
Una exploración del marco legal y los antecedentes para la creación de una escuela técnica que está pendiente.
El 2013, con la promulgación de la Ley del Sistema Nacional de Bibliotecas[1], se encuentra la primera mención a los institutos superiores tecnológicos para bibliotecarios en la legislación vigente. En dicha ley, se designa al Ministerio de Educación y al Ministerio de Cultura como los responsables de su creación. En 2014 se publicó el reglamento[2].
En este último dispositivo legal, el Título III, De los Institutos Superiores Tecnológicos para Bibliotecarios, menciona por primera vez a la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) como otro de los componentes de su creación; pero no solo eso: es en este reglamento donde se explica mejor sus responsabilidades y competencias.
El 2017 se promulga la Ley General de la Biblioteca Nacional[3]. En lo concerniente a las funciones de la BNP, se menciona también que debe apoyar y promover la creación y difusión de la carrera técnica de bibliotecario a nivel nacional. Ese mismo año se aprueba el reglamento; sin embargo, no se hizo referencia alguna a la carrera técnica.
El 2018, con la aprobación del Reglamento de Organización y Funciones de la BNP[4], en lo referente a las funciones de la institución, se vuelve a tomar literalmente lo dicho en el reglamento de la Ley N° 30570 en lo referente a la carrera técnica.
Dos antecedentes
La Escuela Nacional de Bibliotecarios (ENB), fundada en 1943 por Jorge Basadre, es el antecedente más importante. Su creación respondió a la necesidad de brindar conocimientos técnicos al personal de las bibliotecas universitarias y públicas. Después de funcionar casi cuatro décadas en las instalaciones de la BNP, en la avenida Abancay, fue transferida en 1980 a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, adquiriendo estatus universitario.
Pasaron varios años para encontrar el siguiente antecedente importante. El 2002 se aprueba la Estructura Orgánica y Reglamento de Organización y Funciones de la BNP y del SNB[5]. En esta nueva estructura se crea el Centro de Investigaciones y Desarrollo Bibliotecológico, siendo una de sus unidades orgánicas la Dirección Ejecutiva de Formación y Capacitación Bibliotecaria, que tuvo el Programa de Capacitación Continua para bibliotecarios escolares.
Este programa, en su momento, trató de ser el heredero de la ENB. Aunque, lamentablemente, nunca se abrieron algunos módulos que ofrecía, se llegó a capacitar a personas de todo el Perú, demostrando su valioso aporte. El programa se suspendió el año 2017.
¿Profesionales técnicos?
Se han cumplido siete años desde la promulgación del primer dispositivo legal vigente que hace referencia a la carrera técnica en bibliotecología. Por desgracia, a la fecha no se ven luces al respecto. En ese sentido, la BNP debería pronunciarse sobre cuál es el motivo por el que hasta hoy no existe una escuela técnica.

El año 2008 me titulé con la tesis Una aproximación a un sistema nacional de bibliotecas, donde proponía la creación de una escuela técnica. Tengo que ser sincero; cuando lo comenté con algunos colegas encontré el siguiente comentario: “Se quitará campo de trabajo a los profesionales”.
No entiendo la lógica de esa afirmación. Sí entiendo que otros profesionales nos ven como una carrera técnica porque en gran medida hacemos tareas de ese tipo (lo que debería ser realizado por un técnico, incluso por un auxiliar), dejando de lado gestiones profesionales más trascendentes para una biblioteca. A lo largo de los años he escuchado críticas a esta propuesta, sin siquiera pensar en las repercusiones positivas que tendrá en las bibliotecas del interior del país, brindando personal capacitado y comprometido.
