La bibliotecaria peruana Carmen Checa Solari de Silva (1923-2011) es considerada una leyenda de la bibliotecología nacional por la trascendencia de su trabajo y aporte al desarrollo de la profesión. Tras su fructífero paso por la vida terrenal me dejó tres pasajes anecdóticos que nunca olvidaré. Fueron tres momentos de mucha trascendencia en mi vida profesional y literaria, donde la presencia de Carmen Checa fue de vital importancia para mi desarrollo personal. Pasajes que a continuación paso a relatar.
Primer encuentro
Recuerdo que, cuando trabajaba en la biblioteca de la Cooperativa de Ahorro y Crédito San Isidro de Huaral, década de los setenta (1976-1980), con todo el entusiasmo de mis años mozos me apersoné a la Oficina Nacional de Bibliotecas Públicas y Populares, ONBPP, con la finalidad de gestionar una donación de libros para la biblioteca. Era 1978. La oficina funcionaba en el ala izquierda de la ex Biblioteca Nacional de la avenida Abancay, hoy Gran Biblioteca Pública de Lima.
Ingresé a la ONBPP por la avenida Miró Quesada. Luego de cruzar el umbral de la enorme puerta de cedro, la secretaria me indicó que esperara para ser atendido. Mientras tanto me puse a observar el ambiente lleno de cajas de libros listos para ser despachados a bibliotecas de provincias. Anaqueles por todos lados con libros, revistas, documentos, archivos y más… libros, cuando de pronto hizo su aparición la señora Carmen que salió de improviso detrás de los ficheros. Era una persona menuda, baja de estatura, cabellera castaña, expresivos ojos azules y una amplia sonrisa enmarcaba su rostro.
Me invitó a su escritorio y en cinco memorables minutos me relató la gran labor que cumplía en la oficina que estaba bajo su dirección, contando con el incondicional apoyo de los bibliotecarios que integraban su equipo de trabajo que cumplieron su memorable misión recorriendo las regiones del Perú profundo llevando libros, manuales, afiches, revistas y capacitación a los encargados de las bibliotecas alejadas de la capital. Y en ese recorrido del conocimiento también habían asesorado a la biblioteca de Huaral para su implementación en material bibliográfico, equipos y mobiliarios. Carmen se interesó por el trabajo de organización y funcionamiento que iba a realizar, quedando muy satisfecha de que un joven profesional vaya a las provincias a trabajar. Desde su experiencia me dio útiles consejos técnicos y de gestión, pidiéndome que la mantuviera informada de los avances logrados.
Mientras cruzaba el serpentín de Pasamayo de regreso a Huaral, no podía ocultar mi rostro de satisfacción por el éxito de mi gestión. Conocer a una leyenda de la bibliotecología fue toda una hazaña para mí. Me impresionó su amabilidad, su vocación de servicio, energía y conocimiento. Así concluyó un día memorable para mí, pues había de decidir mi destino.
Segundo encuentro
A medida que fui organizando el material bibliográfico, diseñando los servicios y el layaout de los ambientes, como egresado de la ex Escuela Nacional de Bibliotecarios, me daba tiempo para elaborar mi tesis para optar el título de bibliotecario. Para validar mi trabajo necesitaba una asesora y fue la bibliotecaria Carmen Checa de Silva la elegida. Ahora mi temor era que no aceptara mi pedido dado su cargo y funciones. Cuando tímidamente se lo pedí, la señora Checa de Silva abrió sus enormes ojos azules y con una amplia sonrisa aceptó asesorarme, a pesar de estar recargada de trabajo, pues por aquellos años la Oficina atendía la gran demanda de asesoramiento técnico y capacitación a nivel nacional. La necesidad de bibliotecas y material bibliográfico era grande y al personal de la ONBPP no le alcanzaba el tiempo para cumplir con el urgente pedido de las regiones. Su Oficina era una verdadera colmena de trabajo produciendo la rica miel del conocimiento, bajo la dirección de la abeja reina.
