
1. La búsqueda de información
La decodificación de un mensaje ha sido el tema crucial en algunas de las obras más interesantes ligadas al avance de la ciencia. Así por ejemplo, Verne lo expuso a través de Otto Lidenbrock, serio y singular personaje de su conocida obra Viaje al centro de la tierra, en la cual el distinguido profesor de mineralogía, aparece obsesionado por descubrir el secreto que encerraba un viejo manuscrito escrito en runas; otra trama igual de fascinante se encuentra descrita en el titulo El escarabajo de oro, cuento de Edgard Allan Poe, cuyo cautivante historia fascinó e impulsó a Claude Shannon -el padre de la teoría de la información- a tomar interés en la tarea de desentrañar misteriosos mensajes encerrados en criptogramas, reduciendo lo no significativo hasta recuperar lo esencial.
Tales esfuerzos vienen a la luz en nuestros tiempos, ahora que la infodemia1 causada por la pandemia del coronavirus se ha constituido en un escenario desafiante para los especialistas de la información, dado el abrupto lanzamiento a tener que bregar preferentemente en las redes sociales para distinguir y hallar cuál es la información que nuestros usuarios necesitan; en ese sentido, se hace indispensable revisar los fundamentos de los procedimientos de búsqueda en un periodo histórico que afecta singularmente la gestión de información a nivel global.

2. El bibliotecario, un filtro
La búsqueda, ese aspecto crucial de nuestro oficio que nos identifica singularmente -tal como lo reconoce el Manifiesto de la IFLA/Unesco sobre la biblioteca pública- nos confiere un rasgo esencial: la de ser un intermediario activo entre los usuarios y los recursos de información y para ello es indispensable su formación profesional y permanente para que pueda ofrecer servicios adecuados. Un insigne mentor de la Bibliotecología como lo fue José Ortega y Gasset señalaba que en la selva selvaggia de libros, el rol de la misión del bibliotecario sería ser: “…como un filtro que se interpone entre el torrente de los libros y el hombre”2. Un especialista-curador, o un concepto de múltiples significados que, en lo concerniente a la bibliotecología, alude a aquella función artística de experto en lides de selección (describiendo así esta labor fundamental del bibliotecario más aun en tiempos como los actuales donde la pandemia ha obligado a migrar y navegar a la gran mayoría de personas de manera casi obligatoria entre los medios y recursos digitales).
3. Selección de entidades y fuentes
A diferencia de las estrategias de búsquedas a ser usadas en internet para precisar lo más posible una expresión y recuperar un contenido satisfactorio, aquí discutimos de aquellos aspectos relacionados al criterio de selección que también deben ser objeto de atención en toda intención de búsqueda.
Se trata de analizar las características intrínsecas de las fuentes tales como la procedencia de la información, la relevancia de los autores o su condición vital de ser una información oportuna (características que reflejen los intereses de búsqueda en un determinado momento, marco de actividades y condición histórica); aspectos todos que pueden conducir a conseguir una información de genuino interés.
Así entonces, al margen del tipo de fuentes o de cualquier otra consideración relacionada a dónde buscar, qué buscar o cómo buscar, también se hace énfasis en este opúsculo -además del criterio antes mencionado- a la valoración de los contenidos; indistintamente que estos provengan de las noticias de un diario (como El País, por ejemplo) o de los artículos, blogs o libros de una entidad (como los de una institución financiera internacional como el FMI o de un ente académico como la Columbia University o un think tank como el Brookings Institution), puesto que tales revisiones podrían conducir directa o indirectamente -entre otras posibilidades- a menciones de documentos, a autores claves para una investigación, o a la lectura de una frase que podría derivar en el descubrimiento de un documento de interés.

4. Criterios de selección
Un especialista en información con experiencia en la revisión de contenidos de un ámbito en particular, tiene el conocimiento, la habilidad y la capacidad en general, de poder discernir cuáles son los temas que podrían ser de interés para su institución. Los principios a los cuales recurre para seleccionar información de interés -independientemente de su formato y extensión- se basan en el conocimiento directa o indirecto de sus usuarios, sea respectivamente a través de los objetivos de sus proyectos o de la lectura del acontecer institucional; y además, en el propósito simultáneo de evitar el ruido informacional causado por el mare magnum de datos disponibles, con la elección de fuentes con comprobado respaldo y dispuestos con fiabilidad, considerando la veracidad y contribución de sus contenidos.
Los siguientes criterios constituyen -a nuestro juicio- parte de la base esencial de los procedimientos iniciales para acercarse y revisar la información disponible en las fuentes:
Criterios | Concepto y procedimiento |
---|---|
Autoridad | Investigación sobre el autor, currículum, trabajos, perfil de temas de interés, reputación, cargos, premios, etc. Considerar también su relevancia y/o nominación continua en el ámbito de la especialidad respectiva. |
Oportunidad | Revisar si los contenidos no históricos satisfacen las necesidades de información de un periodo y contexto en particular. |
Relevancia | Determinar características del contenido: amplitud (¿el tema tiene relaciones temáticas conexas?), exhaustividad (el escrito analiza todos los detalles de la información) y profundidad (el trabajo ahonda en la vastedad del tema estudiado). |
Fiabilidad | ¿La información es confiable? ¿los datos se basan en fuentes que pueden ser contrastadas, revisadas? ¿proceden los aportes de fuentes o entidades con una evidente metodología de investigación que sustente hipótesis y conclusiones? |
Funcionalidad | ¿Cómo funciona la operatividad de los enlaces? ¿son lentos los envíos? ¿el mapa web está estructurado sencillamente facilitando el acceso? |
Otros aspectos a considerar | Observar si la entidad tiene una marcada orientación política que podría distorsionar sus aportes. Complementar los hábitos de selección con el uso del DRAE y otras pautas de redacción (diccionario de dudas, sinónimos, etc.), a fin de poder redactar la información hallada en un corpus propio, auténtico, que también aporte sobre un tema en particular. Evitar errores comunes en las búsquedas (no precisar). Buscar también en inglés. Tener el hábito de construir un repertorio de búsquedas guardando direcciones y/o estrategias finales. |
Los criterios aquí señalados no instruyen sobre la recuperación de información; estos -que se han descrito en base a la experiencia y a enunciados de criterios similares3– sirven para dar luces sobre cómo seleccionar entidades y fuentes proveedoras de información confiables de ser consultadas, revisadas y citadas en nuestros procesos de investigación.
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Referencias
1 FundéuRAE. (24 de abril de 2020). Infodemia, neologismo válido.
2 Ortega y Gasset, J. (2005). Misión del bibliotecario : edición conmemorativa del 50 aniversario luctuoso del autor y de la celebración del Día Nacional del Bibliotecario. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
3 Pinto, M. (2018). Calidad y evaluación de los contenidos electrónicos.
Material recomendado
Universidad del Pacífico, Biblioteca. (2020). Guía de citas y referencias basado en la norma de estilo APA (7ª ed. en inglés).
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Magíster en Administración por la Universidad del Pacífico y Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de la Información por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Trabaja en la biblioteca del Banco Central de Reserva como especialista senior en procesos de recuperación de información y anteriormente en Cibertec y la Universidad del Pacífico. Investiga sobre los sistemas de clasificación del conocimiento, la elaboración de tesauros y la indización con vocabulario controlado o lenguaje libre.
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Buen aporte