La sala Delfina Otero Villarán de la Gran Biblioteca Pública de Lima tiene 20 años al servicio de personas con discapacidad visual. Su equipo está integrado por Rosa Yataco, bibliotecóloga; el señor Rigoberto Camargo, quien llegó antes que todos y entiende en carne propia las necesidades de los usuarios (perdió la vista en un atentado); y los comunicadores Fiorella Montes de Oca y Renzo Huarcaya, todos con conocimientos en manejo de tecnologías y elaboración de material en formato accesible para personas con discapacidad visual. Rosa Yataco, que trabaja en esta sala desde el año 2007, nos comenta en esta entrevista la vitalidad de los usuarios de la sala que, en medio de la pandemia, han seguido en permanente comunicación. Este servicio ha calado tanto que incluso fue nominado a un premio internacional para bibliotecas en el 2021.
¿Quién fue Delfina Otero Villarán?
Cuando ingresé en el 2007 nos dedicamos a buscar esa información con mi compañero Rigoberto Camargo. No contábamos con mucha información acerca de Delfina Otero, solo teníamos una biografía de media página que le había proporcionado al señor Rigoberto una persona con discapacidad visual que la había conocido. Era algo breve que decía que ella había estudiado en la Escuela Nacional de Bibliotecarios fundada por Jorge Basadre y que había trabajado en la Unión de Ciegos del Perú. Con esa información investigamos y encontramos en Recuerdos de un bibliotecario, de Jorge Basadre, que él cuenta sobre la primera promoción de egresados de la escuela y ahí menciona a Delfina Otero. Gracias a este libro, así como en conversación con la persona que nos había proporcionado la información, además de habernos contactado con sus familiares, elaboramos una biografía más amplia.
Delfina Otero fue egresada de la primera promoción de la Escuela Nacional de Bibliotecarios. Estos eran jóvenes entusiastas que realizaron una formación en diversas áreas relacionadas a la bibliotecología. Gracias a la oportunidad brindada por el mismo Basadre pudieron viajar al extranjero para especializarse. Alberto Tauro viajó para visitar bibliotecas y conocer nuevos servicios, Luis Málaga para perfeccionarse en lo concerniente a la administración y Delfina Otero también formó parte de esta misión viajando a Estados Unidos en calidad de becada por un año en el Instituto para la Educación de Ciegos de Nueva York. También estudió por cuatro años en una institución llamada la Casa Americana de la Imprenta donde aprendió todo lo relacionado a la impresión en relieve, braille y otros.
¿En braille?
Así es. Ella trajo al Perú el primer equipo que realizó impresiones en alto relieve y en braille. No era una impresora electrónica como ahora, era un poco más mecánica, pero era un equipo que permitía imprimir en el año 1947, aproximadamente. Ella lo trajo y lo derivó al Instituto Nacional del Ciego que actualmente es el Colegio Luis Braille ubicado en Comas. Y en esta institución es donde actualmente se tienen los primeros impresos realizados por Delfina Otero que básicamente son libros de texto escolar. Fue la primera impresora en el Perú de obras en alto relieve. También fue docente en una escuela de niños y niñas con discapacidad visual. Para la época en que se encontraba fue una labor grande la que hizo.
Ahora demos un salto de la historia a la realidad actual. ¿Cómo ha venido funcionando la sala Delfina Otero Villarán durante la pandemia? Seguro ha sido complicado como en todo lugar.