- [1] Ley Nº 30034
- [2] Decreto Supremo Nº 002-2014-MC
- [3] Ley Nº 30570
- [4] Decreto Supremo Nº 001-2018-MC
- [5] Decreto Supremo Nº 024-2002-ED
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Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de la Información por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
La creación de una escuela técnica de bibliotecología es de necesidad perentoria en el Perú. Los bibliotecólogos peruanos somos tan pocos y la gran mayoría ejerce funciones en Lima, lo cual deja en claro que la mayoría de bibliotecas en el Perú está a cargo de personal bibliotecario capacitado, a nivel técnico y de gran experiencia, pero que no son bibliotecólogos profesionales; sin embargo, ellos son y deben ser nuestros aliados estratégicos para el impulso de las bibliotecas, el libro y la lectura en nuestro país. Y urge su capacitación y formación técnica.
La Escuela Nacional de Bibliotecarios fue creada por Jorge Basadre, en primera instancia para capacitar al personal que trabajaba en la Biblioteca Nacional del Perú, llegando a dar luego diversos cursos de capacitación para los bibliotecarios en Lima y provincias. Y su pase a carrera universitaria fue producto de las necesidades de los estudiantes y egresados de la entonces ENB para acceder a becas y estudios en el extranjero, tal como venía ocurriendo en países vecinos, y para lo cual necesitaban el grado de bachiller.
El concepto de profesional técnico es la denominación oficial del Ministerio de Educación para los titulados en institutos, con tres años de estudios, y el título de técnico es por dos años de estudios.
Y la afirmación de que este personal técnico le quitará trabajo a los bibliotecólogos no es tal, si tenemos en cuenta la realidad bibliotecaria de nuestro país, y teniendo en cuenta también que en diversos países vecinos, los bibliotecólogos y bibliotecarios forman una alianza estratégica y trabajan juntos con el solo objetivo de impulsar las bibliotecas como espacios de encuentro y desarrollo social para el ejercicio de la ciudadanía en democracia.
Y traigo a colación la reciente formación libre de una asociación de bibliotecólogos del Perú, pero conformada por bachilleres y egresados, además de algunos bibliotecólogos y creo que personal técnico también, lo cual no tendría nada de malo si es que no estuvieran adquiriendo el cariz de actores confrontacionales del Colegio de Bibliotecólogos del Perú, entidad que agremia a los bibliotecólogos profesionales del Perú, con prerrogativas específicas de ley, y conformada por profesionales bibliotecólogos, que muy de avanzada podrían trabajar con una asociación de bibliotecarios, no bibliotecólogos -ya que este nombre los limita- que sumaría las acciones para el impulso de las bibliotecas y la capacitación bibliotecaria, junto con todas las instancias públicas, privadas y de la sociedad civil que sienten el compromiso de trabajar por el Perú.
Sin ir muy lejos, tenemos ejemplos en Argentina y México, que además de utilizar indistintamente la palabra bibliotecólogos o bibliotecarios, sí tienen sus campos de acción específicos y trabajan en conjunto. Una vez, el Dr. Filiberto Martínez, bibliotecólogo e investigador del IIBI, me decía que los bibliotecólogos y el Colegio Nacional de Bibliotecarios de México trabajaban de la mano con la AMBAC, Asociación Mexicana de Bibliotecarios, e inclusive algunos bibliotecólogos la habían presidido, pero que algún bibliotecario de la AMBAC no podría ser decano del colegio, por lo mismo del grado profesional que tienen los miembros de un colegio profesional.
En suma, esperamos que todos estos asuntos tomen pronto un rumbo coherente y se sumen esfuerzos por el bien del país, por el bien de nuestros compatriotas, para quienes debemos crear valor público y contribuir así a satisfacer sus necesidades de mejora de calidad de vida con acceso a la información y al conocimiento desde las bibliotecas; más, en estos tiempos de pandemia, en donde se han evidenciado diversos aspectos y temas que pueden ser el punto de partida que necesitamos para ser actores activos y con propuestas coherentes que se sumen a los esfuerzos que el gobierno viene realizando para que nuestro país logre superar esta crisis sanitaria.
Deseo estudiar para bibliotecaria a distancia.