La alfabetización informacional es fundamental para la comunidad académica. Permite capacitar a los usuarios con las habilidades necesarias para encontrar, evaluar y utilizar la información de manera efectiva en sus investigaciones.
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Actualmente, la alfabetización informacional es un pilar esencial para las universidades, tiene un papel crucial en la comunidad académica y en las actividades de investigación. Esta habilidad, lejos de ser opcional, es fundamental para que los usuarios, en este caso de corte académico, puedan aprovechar al máximo las amplias oportunidades ofrecidas por recursos como bases de datos, repositorios institucionales, buscadores académicos y revistas electrónicas disponibles en los centros de información. A través de esta formación, los usuarios adquieren habilidades para navegar eficazmente, descubrir información científica y contribuir a la generación de nuevos conocimientos.
1. El rol de la biblioteca universitaria en la provisión y formación académica
En el año 2023, el 91.5% de personas con educación superior en Perú utilizaba internet para obtener información (INEI, 2024), ya sea para búsquedas académicas o para actividades diarias. Aunque se asume que los universitarios, especialmente los más jóvenes, están muy familiarizados con las tecnologías, un estudio realizado hace unos años reveló que el 22.3% de los estudiantes de España, México y Argentina no sabía cómo utilizar algunos de los servicios digitales universitarios para fines académicos. Además, el 90.4% de los estudiantes consultaba páginas de internet de acceso abierto para realizar sus tareas académicas, frente al 83.5% que utilizaba las bases de datos proporcionadas por sus bibliotecas digitales institucionales (Álvarez-Flores & Núñez Gómez, 2019). Estas cifras destacan la necesidad de desarrollar competencias en el manejo de la información digital, ya que la habilidad para gestionar y evaluar la información de manera efectiva es crucial en el entorno académico y laboral actual.
¿Qué sería lo ideal en este contexto? Se menciona la formación de usuarios dentro de las bibliotecas universitarias a través de programas de Alfabetización Informacional (ALFIN), como una respuesta a la explosión de información. Estos programas están diseñados para ayudar a la comunidad universitaria a identificar recursos fiables, objetivos y científicamente validados, en contraste con la información sesgada y subjetiva que a menudo circula en el extenso ámbito digital.
Según el Chartered Institute of Library and Information Professionals (CILIP) (2018), la alfabetización informacional se define como la capacidad de pensar críticamente y emitir juicios fundamentados sobre la información que se encuentra y utiliza. Esto abarca un conjunto de destrezas necesarias para realizar tareas vinculadas con la información, como buscar, acceder, interpretar, analizar, gestionar, crear, comunicar, almacenar y compartir. Además, implica aplicar las competencias, cualidades y la confianza necesaria para utilizar la información de manera efectiva y analizarla de forma crítica. También incluye el pensamiento crítico y la conciencia reflexiva, así como la comprensión de los aspectos éticos y políticos relacionados al manejo de la información.
Mediante talleres y programas de formación, el personal bibliotecario ofrece estrategias de enseñanza a la comunidad universitaria. De hecho, un estudio sobre el uso de tecnologías por parte de formadores bibliotecarios en instituciones académicas reveló que el 64% considera que la tecnología ha mejorado la enseñanza. Además, el 45% de estos profesionales observó cambios positivos, destacando que el uso de tecnologías proporciona contenido más dinámico, entretenido, personalizado y relevante, lo que ha incrementado el interés de los estudiantes (Julien, Gross & Latham, 2018). No obstante, a raíz de la pandemia, los talleres de formación se trasladaron a plataformas virtuales, enfrentando dificultades debido a la falta de recursos tecnológicos en muchas regiones, especialmente en América Latina. Estos desafíos persisten, y los talleres se llevan a cabo de forma presencial como en modalidad online.
Hoy en día, la alfabetización informacional va más allá de la capacidad de leer y escribir; se extiende a la comprensión profunda del conocimiento y al uso efectivo de herramientas digitales.
2. La Biblioteca universitaria y las competencias informacionales
La biblioteca universitaria debe funcionar como un recurso clave en la mejora continua de la calidad educativa, respaldando el plan de estudios y proporcionando una variedad de servicios y recursos. Su objetivo es satisfacer las necesidades de información y capacitación de la comunidad universitaria, así como ofrecer los materiales necesarios para apoyar eficazmente el proceso de enseñanza y aprendizaje (Valverde Sánchez, 2021).
