¿Es todo el objetivo de las bibliotecas penitenciarias preparar a sus usuarios para la reinserción social? ¿La seguridad carcelaria es una limitante a las actividades de fomento de la lectura? ¿Cómo deben ser las colecciones?
El Programa Iberoamericano de Bibliotecas Públicas, Iberbibliotecas, desarrolló el 29 de julio la charla virtual “Experiencias bibliotecarias en contextos de privación de libertad”, en la cual los participantes supieron dejar en claro el contexto carcelario y romper algunas ideas que podemos tener sobre este tipo de unidades de información.
Si usted ha oído decir que la cárcel está para que los culpables se pudran en ella, Miguel Rivera, coordinador del Plan de Bibliotecas en Recintos Penitenciarios de Chile, no está de acuerdo. Rivera no cree que las cárceles sean lugares de aniquilación de la dignidad; todo lo contrario: “Nos preocupamos mucho de que la biblioteca sea el mejor espacio de la cárcel para que ya el hecho de estar en un lugar digno sea un beneficio para las personas, para que quieran ir solamente por estar en un espacio así de luminoso, así de limpio, así de —insisto— digno”.
Al principio de su labor, el equipo de Miguel Rivera pensó que el deber de la biblioteca era formar actitudes para la “reinserción social”, pero al poco tiempo se dieron cuenta de que eso no atraía a los internos, pues para ellos el problema no es recapacitar, sino la falta de oportunidades. Así que la biblioteca se orientó a hacer más llevadera la vida al interior de la cárcel, convirtiéndose en un espacio de reflexión, aprendizaje y disfrute.
Por su parte, Viviane Pinto, bibliotecaria en el Departamento Geral de Ações Socioeducativas DEGASE de Río de Janeiro en Brasil, quien trabaja en la promoción de la lectura como práctica sociocultural en adolescentes privados de la libertad, dijo: “La lectura como un proceso educacional ayuda a los adolescentes a repensar su historia”, e hizo énfasis sobre su labor con jóvenes que piensan que su vida está truncada. No es fácil, porque además la mayoría es analfabeto funcional, lo que exige formar capacidades lectoescritoras.
El tercer participante fue Luis Alberto Ángel, sociólogo y gestor de la Biblioteca Juan Gelman del CUSAM, Unidad Penitenciaria 48, Buenos Aires, Argentina. Esta biblioteca es un caso particular porque funciona gracias a un convenio entre el centro penitenciario y la Universidad Nacional de San Martín, lo que permite realizar actividades de formación universitaria dentro de la cárcel. Así la biblioteca se reafirma como un lugar de aprendizaje. “Para nosotros la biblioteca funciona como un espacio político de discusión de ideas y de crítica”, dijo Luis Alberto.
Un problema común que los tres ponentes manifestaron fue que la seguridad de los centros penitenciarios dificulta el trabajo, lo que ocasiona que los reclusos no siempre bajen a las aulas o que profesores o invitados no siempre puedan ingresar al penal. Para el orden carcelario, mientras menos personas circulen y se mantengan en sus celdas, es mejor. Por eso Luis Alberto critica el uso político que se tiene de la seguridad: “Castigar a los que están adentro para brindar seguridad a los que están afuera (…). El único derecho que la condena penal sarcena y prohíbe es el derecho a la libertad ambulatoria. Todos los demás derechos tienen que estar garantizados”.
En línea con lo anterior, Miguel Rivera también afirma: “Nuestra principal dificultad es luchar contra la seguridad”. Debido a eso, su equipo realiza actividades para concientizar al personal penitenciario para que entiendan los objetivos de la biblioteca y no pongan trabas a su uso, pues los gendarmes en muchos casos no están familiarizados con los libros y la cultura. Asimismo, lamenta el desinterés administrativo cuando por falta de espacios, la biblioteca resulta ocupada e incluso termina cerrada. “La biblioteca muchas veces es el hilo más delgado”, dijo.
Esta charla estuvo moderada por Paulina Castañeda de Iberbibliotecas y se encuentra disponible en la página de Facebook de Iberbibliotecas y YouTube.
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Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Áreas de interés: periodismo científico, repositorios institucionales e industria editorial. Contacto: cesar_023@hotmail.com