Para la diversidad de usuarios que atendemos no es sencillo, porque dentro de la discapacidad visual también hay otra diversidad. Hay usuarios que tienen ceguera total, otros que ven un poco, personas que nacieron con la discapacidad y otras que la han adquirido hace cinco o diez años y otras que recién están en proceso de adaptación. Hay diversas situaciones y nosotros, que brindamos servicios de información, tenemos que adaptarnos a esta realidad y su vez a la de nuestros usuarios con características diversas. Por ejemplo, se cree que todas las personas con discapacidad visual saben leer braille, cosa que no es así. No todas las personas ciegas están alfabetizadas en braille; para esas personas hay que facilitar la información en otros formatos como el audio. Los jóvenes prefieren libros digitalizados para escucharlos con lector de pantalla. Hemos utilizado diversos medios para estar comunicados desde lo más básico que es el correo electrónico, mensajería instantánea, whatsapp, incluso permitimos que se comuniquen con nosotros directamente para que puedan realizar sus consultas. También se hizo uso del sistema de consultas en línea que la Biblioteca Nacional habilitó. Asimismo, hemos adaptado a la virtualidad nuestro club de lectura presencial denominado “Leyendo con tacto”, donde mensualmente realizamos la lectura de una obra en braille de un texto consensuado que luego se analiza para una presentación pública de lectura en voz alta en una conversación literaria.
Estuve escuchando precisamente un episodio de “Leyendo con tacto” donde tocaban un texto de Felipe Pardo y Aliaga. Me pareció muy interesante y me quedé enganchado porque al final habían realizado un análisis crítico muy inteligente acerca del niño Goyito.
Sí, finalmente lo relacionaron con el tema de la discapacidad y la sobreprotección. Sin querer salió ese tema y así va fluyendo. Ellos mismos transcriben el texto en sus casas ya que por la pandemia no podemos tener contacto presencial. Esperamos que pronto se den las facilidades para que nosotros podamos entregarles los textos. Ellos, en vez de fotocopiar, transcriben y se nota ahí que tienen ese deseo de ser escuchados.
¿Y otras actividades?
También han aprendido a usar las plataformas de reunión más utilizadas en estos tiempos, como Google Meet o Zoom, gracias a talleres de alfabetización informacional al que hemos denominado “Puntos digitales”, donde con ayuda de profesionales les enseñamos a usar estas plataformas para que puedan crear sus propias reuniones. Por otro lado, tenemos un ciclo de conversatorios dirigido a la comunidad en general denominado “Igual de diferentes: por los derechos de las personas con discapacidad”, donde una vez al mes, desde el 2020, tocamos un tema relacionado a la discapacidad, que puede ser el acceso a la información, la educación, la tecnología, la empleabilidad, la rehabilitación… Y finalmente están nuestros talleres de “Aprendizaje del sistema braille”, también dirigidos al público que no tiene discapacidad visual para que puedan conocer otras formas de acceso a la información, sensibilizarlos hacia otras realidades de lectura y escritura, y que ha tenido bastante acogida por familiares y estudiantes de educación especial y educación básica regular.
¿Qué valor los usuarios dan a los servicios que ustedes brindan?
La atención es casi personalizada. Como dije al inicio, cada persona es una historia, cada uno tiene necesidades diferentes. Hay algunos que se adaptan a una computadora con un software especial, otras prefieren el smartphone; otras que una persona les lea y no una voz sintética. No se puede imponer un solo estilo de acceso o formato. Hemos visto pasar escolares que se han convertido en preuniversitarios. Ya en la universidad, donde tal vez necesitan más nuestra asistencia, les facilitamos la información para que puedan estudiar en igualdad de oportunidades. Luego los vemos graduarse y conseguir un trabajo, incluso en algunos casos convertirse en padres y madres. Es todo un proceso de evolución. Es muy gratificante ser partícipe de este tipo de experiencias. Me queda el comentario que me han hecho varios de los usuarios mayores que dicen que si en su época hubiera habido este servicio, hubieran estudiado o no se hubieran demorado tanto en estudiar.
Imagínate…
Es que, si no existen este tipo de servicios, que lamentablemente son muy pocos en el Perú, las personas con discapacidad tienen que ver la forma cómo van a estudiar. ¿Qué hace la persona con discapacidad visual? Con una separata en mano no puede hacer nada. Tiene que esperar que alguien se la lea o alguien se la tiene que digitalizar para que pueda escucharla si es que tiene computadora con un software lector de pantalla. O si quiere leerlo, porque algunos prefieren leerlo en braille, llevarlo a un lugar donde impriman. En la biblioteca es donde realizamos este tipo de procesos.
