La lectura de historietas cumple un papel fundamental en la promoción de la lectura, eso lo saben mis contemporáneos, los que crecimos leyendo en viñetas a Tarzán, Batman, Aniceto, Doña Hermelinda, Archi, el pato Donald, la pequeña Lulú, el Llanero Solitario, entre otros. Y también lo sabe José Luis Guardia, personaje de orígenes ayacuchanos, quien, como un pacariscap villa, amauta incaico encargado de mantener los mitos, leyendas y sucesos históricos en la memoria del pueblo, sigue la tradición de sus ancestros.
Mitología, en el más alto sentido de la palabra, significa el poder que el lenguaje ejerce sobre el pensamiento, y este es un hecho efectivo en todas las esferas posibles de la vida mental.
¿Cuánto tiempo llevas en este arte y qué satisfacciones has logrado?
Era el año 2001 cuando participé en el programa Mundobús, unas bibliotecas rodantes que estaban en diferentes distritos; me tocó administrar el Bus Nº 04 que visitaba los asentamientos humanos de Los Olivos, Puente Piedra e Independencia, con la finalidad de hacer prevención primaria contra el consumo de drogas y promover la lectura en la población. La forma de atraer a los niños era a través de malabares, magia, bailes, juegos, títeres y narración oral, fue esa la oportunidad en la que compartí cuentos infantiles, populares y literarios con el público. Recuerdo que las capacitaciones con los cooperantes extranjeros en animación a la lectura fueron intensas. Esas jornadas en asentamientos humanos fueron enriquecedoras, los niños nos esperaban con sus manitos lavadas y nos despedían con sonrisas. A la fecha son veintiún años repletos de alegrías y gratos recuerdos en los que conocí directoras de colegios, profesores, bibliotecarios, líderes comunales, gestores culturales, narradores nacionales e internacionales y tres ministros de cultura. Los cuentos han sido generosos conmigo, me permitieron participar de ferias internacionales del libro compartiendo mitos, leyendas y tradiciones del Perú en ciudades de Latinoamérica y Europa.
¿Qué anécdota recuerdas?
En Barcelona me tocó visitar un colegio de niños en Llissá de Munt. Una profesora me miraba con insistencia antes de entrar a la función, así que se acercó y con cara de sorpresa me dijo: —¿Usted es Papo Cuentacuentos? No va a contar cuentos eróticos, ¿verdad? —No, profesora, compartiré cuentos infantiles. —¿Seguro? —Sí, puros clásicos infantiles. —¡Pero usted es Papo Cuentacuentos! ¡Nada de cuentos eróticos, por favor! —Claro, no tiene de qué preocuparse—, le contesté. —Bueno, es que acá papo significa vagina—, me aclaró. No te imaginas cómo nos reímos. Anécdotas de la interculturalidad.
Contar cuentos a los niños y jóvenes es una estrategia efectiva para promover la lectura. ¿Cómo responden los niños?
Los cuentos son la primera institución educadora de la historia de la humanidad; poseen mucha sabiduría pues tienen unos cinco mil años y han permanecido desde el simple acto de hablar y escuchar; por ello, no solo es una importante y poderosa estrategia de transmisión de conocimiento, valores y entretenimiento, sino que constituye un atractivo para promover la lectura en todo público. Si desde la oralidad te describen cómo se prepara un buen ceviche y lo hacen detalladamente, al que escucha se le hace agua la boca; si te describen con entusiasmo la última película de Marvel, te animas a verla; si te narran el enfrentamiento de Pariacaca y el Huallallo Carhuincho y te dicen que en el libro está más detallado, pues quedas con ganas de leerlo.
Papo, según tu leyenda urbana se dice que visitaste 200 bibliotecas en un mes, algo imposible para un bibliotecario. ¿Es cierto eso o es un cuento chino?
Más bien es una crónica, un hermoso proyecto del sector privado para obsequiar libros a las bibliotecas escolares, municipales, universitarias e institutos culturales. Se realizó en el 2014 y recorrí Lima desde Cañete a Huaral, fueron cuatro meses en los que visité hasta tres bibliotecas por día, obsequiaba los libros y narraba cuentos, me sellaban mi registro de visitas y todos felices. Por este esfuerzo y el plan de lectura “El niño que lee junto al cerro”, que desarrollé en la Biblioteca Comunal de Cerro Candela en San Martín de Porres, es que el canal 2 me eligió El peruano del día. Además, con la Biblioteca Nacional visitaba bibliotecas en contexto de encierro de todo Lima; de ahí que mis colegas me decían con ingenio: “Papo sabe más de penales que Claudio Pizarro” (capitán de la selección peruana de futbol durante esos años).
¿Cómo estamos en nuestro país en producción de historietas? ¿Tenemos contenidos, ilustradores, guionistas y creativos para generar una industria nacional de narrativa gráfica?
