la niña de la lámpara azul, los reyes rojos, Peregrín cazador de figuras, el Andarín de la noche y el Duque Nuez. Comieron perdices y fueron felices.

Entrevista de archivo
Desde la perspectiva profesional, ¿cuándo descubres al niño, Elsa?
Mira, no sería descubrir, diría que es afirmar mi preocupación de por qué el niño no se comunica con los demás.
¿Factor de comunicación en la biblioteca?
Sí, es decir, un factor muy valioso y poco apreciado. La biblioteca infantil tiene un lugar preponderante, pues el niño, a través de la lectura y animación de esta, genera una muy amplia disposición para el dialogo, es decir, los resultados de la creatividad.
¿Y el libro qué papel juega para ese amplio diálogo?
Te diré que el libro infantil está poco desarrollado en nuestro medio, y me refiero al nivel técnico de este tipo de libro, que es ajeno a la creación de literatura para niños y de niños, como ha quedado demostrado en el Primer Seminario de Bibliotecas en lo referente a los autores peruanos. No obstante, esto se compensa con las bellísimas ediciones extranjeras. Pero el factor libro está en primer lugar como elemento motivador y agregaría que este material, a no dudar, llena el vacío que crea en el niño ese sentimiento de SOLEDAD PERSONAL, ayudándolo con la fantasía y la imaginación.
Nos impresiona esa declaración de SOLEDAD PERSONAL, ¿cómo lo explicarías?
Bien, de primer momento es lo que yo he captado en el ejercicio profesional de casi veinte años, edad joven, si se quiere, en el trabajo con niños. Y esa fue la hermosa experiencia que recogí en la sala infantil que se abrió en la biblioteca pública en el Callao, a donde los niños llegaban con la alegría de sus años felices, pero con falta de emoción para enfrentar y contemplar el mundo que los rodeaba y más cuando esos niños eran un mundo por crear, por descubrir; es allí donde, con los libros y actividades de animación para la lectura, se logró vencer esa SOLEDAD PERSONAL, que en definitiva es material y donde los adultos juegan un papel que no debemos dejar a un lado por nuestro cotidiano quehacer.
¿Todo eso se produce y tiene solución en la biblioteca?
En definitiva, sí. Pero no debemos únicamente manifestarlo, tenemos que poner las cosas en acción y desarrollar las bibliotecas infantiles.
David Yépez Vidal
Bibliotecólogo e investigador.Lima, 2015.
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Nació en Ayacucho. Bibliotecólogo de profesión con más de cuarenta años de experiencia. Narrador de cuentos, autor-editor de cinco obras de corte infantil-juvenil. Colabora en revistas y periódicos de Huaral. Gestor de los blogs: Bibliotecologia & Literatura, Crónicas de Pauza y Huaral Huaralín. Trabaja en la biblioteca del SENATI. Contacto: fpebe9@yahoo.com