Conversamos de política con la bibliotecóloga Eva Flores Noriega, ex decana del Colegio de Bibliotecólogos del Perú y ex candidata al Congreso por el Partido Popular Cristiano. Aunque no alcanzó los votos suficientes, su experiencia resulta riquísima para las nuevas generaciones de bibliotecarios que quieran dignificar nuestra ya empobrecida clase política, aunque la misma Eva Flores no descarta volver a postular. Actualmente trabaja en la biblioteca de la Universidad del Pacífico.
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¿Por qué decidió lanzarse al Congreso?
Yo no era del partido, fui como invitada. La primera visualización que hacen conmigo es porque asumo el cargo de decana del Colegio de Bibliotecólogos en el año 2019. Me invitó el Partido Popular Cristiano por una amiga y colega mía, abogada también, que me dijo: “Eva, ¿no quieres entrar como candidata al Congreso?” Me dijo el número que me estaban asignando, pero no me interesó el número porque vi la oportunidad de poder llevar mi pensamiento como bibliotecaria. Entonces lo pensé, consulté con mi esposo y con mis hijos porque, de todas maneras, aunque el número que me estaban asignando era el 34 -lejísimos-, aun así, lo vi como una oportunidad porque somos muy pocos los bibliotecarios que nos hemos lanzado a la política.
Cuando se lanzó de congresista era todavía decana del Colegio de Bibliotecólogos. ¿No le significó algún conflicto dejar la gestión?
En un primer momento dije: “No, esto no es compatible, no puedo ser decana y ser candidata al Congreso, puede haber conflicto de intereses”. Así que pedí licencia al Colegio y el Consejo Directivo lo aprobó. Entonces me dediqué a hacer una campaña bastante austera pensando en aquello del número, pero sí, relacionarte con los candidatos, el tener un acercamiento con el mismo presidente del partido, que te vean como algo importante, para mí era vital para visibilizar nuestra profesión, porque creo que el haber estado como candidata a pesar de no haber alcanzado el objetivo final ya era para mí un gran paso.
¿Cuáles eran sus propuestas?
En primer lugar, como pude conocer el mundo de los sordociegos, propuse un gran centro de información para los sordos y sordociegos, obviamente, sordomudos. Estas personas con esta discapacidad hacen cosas interesantes. ¿Cómo puedes pensar que un sordociego sea pastelero, se haya casado con una chica vidente y viva una realidad tan distinta a la que nosotros vivimos? Me caló mucho en mis sentimientos y en esa sensibilidad que tengo por la gente, en este caso, discapacitada. Si yo hubiera llegado al Congreso, lo primero que iba a proponer era ese centro de información con una gran infraestructura para que ellos se desarrollen con braille y todo lo que ya conocemos los bibliotecarios. En la Biblioteca Nacional tenemos un ejemplo, pero sordociegos son un mundo totalmente desconocido.
Lo de la Biblioteca Nacional es solo para invidentes.
Solo para invidentes, otra cosa es sordo y ciego. Pude conocer la casa del señor José Llong, descendiente de asiáticos, presidente de la Asociación de Sordociegos del Perú, totalmente organizada, pero muy pobre. Están reconocidos por Conadis, pero no hay esa fuerza que ellos necesitan. Esto de la sordoceguera es gradual, nacen sordos, luego por un síndrome van perdiendo la visión.
¿Pero sí hablan?
Algunos, no todos. La comunicación es por el tacto donde van dibujando las letras. La verdad que yo no aprendí mucho ese lenguaje, pero hay bibliotecarios que lo están aprendiendo. Sí pueden leer Braille, todo lo que signifique tacto. Conocí también a un chico joven que estaba preparándose para la universidad y ya estaba perdiendo la visión. Hay ejemplos que podríamos encontrar allí, y si este centro se encargaba no solamente de darles la información, sino que alguien venga y aprenda el lenguaje que te digo, podíamos desarrollar y encontrar gente que pueda aportar muchísimo. Es una población vulnerable, olvidada, que no se ha difundido mucho.
¿Nadie ha atendido a esa población?
Hasta ahora nadie, a nadie se le había ocurrido, pero todo fue por mi amiga, porque ella viene de ahí también, ella trabaja mucho con estas personas. La otra propuesta era modificar el artículo 2 de la Ley de Municipalidades para asignar presupuesto a las bibliotecas públicas. No está determinado o enfatizado el tema del dinero porque se dice “crear bibliotecas”, pero ¿cómo las creo si no hay un presupuesto? Eso, trabajado con la Biblioteca Nacional, bajo el Sistema Nacional de Bibliotecas, podía aportar algo.
¿Y ahora, si la invitara un partido, estaría interesada en volver a participar?
Yo sí, en el fondo, en lo más hondo de mi ser, sí.
¿Y qué partidos le parecen dignos y cuáles le parecen totalmente malos?