Los programas de competencias informacionales deben adaptarse a las necesidades específicas de los diferentes grupos dentro de la comunidad universitaria. Si bien algunas actividades de formación están destinadas a toda la comunidad, es esencial tener en cuenta las particularidades de cada tipo de usuario. Al desarrollar un plan de formación específico, es crucial considerar los aspectos digitales, informáticos y mediáticos, así como los objetivos a alcanzar, los recursos disponibles y el público al que se dirige el programa de ALFIN.
Hoy en día, la alfabetización informacional va más allá de la capacidad de leer y escribir; se extiende a la comprensión profunda del conocimiento y al uso efectivo de herramientas digitales.
Existen diversos modelos para implementar y guiar este tipo de formación, entre los cuales destaca el modelo DigComp, que establece un marco de competencias digitales para los ciudadanos (Vuorikari, Kluzer, & Punie, 2022). Este modelo se organiza en cinco dimensiones, cada una con competencias específicas. A continuación, se presentan la dimensión y las competencias clave a desarrollar en una biblioteca universitaria:
1) Búsqueda y gestión de información y datos: la competencia principal es lograr que los miembros de la comunidad universitaria tengan la capacidad de navegar, buscar y evaluar información para la toma de decisiones.
2) Comunicación y colaboración: la competencia clave se enfoca en la gestión de la identidad digital. En el contexto universitario, esto implica manejar y presentar datos y producción científica de manera adecuada y clara, protegiendo así la reputación digital.
3) Creación de contenidos digitales: la competencia esencial es el conocimiento sobre los aspectos legales relacionados con derechos de autor (copyright) y licencias de propiedad intelectual.
4) Seguridad: la competencia que se enfatiza es la protección de datos personales y la privacidad. La comunidad universitaria debe comprender cómo utilizar y compartir información personal identificable, así como reconocer que los servicios digitales cuentan con una «política de privacidad» que detalla el uso de esos datos.
5) Resolución de problemas: la competencia principal es el uso creativo de la tecnología digital y la aplicación de tecnologías emergentes en el ámbito académico.
En Perú, hay diversas bibliotecas universitarias, entre las cuales destaca la Biblioteca Central Pedro Zulen de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Esta biblioteca ha sido un referente en la organización y realización de capacitaciones, abordando muchos de los aspectos señalados por el modelo mencionado, aunque aún queda trabajo por hacer. En los últimos años, se han llevado a cabo varios talleres con el objetivo de fortalecer las habilidades informacionales y digitales de su comunidad. A continuación, se presentan algunos de estos talleres realizados en 2024:
➤ Formación en búsqueda y recuperación de información: Esta serie de talleres está dirigida por bibliotecarios, docentes y editores de bases de datos. En el último año, Elsevier que cuenta con Scopus y otros proveedores de bases de datos han llevado a cabo 44 capacitaciones sobre sus productos. En comparación, el personal de las bibliotecas universitarias ha organizado 19 capacitaciones enfocadas en el acceso a repositorios, catálogos y bases de datos, abarcando aspectos como la búsqueda, recuperación y uso de esta información para la elaboración de artículos, tesis y otras tareas académicas.
➤ Talleres de Gestores Bibliográficos: Se han ofrecido clases virtuales sobre el uso de gestores bibliográficos como Endnote, Zotero y Mendeley. Estos talleres están diseñados para enseñar a los participantes cómo organizar la bibliografía utilizada en monografías y otros contenidos académicos. Además de instruir en el manejo de estas herramientas, se enfatiza la importancia de la ética en el uso de fuentes bibliográficas, promoviendo la correcta citación por parte de estudiantes y docentes. Este enfoque tiene como objetivo prevenir el plagio, que puede perjudicar la reputación académica de la universidad y de sus investigadores. La Biblioteca Pedro Zulen ha desarrollado 27 clases sobre gestores bibliográficos.
➤ Talleres de redacción científica: Estos talleres se ofrecen para abordar las dificultades que enfrentan los estudiantes al redactar trabajos, artículos o tesis. La Biblioteca Pedro Zulen ha realizado 12 capacitaciones en este ámbito. El programa enseña la estructura y formato exigidos por la universidad y las revistas académicas asociadas. Además, instruye a los participantes en las técnicas de citación y gestión de bibliografía, así como en la protección de su identidad como investigadores, incluyendo el conocimiento sobre derechos de autor y licencias como Creative Commons.
➤ Capacitación en citas Estilo APA y Vancouver: La biblioteca organiza clases sobre el uso de citas y bibliografía en los estilos APA y Vancouver, habiendo ofrecido 22 talleres al respecto.