¿La BNP tiene algún convenio o trabajo colaborativo con las universidades?
Tenemos alianzas con tres universidades que son la Unifé, con la que trabajamos desde el 2007 a través de un curso denominado Actividades Sociales. En este caso las estudiantes apoyan semestralmente en la lectura, elaboración de textos y búsqueda de información para nuestros usuarios. De igual manera la Facultad de Ciencias Contables de la UNMSM tienen un programa de responsabilidad social donde exigen a los estudiantes una cantidad de horas para poder titularse. Desde el 2012 trabajamos con ellos. Situación similar con la Facultad de Derecho de la USMP. Pero finalmente los voluntarios comentan que más que una obligación ha sido para ellos un aprendizaje porque si no hubiera ese tipo de “voluntariado obligatorio” no hubieran sabido que una persona con discapacidad visual puede estudiar y hacer su vida independiente.
Exacto. Uno de los más emblemáticos escritores latinoamericanos, Jorge Luis Borges, tenía ceguera y era una persona brillante. ¿La BNP es la única que brinda este servicio al menos en Lima?
La Biblioteca Municipal Ignacio Escudero en Piura es la única biblioteca pública fuera de Lima que tiene servicio para personas con discapacidad visual. Luego otras tres están aquí: la Biblioteca Municipal de San Borja, la Biblioteca Municipal de Miraflores y nosotros. A nivel de biblioteca universitaria están la PUCP, la Universidad del Pacífico y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya; la San Marcos no tiene colecciones, pero tiene equipamiento para que los usuarios puedan digitalizar libros.
Este año la sala Delfina Otero Villarán fue nominada al premio Systematic Joy of Reading. Ganó una interesante iniciativa de bibliotecas en campamentos de Jordania que ayudan a refugiados sirios. No obstante, al ser un premio internacional y ver que la BNP fue nominada refleja su grado de importancia.
Así es. Nosotros estamos contentos de haber sido nominados porque este es un premio internacional creado para iniciativas que combaten el analfabetismo y que promueven el acceso a la información. Justamente, como mencionas, fuimos seleccionados entre muchos proyectos, quedando seis finalistas: uno de Países Bajos, Dinamarca, Uganda, Sudáfrica, Jordania —que fue ganador— y nosotros. Estamos orgullosos de haber sido nominados. Nos da a entender que estamos yendo por un buen camino y esperamos mejorar cada día con la ayuda de la misma biblioteca, sus autoridades que nos apoyan constantemente y los mismos usuarios que siempre aportan con sus sugerencias y sus comentarios.
Es excelente porque entiendo que no es fácil gestionar bibliotecas con este tipo de servicios. Hay tratados como el de Marrakech que evidencian que no es sencillo digitalizar y compartir así nomás, que hay que respetar algunos asuntos de derechos de autor. ¿Podrías comentar un poco sobre este tratado?
Este tratado que mencionas se llama así: Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso. No beneficia solamente a personas con ceguera, sino a quienes por algún motivo físico no puedan acceder a un libro estándar. En el caso peruano se tiene un antecedente a este tratado, que es una excepción del año 2002 a nuestro derecho de autor, donde la excepción permite que las instituciones como las bibliotecas puedan convertir una obra protegida por derechos de autor a un formato accesible como el braille o el audio, siempre y cuando esta obra ya convertida esté destinada a una persona con discapacidad visual de manera gratuita. En base a esto la biblioteca ya venía trabajando.
¿Y puede ser con cualquier obra o igual hay que consultar al autor?
