Desde hace algunos años tenemos una oleada de eventos que se han venido transmitiendo a través de las redes sociales, y que, a su vez, se han explotado en demasía en la etapa de pandemia; es así como se dio a conocer los Encuentros de Actualización Profesional Integrada para Bibliotecólogas/os y Estudiantes Latinoamérica (Enapibe), y con ellos, a su gestor y director, el docente José María Williams, procedente de Buenos Aires, Argentina.
¿Como llegó al mundo de las bibliotecas y la bibliotecología?
Llegué a la profesión a mediana edad, con 35 años, luego de haber tenido experiencias laborales y académicas muy diversas en mi primera juventud. En ese sentido, impulsado por la crisis del desempleo en Argentina de los 90 y buscando una reinvención laboral, recuerdo que un amigo me acercó al mundo de las bibliotecas sabiendo de mi afinidad por el libro. Él estudiaba en la Escuela Nacional de Bibliotecarios de la Biblioteca Nacional de Argentina y era becario en una biblioteca popular de Palermo por la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares.
Los dos primeros años continué en un pequeño negocio comercial que agonizaba, y ya en tercer año pude empezar a dedicarme de lleno a la bibliotecología. En este momento, exactamente, no tengo los datos, pero sí la percepción de que había más oportunidades laborales.
Mi primera experiencia laboral bibliotecaria fue como becario en la Biblioteca Juan N. Madero de San Fernando y casi al mismo tiempo fui convocado para una pasantía en la Universidad de Lomas de Zamora; y estando ahí, el decano de la Facultad de Derecho de ese entonces, el doctor Alejandro Tulio, quien era además Secretario del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora, me convocó para hacer una pasantía en los Tribunales de Lomas Zamora.
Me faltaba un final, y por eso siempre digo que fui bibliotecario jurídico antes que bibliotecario. Mi primer concurso lo rendí con certificado de título en trámite y, si bien no lo gané, por ese orden de mérito pude ingresar al Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires en planta permanente. Luego de un ascenso por mérito en 2006, en 2009 llegué a ser jefe de una de las 23 bibliotecas jurídicas del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires.
Paralelamente, siempre trabajé en otro tipo de bibliotecas, entre ellas, dirigí durante siete años la de un terciario (Instituto de formación superior no universitario) de San Isidro (CESYT) y colaboré, bajo contratos precarizados o ad honorem en varias bibliotecas populares, con excepción de Biblioteca Popular 20 de diciembre de Escobar, que me contrató en blanco (formalmente) con todos los recaudos de ley.
Desde 2015, inicié suplencias en el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica 15 de Campana y a partir de ahí me formé en el área pedagógica y pude ganar varios concursos, por los cuales hoy dicto ocho materias entre el ISFDyT 15 de Campana e ISFDyT 114 de Villa Ballester.
Usted es jefe de una biblioteca del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires. ¿Cuál es el rol del bibliotecario y su importancia dentro de estas instancias?
El rol de las bibliotecarias y los bibliotecarios dentro del Poder Judicial es de una importancia esencial. Por supuesto que ha ido evolucionando, tanto como el rol bibliotecario dentro de los distintos tipos de unidades de información.
La producción y acceso autónomo a distintos recursos de información en la era digital, junto con el cambio generacional y la incorporación de milenials y centenials, indudablemente ha impactado en la forma de una modificación radical en los procesos de intermediación. Lo menciono, aunque quizás no todos los colegas estén de acuerdo con ello. A mí me gusta evaluar este proceso desde el análisis comparativo entre las dos normas que estuvieron vigentes desde que yo pertenezco al Poder Judicial.
Cuando ingresé y rendí mis primeros concursos estaba vigente la Acordada (Acuerdo o legislación que dicta sus propias normas) 2051 y actualmente fue reemplazada por la Acordada 3751, ambas regulan el funcionamiento de las bibliotecas dentro del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires. Como toda modificación regulatoria, se ha debido al cambio de las circunstancias de la realidad, por citar un solo ejemplo de la continuidad o evolución, nuestro sistema jurídico que es continental romano (sistema que también se maneja en el Perú), considera la fuente primordial del derecho a la ley y, hasta fines del siglo pasado y principios de este, la garantía última para la labor jurisdiccional y el dictado de la sentencias era la fuente producida por las bibliotecas con el registro y actualización que hacían de las leyes. Esto ha cambiado, hoy hay fuentes directas para que el magistrado pueda fallar con rigor de apego a la legislación vigente, es decir, ahora se ingresan a diferentes fuentes y bases de datos digitales.