➤ Talleres sobre Inteligencia Artificial para Investigadores: En el contexto del desarrollo actual de tecnologías de inteligencia artificial, se ofrece formación sobre diversas herramientas de IA aplicables a la búsqueda, recuperación y utilización de contenidos académicos. Los talleres abordan los beneficios de estas tecnologías, su uso adecuado, y cómo aplicar prácticas éticas para evitar el plagio y asegurar la validez científica de la información. La biblioteca, por el momento, ha llevado a cabo una capacitación que ha incluido no solo a la comunidad universitaria, sino también a investigadores de diversas partes del mundo, destacando la relevancia de estos temas. Se proyecta realizar estos eventos de forma periódica y con mayor amplitud.
Asimismo, en lo que va del año, la participación en las sesiones ha alcanzado un total de 1,612 asistentes, entre estudiantes de pregrado y posgrado, graduados, docentes e investigadores externos (UNMSM. Oficina de Automatización y Capacitación Informacional, 2024).
En este sentido, se puede afirmar que la biblioteca del siglo XXI debe ser relevante y creativa, enfocándose en las necesidades de sus usuarios y, sobre todo, integrada con tecnología de vanguardia. La alfabetización digital, comprendida como el conjunto de competencias necesarias para participar plenamente en la sociedad del conocimiento, incluye habilidades esenciales para la comunicación, la creación y la colaboración.
3. Oportunidades y retos para la Alfabetización Informacional (ALFIN) en bibliotecas universitarias
Según Statista (2024a, 2024b), el 81% de la población en Perú muestra entusiasmo con el uso de la inteligencia artificial (IA) para mejorar aspectos de la vida, incluida la educación. Sin embargo, el manejo de tecnologías avanzadas presenta un índice medio bajo de 0.49. Este panorama indica que las bibliotecas universitarias tienen un papel crucial en el aprendizaje continuo, proporcionando acceso a tecnologías emergentes y fomentando habilidades digitales. No obstante, también enfrentan el reto de adaptarse a diferentes contextos.
Un claro ejemplo del comportamiento del usuario de información ante lo digital se refleja en los datos recolectados de la Biblioteca Central Pedro Zulen. Los usuarios han mostrado una notable preferencia por los recursos electrónicos, registrando 66,579 consultas frente a 6,374 de recursos impresos, lo que representa una diferencia superior al 82% a favor de los electrónicos (UNMSM. Unidad de Servicios Bibliográficos y Multimedia & UNMSM. Oficina de Automatización y Capacitación Informacional, 2024). Este patrón de uso ha llevado a la gestión de la biblioteca a centrarse en aumentar las suscripciones a bases de datos científicas y a priorizar la capacitación en el manejo de estos recursos digitales, adaptándose así a las necesidades de su comunidad académica.
Uno de los principales desafíos para las bibliotecas universitarias en el ámbito de la ALFIN es promover el uso ético de la información científica y el respeto por los derechos de autor. Este desafío se vuelve especialmente relevante ante el auge de tecnologías que facilitan el acceso a contenidos que a menudo se utilizan sin el reconocimiento adecuado, lo que puede dar lugar a un uso inapropiado de la información entre los miembros de la comunidad universitaria.
Además, es crucial que los usuarios desarrollen habilidades para discernir la calidad y veracidad de la información, considerando la facilidad con la que pueden acceder a datos no corroborados y la tendencia a confiar en fuentes no científicas para sus trabajos académicos. Este contexto es aún más complejo con la proliferación de sistemas que toman decisiones autónomas basadas en el aprendizaje automático, lo que subraya la necesidad de una educación crítica en el uso de la información.
Otro reto significativo es la necesidad de una actualización continua de los formadores, ya que las bibliotecas deben renovarse rápidamente para mantenerse al día con el avance digital. Para abordar estos desafíos, es crucial que las bibliotecas colaboren con otros departamentos académicos en el diseño de programas de alfabetización informacional que sean relevantes y adaptados a las necesidades específicas de los estudiantes. También se ha propuesto que estos programas se integren en la malla curricular de diversas especialidades, lo que permitiría a los alumnos cumplir con ciertos créditos, aunque esta iniciativa aún está en discusión en algunas instituciones.