No, puede ser con cualquier obra. Ya con el Tratado de Marrakech se amplía el espectro, porque con la ley peruana se podían trabajar solo con libros peruanos. Pero con el tratado se puede trabajar con obras de cualquier parte del mundo. Y no solamente te va a permitir transformarlo, sino también compartirlo. De esta manera se evita la duplicidad de esfuerzos.
¿Y eso aplica incluso al último ganador del premio nobel que publica un libro en la editorial más importante del mundo, en una transnacional? Si de repente hay un usuario que quiere consultar ese libro, ¿se puede transcribir a braille o grabar ese libro en audio y compartirlo? ¿No hay ningún problema?
Sí se puede realizar la conversión siempre y cuando se cumpla el requisito básico que es la gratuidad. Si el usuario lo necesita en nuestra biblioteca, lo podemos hacer, pero no se le puede cobrar el servicio ni el acceso.
Vi una conferencia de Pablo Lecuona sobre Tiflolibros y me pareció interesante porque es una biblioteca digital que precisamente realiza este tipo de cosas.
Sí, Tiflolibros es una biblioteca digital argentina que tiene más de 60 mil archivos de texto. En este caso no solo es un catálogo, sino prácticamente un repositorio donde está el recurso o texto completo para ser descargado y en formato accesible. Esta biblioteca es de acceso gratuito para cualquier persona con discapacidad visual o institución que brinde servicio de lectura a estas personas. Lo que sí te solicita es un documento que te certifique como persona o como institución, se genera una contraseña y listo, ya puedes acceder para hacer tu búsqueda y descargar tu libro. Es la primera herramienta que no solamente usamos nosotros en la Biblioteca Nacional para ubicar un libro en formato accesible que nuestros usuarios soliciten, sino para bibliotecas de varios países de habla hispana es la primera fuente de recursos. Es bastante importante este repositorio.
El bibliotecólogo que quiera realizar actividades como las que tú realizas, aparte de estudiar bibliotecología, ¿dónde más puede formarse? ¿Existen instituciones que se dediquen a la formación de bibliotecólogos que quieran trabajar en bibliotecas que brindan servicios de lectura no convencional?
La formación específicamente para bibliotecología no hay, lo que sí hay son especialidades en educación inclusiva y atención a la diversidad, pero del lado educativo. También hay que conocer bastante normativa como el Tratado de Marrakech, incluso hay diplomados en base a este importante tratado porque es bien complejo, pues intervienen varias partes como los beneficiarios, los formatos, las entidades autorizadas, el intercambio, porque no todos los países del mundo han adoptado el tratado. Pero es básicamente conocer las necesidades de las personas con discapacidad que son cómo atenderlas, la parte legal y las tiflotecnologías.
¿Tiflotecnologías?
Tiflo es un prefijo griego que significa ciego, ceguera, y que se une a palabras como tiflolibros, que son libros para ciegos, o tiflotecnología, que es la tecnología para personas ciegas o con discapacidad visual.
Hasta donde escuché a Pablo Lecuona, la parte legal y la parte tecnológica son vitales en el servicio que brindan porque son muchos aparatos y tecnología.
Hay muchas tecnologías que mucha gente no conoce y son gratuitas. No es nada del otro mundo. La única diferencia entre un usuario con discapacidad y uno sin discapacidad es el formato por el cual va a acceder a la información. Se demora un poco más el acceso, pero finalmente a través de la BNP tratamos de apoyar en ese sentido facilitándolo para que tengan esa igualdad de oportunidades con respecto a sus compañeros de trabajo o estudio. También estamos próximos a continuar con nuestro servicio en sistema braille. Esperamos que pronto se pueda retomar porque es un servicio que nuestros usuarios demandan mucho, sobre todo usuarios alfabetizados en ese sistema. Ellos tienen a disposición nuestra impresora braille con la que contamos desde el 2018 gracias a las autoridades de la BNP que implementaron tecnológicamente la sala.
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Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Áreas de interés: periodismo científico, repositorios institucionales e industria editorial. Contacto: cesar_023@hotmail.com