¿Cuáles son las expectativas del profesional de la información en Argentina?
Bueno, yo no podría arrogarme una respuesta de esa naturaleza, porque no estoy en situación expectante, ya que estoy transitando el tramo final de mi carrera profesional. Sin embargo, como observador, y a través del contacto con jóvenes profesionales de Argentina y de otros países, como es el caso de ustedes, mi percepción es la de una vanguardia pujante, con una fortísima vocación y sin temor a los cambios permanentes en el escenario informacional.
Cuál es su opinión sobre la participación política de los bibliotecólogos y el surgimiento del movimiento Sindicalizándonos.
Aquí también voy a opinar como espectador desapasionado. En lo personal, recibo con mucha alegría el salto cualitativo que están por dar las y los colegas que integran el colectivo Sindicalizándonos, que ya están tramitando su estatus sindical y su incorporación a la Central de Trabajadores Argentina (CTA). Siempre me van a encontrar, desde mi juventud, en la base y posicionado en la defensa de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores.
Como bien sabemos, el derecho es vida social formalizada y alcanzar el status sindical por las y los colegas, se da partir de años de lucha y largos debates, superando diferencias en su construcción para llegar a este momento. Asimismo, si bien es cierto que esta vida social no puede ser analizada desde un determinismo mecanicista, como el de las ciencias naturales, porque no hay un resultado necesario como consecuencia de las condiciones de la realidad, no es menos cierto que este proceso no hubiera surgido, evolucionado y llegado a su concreción, si no hubiera en la realidad del quehacer laboral bibliotecario situaciones que requieren acciones de defensa de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores y que no han encontrado viabilidad en organizaciones históricas.
Para cerrar esta respuesta, no quiero dejar de mencionar que en esta defensa de los derechos de las bibliotecarias y los bibliotecarios no solo emerge SiTBA (Sindicalizándonos – Sindicato de Trabajadores Bibliotecarixs Argentinos), sino también el Colectivo de Bibliotecarios de Neuquén, quienes están trabajando fuertemente para el reconocimiento de la especialidad, donde hay postergaciones en el acceso al cargo, debido a la categorización que se da en el proceso de contratación pública, donde priorizan a los docentes antes que a los bibliotecarios, para administrar las bibliotecas.
Hace poco hubo elecciones en la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA). ¿Esta asociación sigue teniendo un peso fundamental en la defensa de los bibliotecarios argentinos?
Aquí me gustaría ser muy cuidadoso, porque ABGRA es una institución, pero son colegas, tanto quienes la integran como masa societaria; yo soy socio, como quienes tienen, y han tenido, la responsabilidad de dirigirla en sus distintas etapas históricas.
De tal manera que podríamos considerar dos dimensiones, una objetiva y otra subjetiva, y es entonces que mi opinión debe tomarse en el sentido objetivo de la organización, como estructura jurídica y su impronta social. En tal sentido, y en términos objetivos, yo trabajo como bibliotecario desde 1998 y fui afiliado a distintos sindicatos: Utedyc, Sadop, AJB, Suteba, ahora me inscribí para el futuro SiTBA y además soy socio de la ABGRA.
La ABGRA no ha tenido ninguna incidencia en mi vida laboral, sea en lo estrictamente salarial o de condiciones más generales. Todas las paritarias (comisiones o representantes que velan por los derechos de los trabajadores de ese espacio laboral), de los distintos trabajos bibliotecarios que tuve se dirimieron en mesas en las que participaron representantes de los respectivos sindicatos que mencioné.
Por lo expuesto, la pregunta deviene en algo abstracto, sin embargo, hay un peso institucional de la ABGRA como voz relevante ante las distintas situaciones que se presentan en la realidad y en cuyas manifestaciones uno podrá estar o no de acuerdo circunstancialmente.
