La profesora Isabel Miranda Meruvia (13 de mayo de 1947) ha dejado de enseñar en la Escuela de Bibliotecología y CC. II. de la UNMSM. En dicha casa de estudios fue docente, directora de la Escuela, jefa de la Biblioteca de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas y directora de la Biblioteca Central.
Comenzó de mecanógrafa en la Biblioteca Nacional. Al poco tiempo, por recomendación de la bibliotecaria Lucila Valderrama (1923-2013), se animó a ingresar en la Escuela Nacional de Bibliotecarios en 1976, donde terminó como técnica, y luego, con el pase de la ENB a San Marcos, siguió los estudios complementarios en la universidad para obtener el título de licenciada. Pero fue gracias a Lucila Valderrama que aprendió mucho sobre bibliografía trabajando bajo sus órdenes en la Dirección General de Bibliografía Nacional y Ediciones de la BNP.
El trabajo era duro. Había que pasar varias horas sentada en una silla de madera y frente a una máquina de escribir elaborando decenas de fichas, incluso para ir al baño había que cumplir cierta cantidad. En aquel entonces Isabel Miranda era muy delgada y eso a la señora Valderrama le preocupaba, así que le exigía solo lo que era justo.
Pero el esfuerzo tuvo su recompensa. En la BNP sabían que elaborar ingentes cantidades de fichas bibliográficas era una tarea demandante y que era necesario modernizar los procesos técnicos. Así fue como Isabel Miranda fue una de las enviadas al extranjero para informarse de los avances en ciencia bibliotecaria. De este modo se introdujo en la BNP el uso del formato MARC y el MicroIsis. Más tarde, se convertiría en la directora de la Dirección General de Desarrollo de Colecciones y con esas credenciales se presentaría a una convocatoria docente en la Escuela de Bibliotecología y CC. II. de San Marcos. Obtuvo la plaza con una clase magistral en materia de depósito legal.
San Marcos y la visita al penal Castro Castro
A nivel de grados académicos, la profesora Isabel Miranda se quedó solamente con su título. Nelly McKee, quien también fue una docente muy querida, le sugirió especializarse en pedagogía, y así lo hizo, llevando cursos de corta o mediana duración, incluso se inscribió para seguir una maestría, pero fue absorbida no solo por su labor docente, sino por otras funciones administrativas, pues llegó a convertirse en directora de la Escuela y también llegó a ser jefa de la Biblioteca de la Facultad de Letras. Ahí supo mejor que nadie que urgía un verdadero sistema de bibliotecas en la universidad, asunto que le preocupó por varios años.
Pero hay un noble episodio que vivió mientras fue directora de la Escuela (2004-2010). Cierto día del año 2008 recibió un documento del Instituto Nacional Penitenciario (INPE). En él se solicitaba extender una invitación a los estudiantes para que de manera voluntaria pudieran ayudar a organizar una biblioteca al interior del penal Castro Castro. Al ver que enviar a los alumnos iba a ser difícil, ella misma se ofreció.
La biblioteca la había fundado Yehude Simon durante los años que pasó en prisión entre 1992 y el 2000 por manifestarse contra el régimen de Alberto Fujimori. Pero cuando la profesora Isabel Miranda conoció la biblioteca, el mediático político ya había sido liberado, así que la biblioteca estaba cerrada. No obstante, su apertura se hizo un clamor de los internos, especialmente de aquellos sentenciados por terrorismo, en su mayoría exuniversitarios de Lima y Ayacucho. Veinteañeros.
La profesora Miranda no los juzgó como lo haría cualquiera que se considere moralmente superior. Por el contrario, aunque tuvo algo de temor al inicio, supo después que esos jóvenes ansiaban los libros para liberar sus mentes, reconciliarse consigo mismos y sentirse aún dignos. Ella aceptó brindarles a los mismos internos capacitación en organización de bibliotecas, pues todo lo que tenían eran fichas grandes guardadas en cajas de zapatos. De ese modo, llegó a un acuerdo con el director del penal sobre el plan de visitas y para que la recogieran en la universidad en los días pactados. Literalmente, se la llevaban a la cárcel.
En el año 2011 asumió el cargo de directora de la Biblioteca Central de San Marcos. Lo primero que se hizo fue evaluar los servicios aplicando LibQual. Los resultados arrojaron colecciones desactualizadas, computadoras malogradas y un sistema de estantería cerrada que descontentaba la visita de los usuarios. Estando así la situación, ella y todo el equipo de profesionales pusieron manos a la obra, siempre reconociendo el esfuerzo de todos, porque Isabel Miranda sabe que una persona puede ser muy empeñosa, pero solo con el apoyo de los demás es como se alcanzan las metas. Otro punto importante de esa etapa es que comenzaron las gestiones para migrar de sistema integrado de gestión bibliotecaria, que en aquel momento era provisto por la empresa española Sabini. He aquí que se tuvo que lidiar con un asunto delicado, pues Sabini poseía la data de los registros y desafiliarse no era nada fácil. Pero con el tiempo se pudo migrar a KOHA y luego a un sistema más sofisticado.
El retiro
La profesora Isabel Miranda aún podía haber permanecido un poco más en la docencia, pero a puertas de cumplir 74 años, ha preferido dejar ese trajín que es la vida universitaria cada vez más exigente, aún más en la pandemia, aunque ella, consecuente con su profesión, supo adaptarse a las nuevas tecnologías educativas. Lo que más quiere en este momento es estar pronto con su hijo quien se encuentra estudiando en Madrid, así que espera el fin de la pandemia para hacer ese viaje. Más adelante se dedicará a escribir sobre su experiencia profesional, ya sin presiones.
Desde la revista Otlet, quienes fuimos sus alumnos les damos las gracias por sus enseñanzas y consejos y le deseamos buena suerte en sus nuevos propósitos.
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Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Contacto: cesar_023@hotmail.com