Habría que analizar cuáles son los pensamientos, sobre todo si son de derecha o izquierda, ahora estamos hablando de izquierdas y derechas, izquierda postmodernista, derecha postmodernista.
¿Usted tiene una posición?
Yo diría que soy más de centro izquierda. Yo soy una luchadora, soy sindicalista, vamos a partir de ahí. Siempre tuve esa vena de luchar por las mayorías, mi pensamiento siempre es buscar la justicia, no es que todos seamos iguales, sino que todos tengamos las mismas oportunidades. Ahorita me gusta mucho el pensamiento de Richard Arce, pero no veo que todavía tenga un partido, no estoy segura si ya tiene uno.
¿Qué dificultades encontró una vez que entró a la política?
Que había que tener una carrera política, había que tener experiencia. Yo no la tenía, pero sí era conocedora de los problemas de las mayorías, desde que participé en el sindicato en la Biblioteca Nacional fui realmente muy activa, he participado en huelgas.
¿Tuvo alguna posición cuando el gobierno de Fujimori decidió retirar a los trabajadores?
No pudimos hacer mayor cosa, ya no, ya el cambio era inminente. Acordémonos que había sido prácticamente una fuerte decisión del gobierno, te ibas o te ibas, o sea, aquí no había que voy a hacer alguna reacción, nadie reaccionó.
Algunos autores han escrito que era insostenible el manejo de la Biblioteca Nacional en esa época por la fuerza de los sindicatos, que no se podía hacer prácticamente nada. ¿Es así?
Yo no creo. Si me pongo en el lugar de los sindicalistas, creo que era una lucha justa, lo veo ahora, después de tantos años, como una reivindicación del bibliotecario porque en ese momento ganábamos muy poco. Y yo creo que no era solamente el sueldo, era también una tensión, porque la BNP pasó de ser una institución bastante descentralizada a ser parte del Instituto Nacional de Cultura en la época del gobierno revolucionario de los militares, o sea, ahí la estructura de la biblioteca se vio minimizada, luego pasó al Ministerio de Educación, que fue lo mismo, a ser desatendida totalmente, pero lo que tenía la Biblioteca Nacional como entidad del Estado era pertenecer en ese momento a la Federación de Empleados del Estado[1], no recuerdo bien, que era la asociación que agrupaba a todos los empleados públicos, eso nos daba mayor fuerza para la lucha, de esas necesidades, de pedir, digamos, la reivindicación de los profesionales y una mejor infraestructura, porque en esa época no creo que hayamos tenido la mejor infraestructura.
Esos depósitos de la biblioteca de Abancay eran un cementerio de libros, prácticamente.
Sí, hubo un caos, había un poco de desánimo por parte de todos y yo creo que algunas autoridades nos apoyaban, pero yo salí precisamente cuando nombran a la comisión reorganizadora de la Biblioteca Nacional. Y tú sabes que cuando alguien está en la posición de directora va a ver mal al que reclama, pues, o sea, ¿qué me reclamas?
Tiene que tomar decisiones que no siempre van a gustar a todos.
Exactamente. Pero cuando tuvimos un Juan Mejía Baca como director se involucró mucho en nuestras necesidades, pero como te digo, depende la posición en la que estás, a veces estás en la posición de director y dices uy, ahora cómo veo esto, cómo lo manejo, y cuando estás en la posición de sindicalista o de trabajador es otra cosa.
El ministro actual de Educación, Óscar Becerra, habla mucho en contra de los sindicatos, dice que, así como exigen un mejor salario, el Estado también les debería exigir ser más profesionales, una exigencia de ida y vuelta, pero en la Biblioteca Nacional entiendo que los bibliotecarios eran muy profesionales.
Sí. Antes había un jefe y un director técnico. Ahora, el jefe institucional en la Biblioteca Nacional, que es lo que yo he entendido, quiere ser gerente, o sea, quiere gestionar la biblioteca estructuralmente hablando, pero también quiere ser la imagen hacia la cultura. Es imposible. ¿Por qué? Porque el jefe institucional debe ser el que da la imagen de lo que es la cultura, de lo que significan los libros, las bibliotecas, el Sistema Nacional de Bibliotecas, pero quien gerencia debe ser el director técnico. Quitaron ese cargo y en su lugar hay algo así como un secretario.
Un secretario general. Así funcionan ahora varias instituciones del Estado, con un secretario general.
Claro, ¿qué hizo Servir? Homogeneizar a todas las instituciones del Estado, de esa manera hicieron una estructura que no le venía a la Biblioteca Nacional, que no haría que funcione ni el Sistema Nacional de Bibliotecas que debe funcionar con los profesionales adecuados, para eso tendríamos que reclutar a muchísimos bibliotecarios para que trabajen en todo el país con los gobiernos locales y regionales. No llego a entender hasta ahora por qué no funciona de esa manera, si el Sistema Nacional de Biblioteca fue creado para eso. Ahora estamos dentro del Ministerio de Cultura y lo que dice el ministro de Educación, bueno, está develando muchos problemas que él está encontrando, pero está teniendo algunos desatinos que advirtieron periodistas y mucha gente de cultura y educación. Advirtieron quién era él.
