Luis Gutiérrez y la lectura verde

Recuerdo su biblioteca infantil municipal que visitábamos con mis hermanos, y los cuentos y juegos en quechua con que nos recreaban las abuelas.

Luis Gutiérrez Morales

❦

Hace dos años nos dejó uno de los bibliotecarios más interesantes y fructíferos. Me refiero a Luis Wilmar Gutiérrez Morales, un hombre de múltiples facetas: bibliotecólogo, psicólogo, archivero, poeta, investigador y amigo. Debería haber fallecido en abril, mes donde mueren los poetas; pero se fue en el mes festivo de diciembre, un día después de navidad, en una edad en que ya le tocaba la jubilación: 65 años. Fatídica fecha para sus familiares ayacuchanos que será conmemorada como es el 9 de diciembre, Día de la Batalla de Ayacucho, que consolidó la independencia del Perú y América. Así era Lucho, un personaje irreverente, locuaz, espontáneo, de risa estentórea y con un fino humor negro. Su ausencia suena a mito y arrullo, a fuerza y sabiduría, a naturaleza atemporal.

De padres ayacuchanos, nació en el mes de los carnavales, un 8 de febrero de 1955. Pasó su feliz infancia y parte de su juventud en La Mar, tierra de su madre, guardando gratos recuerdos como cuando me contó en una entrevista para Crónicas de Pauza, en la que me dijo que esa tierra es “su gente linda, sus altas cumbres y campiñas, sus fragantes caminitos de choclos, lúcumas, y perales. Y la cortina musical de sus ríos y sus vientos sacudiendo los eucaliptos y guindales con maravillosos resplandores”. Hasta que le llegó la juventud y tuvo que viajar a Lima para estudiar. Ingresó en la última promoción de la Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1976-1979, que luego se incorporó a la UNMSM como Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información. Hizo sus primeras prácticas en la biblioteca de la Cooperativa Santa Elisa de Lima, bajo la dirección de la bibliotecaria Doris Samanez, en 1977. Organizó los primeros juegos florales para promover la lectura en el Puericultorio Pérez Araníbar de Magdalena, en 1982, con el apoyo de la Asociación Peruana de Bibliotecarios.

Su trabajo en la Amazonía peruana

Su espíritu aventurero le hizo tomar una decisión que le cambiaría la vida, al elegir un escenario laboral totalmente opuesto al ambiente donde creció y estudió, cuando ingresó a trabajar en la biblioteca especializada del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, IIAP, con sede en Iquitos, capital de Loreto. Una región lluviosa y una gran biodiversidad en flora y fauna. Su rápida adaptación al calor selvático pareció preparada para que su destino fuera quedarse en Iquitos durante algo más de veinte años, respirando el aire limpio, disfrutando del lujuriante espectáculo de ferocidad y verdor amazónico, entregándose a la bibliotecología con la misma pasión de Carlos Santana cuando toca su guitarra. Luis disfrutaba su trabajo creando el Centro de Documentación y Comunicación del IIAP, bibliotecas infantiles urbanas y rurales, el Programa de Avanzada Cultural; desarrollando actividades de teatro, ciencia y cultura para todas las edades.

Su vida y obra es una demostración de cómo una historia personal debe expandirse, como un eco hacia zonas que toquen las fibras de toda una colectividad necesitada de atención educativa y cultural, como son los pueblos del Perú profundo. Luis fue un personaje con temperamento y liderazgo que aportó al desarrollo amazónico. El mayor problema de que se mueran nuestros héroes culturales es que nos recuerdan nuestra próxima finitud. Ayer nomás escribía sobre Alfredo Mires; hoy lo hago sobre Luis Gutiérrez, y mañana escribiré sobre Carlos Puntriano. Y yo me pregunto: ¿quién escribirá mi historia cuando me llegue la hora de partir? ¿Será tal vez César Chumbiauca? Yo no sé.

Luis Gutiérrez Morales era de esas personas que hacen de su profesión la pasión polifacética de su vida. Como ayacuchano tenía el don de la creatividad a flor de piel, don que afloró estando en la fantástica selva de Iquitos, cuna de oralidad, de mitos y leyendas.

A Luis lo respeto como bibliotecario y escritor, su entrega, su trayectoria, su humildad. A pesar de que su presencia atraía los reflectores por su elocuencia y su liderazgo, en el fondo era un sentimental querendón. Su vida es un álbum compartido lleno de energía y pasión por llevar la lectura a todas las comunidades, aldeas y zonas alejadas de Iquitos. Las postales que dejó son muchas y variadas; no solo se preocupó por las bibliotecas, la ciencia y la cultura, sino también por el cuidado de la naturaleza.

Ser bibliotecario del IIAP le significaba estar rodeado de una aureola de leyenda; la gente lo respetaba y seguía sus consejos como los de un acertado chamán.

Poseedor de un talento narrativo, abordó diversos géneros literarios: la poesía, el teatro, el cuento infantil y la investigación.

Su escritura se caracteriza por un lenguaje depurado, a menudo teñido de ironía, con el que tocó temas como la vida, el agua, el fuego, la ausencia y el amor por su hija Vanesa y su adorada nieta, dedicándole sentidos poemas: “Chaska” y “Nayra”.

Festival del Libro y la Lectura Verde

Creada por Luis Gutiérrez, el trabajo organizativo del evento le demandó un gran esfuerzo buscando auspicios y espacios, recurriendo al apoyo de instituciones de la región, y a la colaboración de personajes locales, convenciéndoles de la necesidad de llevar a cabo el primer festival el 2010, donde presentó un nutrido programa artístico, literario y cultural para el público en general. El festival se desarrolló con total éxito durante una década. El 2013 promovió la 1ra. Feria Nacional del Libro de Iquitos. Sostener la cultura era el centro de su estrategia de desarrollo, fue la clave de Luis durante su carrera bibliotecaria y rico retrato de vida.