
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en sí mismo.
Fue nuestra representante por méritos propios en la meca de la bibliotecología mundial, la Unesco, cumpliendo una notable labor profesional en sus veinte años de servicio. Su porte y figura encandiló a los parisinos que vieron en Judith Roca Terry una profesional proactiva, emprendedora y lúcida; una digna representante de la mujer latinoamericana.
En cierta ocasión escribí en mi blog Bibliotecología & Literatura: “Fue cosa de los dioses de la mitología griega que la bella Afrodita se reencarnara en Judith. Verla llegar cada mañana era una ensoñación que agitaba los trece corazones varoniles; sus grandes ojos soñadores iluminaban totalmente el salón de clases, y entonces la gris tarde limeña se hacía más brillante y todos contentos aprendíamos la lección”.
María Judith Roca Terry era una aplicada estudiante de la numerosa promoción de 1975 de la Escuela Nacional de Bibliotecarios. Por su trayectoria profesional y trascendencia de su trabajo, pertenece a la generación de bibliotecarias del bicentenario de nuestra independencia (1821-2021).

Una vez egresada, trabajó en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec). Producto de esa experiencia es coautora, junto con Bruno Podestá, del libro Bibliografía peruana comentada de política científica y tecnológica (Gredes, 1985). También participó en el proyecto Catálogo Colectivo Nacional de Publicaciones Periódicas Francesas, 1988, cuyo objetivo fue localizar y actualizar las fuentes de información francesas en centros de investigación y bibliotecas especializadas del Perú.
Otras instituciones como el Colegio de Arquitectos del Perú o la Sección Cultural de la Embajada de Venezuela y Acuerdo de Cartagena contribuyeron en el fortalecimiento de su formación profesional bibliotecaria.

Francia y la Unesco
La barca de su destino iba viento en popa, mientras que el gobierno de Alan García Pérez (1985-1990) hundía al Perú en los mares del fracaso. Judith tomó una sabia decisión: cruzó el charco y llegó a la Ciudad Luz en 1987.
Trabajó en el Laboratorio de Evaluación de Estudios y de Prospectivas Internacionales, París, y junto a la investigadora Dominique Martin-Rovet fue coautora del estudio Les coopérations scientifiques FRA-GBR (1984), cuyo objetivo principal fue el análisis documentario temático de laboratorios cooperantes en las diferentes disciplinas de la ciencia. También, en la misma ciudad, ocupó un puesto en el Centro de Documentación del Consejo Internacional de Uniones Científicas. Se encargó de la organización y automatización del centro.
Judith nos cuenta cómo ingresó a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco): “Ingresé a la Unesco como capacitadora a los usuarios del programa CDS/ISIS, participando en la redacción del manual y utilización de la base de datos en el Sector de Educación y sus diferentes divisiones. Después de un examen de selección, mi candidatura obtuvo el contrato indefinido como documentalista web en la Unidad de Servicios de Gestión del Conocimiento del Sector Educación, donde mi cargo principal fue la de administración de la página web del sector y de sus divisiones”

Judith Roca Terry no solo cumplió el sueño de toda profesional, ya que no es nada fácil pertenecer al exclusivo staff de bibliotecólogos de un organismo supranacional, como es la Unesco; cumplió además el sueño de muchos escritores, pintores y poetas latinoamericanos, que sueñan con vivir en París, la ciudad del conocimiento y del arte; la ciudad de la filosofía, de la poesía, de la libertad y el amor. Como sabemos, la Unesco es un organismo especializado de la ONU creado el 16 de noviembre de 1945 y cuya misión es “contribuir a la consolidación de la paz, la erradicación de la pobreza, el desarrollo sostenible y el diálogo intercultural mediante la educación, las ciencias, la cultura, la comunicación y la información”.
Radicar en París, una de las ciudades culturales de Europa, es una maravillosa experiencia vivencial, y mantenerse laboralmente tanto tiempo en un organismo como la Unesco es un privilegio que muy pocos profesionales pueden tener. Es como trabajar en la torre de Babel, donde se dan cita personajes de todas las culturas y lenguas. Judith, desde su puesto de trabajo bilingüe, contribuyó a mantener el liderazgo mundial y regional en materia de educación que ejerce la Unesco trabajando con responsabilidad y eficiencia, demostrando que los bibliotecarios peruanos estamos preparados para asumir exitosamente los retos que nos pone la vida.

En la Unesco participó en muchos proyectos, entre ellos, los proyectos de innovación de la educación para todos, desarrollado en conjunto con Unicef. Con el objetivo de promover la educación de base en el mundo, el trabajo consistió en armar el repertorio de los proyectos de educación de base innovadora en todos los países de las diferentes regiones del mundo y ponerlos al alcance de todos como modelos para lo cual se creó una base de datos accesible a través de descriptores comunes. El trabajo terminó con su publicación, siendo actualizada cada cierto tiempo por Unicef.
Judith recuerda con cariño que…
“La Unesco fue mi familia durante 20 años y por lo tanto tengo muchos recuerdos inolvidables. Puedo decir, en resumen, que fue mi segunda escuela de la vida donde aprendí mucho, principalmente a respetar la cultura de los otros y mantener la mía. Conocí mucha gente que jamás hubiera pensado desde presidentes, artistas de cine, cantantes y campeones de premios obtenidos en relación con la educación, trabajando con colegas de diferentes nacionalidades, integrando un excelente equipo. Tuve la satisfacción de trabajar en grandes proyectos en relación con la región de América Latina”.
Y añade: “La Bibliotecología me ha dado la posibilidad de realizar labor social con diferentes públicos, ha sido la disciplina de la organización en mi vida y la influencia en la base de mis criterios de trabajo en el mundo virtual”.

Judith no olvida sus raíces y de cuando en cuando regresa a su país, visitando a sus familiares, y a sus grandes amigas y colegas. Actualmente, pasea feliz del brazo de su joven hijo franco-peruano por históricas calles parisinas a orillas del río Sena, cruza el Arco del Triunfo y se interna en los Campos Elíseos. Y a la sombra de la Torre Eiffel se pone a meditar sobre su vida pasada cuando era una diosa griega en un remoto lugar llamado Perú.
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Nació en Ayacucho. Bibliotecólogo de profesión con más de cuarenta años de experiencia. Narrador de cuentos, autor-editor de cinco obras de corte infantil-juvenil. Colabora en revistas y periódicos de Huaral. Gestor de los blogs: Bibliotecologia & Literatura, Crónicas de Pauza y Huaral Huaralín. Trabaja en la biblioteca del SENATI. Contacto: fpebe9@yahoo.com
Interesante reseña de una peruana en la UNESCO. Pocos saben que Fernando Carvalho y Patricia del Río fueron la voz de RFI en español hasta hace menos de 20 años. Tengo una pregunta: ¿Qué podemos hacer para que el manifiesto de la UNESCO en favor de la biblioteca pública deje de ser letra muerta en el Perú?