Foto: César Chumbiauca.
Y ya entrado un poco en el contexto de la actualidad política, en el terreno de la educación, has tenido experiencia como docente, experiencia en el ámbito universitario. ¿Si hubieras llegado al Congreso y sometían esta ley para reformular el Consejo Directivo de la Sunedu, qué hubieras hecho? ¿Has seguido esta problemática?
No mucho, pero cuando lo propuso Daniel Mora me gustó la idea. Veo que ha estado funcionando bien el tema de los licenciamientos de las universidades, ha puesto cierto orden. ¿Por qué si algo estaba funcionando bien se quiere dar marcha atrás hacia una asamblea de rectores? ¿Hay intereses de por medio? ¿De quienes? La población, en general, a veces está desinformada, no informada, mal informada. ¿Por qué? Porque no avanzamos en educación.
Esa sería una salida. Cada uno tiene una visión de la realidad a partir de los medios que consume y del periodista de su preferencia.
Yo creo que eso es lo que más está dañando a la gente.
Conozco personas que dicen: “Yo no veo noticias, yo veo TikTok, ahí tengo las noticias”, pero ¿es una fuente confiable?
Como no es una fuente confiable y nos toca a nosotros como bibliotecólogos fomentar el pensamiento crítico yo creo que el nivel de educación básica es el más indicado para ir trabajándolo, para que ya, en la universidad, ese pensamiento se fortalezca desde lo científico, dándoles a los chicos esas herramientas que necesitan para saber dudar.
La duda metódica.
Exacto. Dentro del pensamiento crítico entra todo eso, cómo aprendemos a cuestionar y a criticar constructivamente. Eso es lo que nos está faltando, ayudar desde las bibliotecas públicas, con un bibliotecólogo preparado para ser líder, también político, pero líder en lo que nosotros sabemos hacer, expresando y demostrando nuestro liderazgo en donde nos encontremos, desde nuestro lugar de trabajo o desde nuestro lugar de estudio. ¿Cómo nuestros estudiantes pueden participar en política sin descuidar el estudio? Todo se puede.
Cuando Vargas Llosa fue estudiante estaba un poco metido en política, pero a la vez tuvo un maestro, Raúl Porras Barrenechea, que lo apoyó mucho.
Eso es lo que yo digo. El docente no solamente va y dicta su clase. Si soy docente y veo que un estudiante está metido en política, pues lo apoyo. Esa es la labor del docente: tener ese ojo para ver a cada uno de sus estudiantes, por supuesto, si no son cien. Una vez me tocó un aula de 150 y es difícil, pero hay alumnos que destacan. Si hay uno que es líder, pues lo ayudo, le doy clases particulares, no sé, busco el momento, y creo que ese chico puede hacer todo. Una de las cosas que he aprendido con los años es que se puede hacer todo, no a la vez, pero sí puedo tener un proyecto hoy, mañana otro, me ordeno. A ese estudiante que es líder le gusta meterse en los problemas de la universidad.
El liderazgo del bibliotecario es importante. Ahora, el gremio bibliotecario es muy chiquito, no creo que alcancen los votos de los bibliotecarios para llegar a ser congresista. Edward Málaga llegó representando a la comunidad científica, no solamente a los biólogos. ¿Con quienes tendría que aliarse el bibliotecólogo para expandir las posibilidades de mayores votos?
Siempre vamos a buscar a otros profesionales. Tuve la oportunidad de participar del plan estratégico que iba a presentar el Consejo Directivo del Consejo Nacional de Decanos, participé en el tema de educación. Yo ya terminaba mi gestión de decana, eso fue el 2020, pero tuve la oportunidad de trabajar con ellos y ver sus perspectivas, sus proyecciones, por qué es importante el antropólogo en un tema de educación, por qué es importante el psicólogo para ver inclusive asuntos de salud mental. Hablaban hasta de neuroeducación, invitaron a Luis Bretel que es un especialista en neuroeducación a darnos toda una cátedra. Yo creo entonces que son oportunidades que uno tiene de expandirse. El que quiera participar en política no puede trabajar solo, no debe trabajar solo.
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[1] Federación Nacional de Trabajadores del Estado – Fentase, fundada en 1978. N. del E.
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Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Contacto: cesar_023@hotmail.com
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César Antonio Chumbiaucahttps://www.revistaotlet.com/author/cchumbiauca/
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Interesante pero no suficiente. Ojala siga compitiendo para el congreso. Se necesita urgente. Seria recomendable una alianza estrategica entre el Colegio de Bibliotecologos y la Asociacion de Bibliotecologos del Peru para tener un@ candidat@ y apoyar a ese candidato o candidata.