El mundo digital también representa un espacio lleno de oportunidades. Las bibliotecas universitarias ahora cuentan con aplicaciones más intuitivas que facilitan el desarrollo de sus actividades y la implementación de la alfabetización informacional. Entre estas oportunidades se encuentran el uso de inteligencia artificial generativa como una herramienta emergente para apoyar la investigación, la promoción de la inclusión social mediante la reducción de la brecha digital entre los miembros de la comunidad universitaria, y la mejora de la educación continua en apoyo a la investigación.
Además, es fundamental coordinar formaciones conjuntas con otras instituciones, aprovechando la integración de redes y consorcios universitarios. Un ejemplo de esta cooperación es el plan en desarrollo de capacitaciones de ALFIN entre la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), que busca fortalecer las habilidades informativas de sus comunidades académicas y extender su impacto a un público más extenso.
Asimismo, es conveniente que las bibliotecas participen activamente en el proceso de acreditación internacional de las universidades y sus programas de estudio, asegurando la calidad de los procedimientos de enseñanza, aprendizaje, formación e investigación, donde la ALFIN juega un papel crucial. Igualmente, las bibliotecas deben considerar los rankings mundiales de universidades como un impulso para mejorar la calidad de los procesos de enseñanza e investigación, involucrando al personal bibliotecario en la formación en ALFIN.
En conclusión, la alfabetización informacional va más allá de buscar datos; incluye formular preguntas, interpretar y organizar información, y generar nuevas ideas. Es esencial para navegar la abundante información digital y se ha convertido en un pilar fundamental del desarrollo académico y profesional en la era digital. Por ello, las bibliotecas universitarias deben adaptarse para proporcionar las herramientas necesarias a sus usuarios en un mundo interconectado y el profesional de la información actuar como un agente promotor de desarrollo de habilidades informativas en la comunidad académica. Esta evolución es clave para enfrentar los desafíos tanto actuales como del futuro.
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Bibliografía
Álvarez-Flores, E. P., & Nuñez Gómez, P. (2019). Efectividad del uso de herramientas digitales en el desarrollo académico de estudiantes universitarios. En Alfabetización Informacional para la gestión del conocimiento en la Universidad (pp. 49–74). Universidad Estatal de Sonora.
CILIP (2018). Definition of Information Literacy 2018.
INEI (2024, junio). Estadística de las tecnologías de información y comunicación en los hogares – trimestre: enero-febrero-marzo 2024 (Informe técnico N° 2).
Julien, H., Gross, M., & Latham, D. (2018). Survey of Information Literacy Instructional Practices in U.S. Academic Libraries. College & Research Libraries, 79(2), 179.
Statista Research Department (2024a, 12 de setiembre). Índice de preparación para las tecnologías de vanguardia en América Latina y el Caribe en 2022, por país. Statista.
Statista Research Department (2024a, 12 de setiembre). Porcentaje de población que afirma que la inteligencia artificial (IA) mejora la calidad de vida en países seleccionados en América Latina en 2021. Statista.
UNMSM. Oficina de Automatización y Capacitación Informacional (2024). Estadística de sesiones formativas 2024.
UNMSM. Unidad de Servicios Bibliográficos y Multimedia & UNMSM. Oficina de Automatización y Capacitación Informacional (2024). Estadística de recursos electrónicos 2024.
Valverde Sánchez, J. (2021). Apoyo de la biblioteca universitaria en el proceso de enseñanza-aprendizaje: importancia del académico para lograr la calidad educativa y la innovación.
Vuorikari, R., Kluzer, S. and Punie, Y. (2022). DigComp 2.2: Marco de competencias digitales para la ciudadanía – con nuevos ejemplos de conocimientos, habilidades y actitudes (Asociación Somos Digital, Trans.). European Commission’s Joint Research Centre © European. (Trabajo original publicado en 2022).
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Bibliotecóloga por la UNMSM, especialista en gestión bibliotecaria y procesamiento técnico, con estudios de innovación bibliotecaria, políticas públicas y estrategias de investigación. Pasatiempo: ver documentales, escuchar música, leer, montar bicicleta y conversar.
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Gabriela A. Quispe-Farfánhttps://www.revistaotlet.com/author/gabriela_quispe_farfan/
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Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de Información por la UNMSM. Máster en Educación y Comunicación Audiovisual por la Universidad Internacional de Andalucía. Vasta experiencia en unidades de información académicas, especialista en gestión de recursos electrónicos y alfabetización informacional. Actualmente es jefe de la Oficina de Automatización y Capacitación Informacional de la Biblioteca Central de la UNMSM. Aficionado de las artes escénicas y la lectura.
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