Desde entonces la visité en varias ocasiones llevando avances de mi trabajo académico. Sobre la marcha la señora lo revisaba corrigiendo algunos puntos y entregándome valiosas recomendaciones, hasta que finalmente lo terminé con el título de Organización y funcionamiento de la biblioteca de la C. A. C. San Isidro de Huaral, Lima, 1980. Lo presenté a la ENB, fue aprobado y obtuve el título de bibliotecario.
Tercer encuentro
Pasaron los años y mi vida profesional florecía dulcemente, como florecen los naranjos y mandarinos en los fértiles campos huaralinos. Ahora me encontraba trabajando en la biblioteca técnica del Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial, SENATI, sede central de Lima (1980-2020), cuando una mañana de primavera de 1998 me visitó la colega Carmen Checa de Silva. Iba a recoger una donación de libros técnicos que me había solicitado previamente para donarla a una biblioteca piurana.
Recuerdo que esta vez charlamos largamente en mi oficina y me confesó que andaba promocionando la lectura infantil tan necesaria en la formación del hábito lector en una edad temprana, lo que me hizo recordar que tenía algunos ejemplares de mi obra Cuentos de Huaralín, impresa en papel bond e ilustrada en blanco y negro. Esta obra había ganado en los Primeros Juegos Florales de la provincia de Huaral, convocada por la revista Claridad en 1978, y con el tiempo lo fui mejorando hasta llegar a imprimirlo artesanalmente, desde entonces dormía el sueño de los justos en el archivo del olvido. Se los entregué como quien entrega a un hijo para que se lo cuiden.
A la mañana siguiente la llamada telefónica de la señora Carmen Checa me sorprendió: me llamaba para felicitarme por los cuentos que le habían gustado y solicitarme permiso para imprimir mi obra a través del Centro de Documentación e Información de Literatura Infantil, CEDILI IBBY PERÚ, institución privada sin fines de lucro, cuyo objetivo principal es promover la lectura, crear y apoyar bibliotecas y editar libros de autores nacionales de carácter infantil-juvenil.
La noticia me tomó por sorpresa y me hizo saltar hasta el techo de puro contento, no hay mayor satisfacción para un aprendiz de escritor que su obra quede impresa para la posteridad. Fue así como los Cuentos de Huaralín vieron la luz en impresión a todo color, ilustrada por la artista plástica Giselle Beck, en formato de 20×20, con 41 páginas, siendo publicada la primera edición en 1999, gracias al apoyo de la bibliotecaria Carmen Checa de Silva, que por aquellos años integraba la directiva junto con la fundadora del CEDILI, la educadora Lily Caballero de Cueto, madre del escritor Alonso Cueto.
Colofón
Conocer a la gran bibliotecaria peruana Carmen Checa de Silva me permitió nutrirme de su sabiduría y fortalecerme para cumplir mi misión bibliotecaria. Ella me hizo entender en un minuto la responsabilidad y trascendencia de mi labor; que mi compromiso con las bibliotecas, la lectura y los usuarios será hasta el final de mis días.
Yo no hubiera seguido en la literatura sin la visión de Checa de Silva, quien valoró mis primeros cuentos y me hizo ver que era capaz de seguir escribiendo. Carmen Checa de Silva fue, a su modo, una visionaria, una de las figuras más importantes y emblemáticas de la bibliotecología peruana.
Hoy El fantástico duende Huaralín navega por los confines del mundo, luego de tres ediciones impresas (1999, 2004 y 2011). Recientemente ha sido editado por el CEDILI en versión digital (Lima, 2022).
La Estación de Biblioteca Pública, EBP de la Victoria, lleva el nombre de la señora Carmen Checa de Silva como un homenaje a una de las más destacadas bibliotecólogas peruanas, notable impulsora de las bibliotecas públicas.
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Nació en Ayacucho. Bibliotecólogo de profesión con más de cuarenta años de experiencia. Narrador de cuentos, autor-editor de cinco obras de corte infantil-juvenil. Colabora en revistas y periódicos de Huaral. Gestor de los blogs: Bibliotecologia & Literatura, Crónicas de Pauza y Huaral Huaralín. Trabaja en la biblioteca del SENATI. Contacto: fpebe9@yahoo.com