Mi deseo personal, como socio, y sin tener a la ABGRA como referente de acción gremial porque, como referí, mis salarios se dirimen en mesas de negociaciones en las que me representan AJB y Suteba, es que, aunque sea en el plano meramente declarativo, hubiera una línea clara en las manifestaciones en defensa del colectivo. Es decir, una voz que uno pudiera saber y con seguridad predecir como se manifestará ante situaciones que afecten los derechos de las bibliotecarias y bibliotecarios con una coherencia temporal y no según la oportunidad.
Hoy sabemos que se habla del bibliotecario de datos, la alfabetización en datos, etc., por tal motivo podemos presentar datos en relación con la pregunta formulada.
Se dice que en la Argentina hay entre 20 mil y 25 mil profesionales. Como docente he visto egresar del ISFDyT 15 de Campana desde 2018 a la fecha unas(os) 300 alumnas(os). En las elecciones que se han dado, la asociación presentó un padrón de 269 socios, alrededor de un 1,35% del colectivo profesional manifestó su voluntad, unos 137 asociados, en teoría la cantidad que sabemos, porque no se han dado a conocer públicamente todos los datos, de los cuales 70 votos expresaron su voluntad de elegir la lista que se impuso, 48 votaron a la lista opositora, 16 votos de la lista opositora provenientes del interior fueron impugnados por defectos formales y 4 votos de la lista opositora no fueron retirados del correo por la Junta Electoral.
¿Qué motivó la idea de los encuentros de actualización profesional, los ya famosos Enapibe?
Es una pregunta interesante, que me obliga a pensar en una respuesta compleja y múltiple. Podría decir que el disparador en términos de viabilidad fue la pandemia, con las posibilidades de comunicación virtual que se impusieron con carácter necesario en el ámbito educativo y que hicimos extensivo al ámbito de la actualización profesional.
En lo personal, el hecho de formarme para la docencia e incorporarme al ejercicio de la misma, naturalmente me situó en la posición de “construir” aprendizaje significativo en la interacción con otros y otras. No puedo negar que en algo de la concreción de este lindo espacio de actualización intervino mi deseo personal y las acciones que fui tomando, pero una cosa es tirar una botella al mar y otra muy distinta es lograr comunicarnos. Y esto finalmente es lo que aconteció, un fenómeno virtuoso de conexión entre grandísimos profesionales de primer nivel mundial, regional y nacional para construir este espacio que se ha consolidado rápidamente.
En la raíz de mi deseo estaba y está esta integración de estudiantes y profesionales, porque intuitivamente siempre sentí esta integración y estudiando mi especialización docente, un gran profesor me dijo: “Esto se trata de caminar juntos, la única diferencia entre ustedes y yo, es que yo pasé antes por el lugar en que están ustedes”. Hoy es una hermosa realidad y es un espacio en el que todas y todos somos socias(as) igualitarios.
¿Como docente de nuestra carrera qué es lo mejor que puede dejar a sus alumnos?
Sinceramente, no creo en sitios desde donde elevarnos para dejar algo, prefiero disfrutar de caminar juntos y juntas, estudiantes, profesionales, grandes especialistas, compartiendo experiencias y aprendiendo todas y todos. De ese caminar juntos a la par, como dice famosa canción argentina de Pappo, seguramente saldrá el mejor crecimiento individual y colectivo.
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Bachiller en Bibliotecología y CC. II. en la UNMSM. Difusora y divulgadora en Ciencias de la Información. Posee conocimientos en marketing digital, publicidad y análisis de sistemas de información. También tiene estudios en redes y comunicaciones en ISIL. Cuenta con experiencia en gestión editorial y uso de la plataforma OJS. Es miembro impulsor del Grupo de Estudios en Ciencias de la Información UNMSM, Infoacceso. Administra diversas redes sociales realizando diseminación selectiva de información. Actualmente desarrolla el proyecto InfoBiblioDifusión.
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Wendy B. Floreshttps://www.revistaotlet.com/author/wemy_bflores/
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