México, Argentina y Chile fueron los que desarrollaron una industria editorial y colocaron historietas y personajes en Latinoamérica; el Perú sigue su propio proceso. Poseemos historietistas con talento que fueron captados por Marvel y sellos europeos; recién las ayudas económicas del Ministerio de Cultura y los concursos gráficos nos traen novedades; hay mucho por abordar, llevar los episodios históricos es un gran pendiente, por ejemplo, el cómic de Miguel Grau es de 1975; el conflicto del Falso Paquisha fue llevado a cómic por el Ministerio de Guerra en 1981 en Expulsar al agresor; pero el conflicto de Tiwinza de 1995 aún no se trabaja a pesar de que dejó nuevos héroes nacionales. Anhelo que los guionistas se involucren con arqueología, historia, literatura y folclore, así como espero algún día se entregue en nuestro país un premio de novela gráfica que estimule la escena como en Argentina, Chile o Europa.
El 12 de setiembre es considerado como el Día de la Historieta Peruana. ¿Cómo se generó esta fecha?
El 12 de septiembre recordamos aquel día de 1952 cuando, en el diario Última Hora, hacía su aparición el singular Sampietri, personaje creado por Julio Fairlie, quien saltó a la fama con un estilo criollo para abrir camino a muchos personajes de historietas peruanas. Ese día despidió con su peculiar manera a los demás personajes extranjeros licenciados del diario, como el Pato Pascual (Pato Donald), Pancho Tronera (Joe Palooka), Brick Bradford, Buck Rogers, Roy Rogers, entre otros.
Administras la Comicteca Galilea Ramírez, de la Gran Biblioteca Pública de Lima. ¿Con qué servicios y recursos cuenta?
Luego de casi cuatro años la Comicteca se retiró de la GBP de Lima, habiendo organizado conversatorios, exhibiciones, dos concursos escolares de cómic y celebraciones de la historieta nacional. Compartimos para la lectura gratuita más de trece mil comics y editamos once comics de cultura peruana, tres de ellos de mi autoría: Galilea y los grandes señores del norte, Lima fantasma y Ricardo Palma, un peruano fascinante. Contamos con una comicteca en la Biblioteca Municipal del Cusco que cuenta con nueve mil comics y seguimos con nuestra página de Facebook Comicteca Galilea Ramírez R – Lima, en la que compartimos información y efemérides apoyadas por viñetas de cómic. Pronto volveremos y seremos millones.
¿Quién es Galilea Ramírez?
Galilea Ramírez es una niña peruana que se desprendió de sus cómics para dar inicio a este proyecto de lectura; noble gesto de desprendimiento que inspiró a más personas a sumarse y reunir una colección que en Lima conserva unos trece mil cómics y en la Comicteca de la Biblioteca Municipal del Cusco reúne nueve mil. Con el lema «LEER es divertido» inspiró a promover la lectura.
Estás considerado como un precursor entre los cuentacuentos.
En la escena nacional yo solo soy un narrador con algo de experiencia, y, más bien, es gratificante la aparición de nuevos narradores que inician su carrera; sin embargo, fue muy alentador que antes de la pandemia se reconociera como persona meritoria de la cultura peruana a la maestra Cucha del Águila por su trayectoria como narradora oral y formadora.
La hora del cuento es un servicio que no debe faltar en las bibliotecas escolares, públicas y municipales. ¿Cuál es su objetivo?
La hora del cuento debería ser una actividad calendarizada para llegar a un nivel cultural en ascenso, como en Cuba, donde se institucionalizó. Su objetivo principal es visibilizar la cultura, el folclore y el patrimonio, porque solo se puede amar aquello que se conoce.
¿Qué fue del “I Encuentro Nacional de Narradores Orales”?
En octubre del 2019, se llevó a cabo el primer encuentro en dos fechas. Yo participé de una en la que nos reunimos para conocer nuestras realidades, pues había narradores de diferentes regiones, fue valioso encontrarnos y vincularnos. Ya se habían realizado encuentros similares desde diferentes instituciones, pero este tuvo más variedad.
¿Qué sueño tienes pendiente?
Mi sueño es publicar un libro al año —la pandemia interrumpió todo—; luego, consolidar el Festival de Cuentacuentos y Monólogos de Adolescentes «Tengo la palabra», que inicié con Luis Kanashiro en la Asociación Peruano Japonesa.
Artículos relacionados
- Aurora de la Vega: “Somos una cultura con una alta oralidad”
- Edgardo Civallero: «Una biblioteca verde puede hacer más cosas que no sea solo una construcción ecológica»
- Miguel Ángel Rendón: epistemología de la ciencia de la información documental
- Mónica Calderón: «Cada información que ingresa a Wikipedia tiene que tener un sustento»
Nació en Ayacucho. Bibliotecólogo de profesión con más de cuarenta años de experiencia. Narrador de cuentos, autor-editor de cinco obras de corte infantil-juvenil. Colabora en revistas y periódicos de Huaral. Gestor de los blogs: Bibliotecologia & Literatura, Crónicas de Pauza y Huaral Huaralín. Trabaja en la biblioteca del SENATI. Contacto: fpebe9@yahoo.com