Una mirada a las relaciones que los adolescentes tienen con la lectura a través de espacios físicos, plataformas digitales y la cultura popular. Además, el rol que cumplen los mediadores.
En algunos colegios, las bibliotecas escolares han mutado a lo que hoy conocemos como Centro de Recursos para el Aprendizaje o CRA. Al ser estos de naturaleza pedagógica, sus recursos de información (impresos o virtuales) confluyen en función al currículo del colegio. Desde el CRA se pueden realizar actividades en pro de la enseñanza-aprendizaje tales como la investigación, proyección cultural, la mediación lectora, entre otras.
La mediación lectora es la práctica por la cual una persona establece un nexo entre el libro y el lector quien, al inicio, se resiste a leer. En el contexto escolar la mediación debe empezar por el docente (usualmente del curso de Comunicación) seguido por los bibliotecarios.
Es importante establecer diferencias. Para Munita (2018), en una entrevista publicada en el canal Cátedra del Perú, mediación lectora no es igual que animación lectora; mientras esta procura dar a conocer o acercarse al libro basándose en actividades como cuentacuentos, títeres, juegos, entre otras; la mediación tiene que ver, sobre todo, con los procesos de lectura. El problema de la animación, indica, es que ha tendido a la espectacularización de las lecturas y que esto solo rodea el texto, mas no lo abarca en su real dimensión.
El rol del bibliotecario y el CRA en la mediación lectora
El docente es el primer encargado para ser mediador; este debería tener, además de estrategias pedagógicas, el conocimiento lector que le permita desarrollar su labor mediadora de manera efectiva. El bibliotecario escolar no puede ser ajeno a esto, pues conjuntamente con las competencias técnicas e informacionales que maneja debe colaborar en la mediación lectora y demás actividades propias de la enseñanza-aprendizaje.
El bibliotecario escolar, a diferencia de los docentes, tiene una formación académica que muchas veces es complementada con la docencia. Su papel como mediador, especialmente en la educación secundaria, es, además de fomentar el acceso al libro y la lectura, conocer los intereses lectores de los estudiantes. Esta información es fundamental, puesto que será de mucha ayuda al tratar de ampliar el corpus literario de sus usuarios principales.
Intereses lectores de los estudiantes de educación secundaria y la nueva mirada a las formas de lectura
Los estudiantes de secundaria, adolescentes entre los 12 y 17 años, atraviesan muchos cambios físicos y psicológicos, los mismos que repercuten, por ejemplo, en la búsqueda de identidad entre pares, que en el contexto actual puede ser terciado por las redes sociales. En ese sentido, un aspecto a tomar en cuenta es la forma en que los jóvenes leen actualmente, pues esta no es la tradicional. Hablamos de adolescentes multimediales con acceso a diversas fuentes y recursos de información, ya sea desde la portátil o un dispositivo móvil; la inmediatez forma parte de su día a día. A través de las redes sociales no solo se comunican, además se informan, ven películas, opinan y hasta juegan.
Partiendo de lo expuesto, los jóvenes y adolescentes, muchas veces, suelen buscar lecturas complacientes que capten su atención y cuyas temáticas logren empatizar con ellos. Con esto no se intenta restringirlos a textos que no les permitan desarrollar su pensamiento crítico, es decir, que no avancen a lo que Eco (2002) denomina el segundo nivel de lectura. Es importante conocer qué busca leer actualmente la juventud para poder mediar y ayudarlos en el proceso lector.
Experiencias como Wattpad, por ejemplo, al que jóvenes y adolescentes acceden escribiendo sus propias historias las que, en algunos casos, son publicadas, permiten dar una mirada más amplia a la forma de leer en la actualidad. Por ello, se puede afirmar que el lector juvenil es más activo, pues interviene y opina mientras lee, característica reflejada en lo que conocemos como narrativas transmedia.
Entender los nuevos procesos de lectura nos conducen al logro de los objetivos sobre los intereses lectores; por ejemplo, muchos adolescentes desarrollan interés por la lectura tras ver los éxitos taquilleros de películas basadas en novelas o sagas, o entienden contextos narrativos y ficcionales desde series o videos de booktubers. El mediador de lectura debe estar abierto a esas nuevas formas, romper con el paradigma para establecer, no solo el nexo con el libro que se espera que lean, sino con los estudiantes mismos.
La biblioteca escolar, el Plan Lector y la mediación en educación secundaria
Uno de los principales problemas del Plan Lector es que muchos de los textos propuestos son planteados desde una mirada tradicional. Así mismo, quienes deberían ser los principales mediadores en el ámbito escolar, es decir, docentes y bibliotecarios, en muchos casos adolecen de conocimiento lector. Si bien las estrategias de lectura son importantes, esto no basta si lo que se pretende es mediar y apoyar en el proceso de lectura de los estudiantes.
El Plan Lector, muchas veces, está construido en base a textos que el estudiante no logra decodificar, o por recomendaciones de editoriales cuyo objetivo comercial se superpone al de la calidad del texto, usando sus catálogos para acercarle al docente libros de estructura encorsetada cuya riqueza se refleja en los valores y mensajes que supuestamente tienen, desconociendo, con ello, una característica fundamental en los textos literarios, la literariedad. Este tipo de libros son conocidos como literatura instrumentalizada.
Ya sea desde la biblioteca virtual o las estanterías del CRA, los clásicos y otros textos literarios de mayor profundidad deben seguir formando parte de la colección de la biblioteca, así como de las listas de Plan Lector; sin embargo, se debe buscar la manera de entrelazarlos con aquellas lecturas que son del interés de los estudiantes.
La biblioteca para Peroni (2004) es el espacio ideal para la mediación lectora; en el contexto escolar sería el lugar donde deberían generarse las condiciones para que, en coordinación con el área de Comunicación, puedan acercar a todos los estudiantes a las prácticas lectoras, sobre todo a quienes les cueste establecer un nexo con el texto escrito.
Relacionar tramas partiendo de lecturas, filmes, música, entre otros, que guarden afinidad con textos clásicos o contemporáneos más profundos. Por ejemplo, Los juegos del hambre de Suzanne Collins puede ser relacionado con algún clásico distópico como 1984, o Pinocho de Collodi con la película Inteligencia Artificial, de Spielberg.
Finalmente, para construir un corpus literario adecuado, ya sea desde el CRA o el Plan lector, el bibliotecario escolar debe construir puentes entre aquello que consumen los estudiantes y el libro que propicie el gusto por la lectura, pues ello forma parte intrínseca del quehacer bibliotecario y del CRA como espacio pedagógico y de fomento a la lectura.
Lecturas
1. Catedra del Perú (28 de agosto de 2018). ¿Qué es la mediación lectora? Entrevista a Felipe Munita. [vídeo]. Youtube.
2. Eco, U. (2002). Sobre literatura. RqueR.
3. Peroni, M. (2004). La lectura como práctica social. Los equívocos de una evidencia. II Encuentro de Promotores de la Lectura. XVIII Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México [en línea].
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Magister de Literatura Infantil-Juvenil y Animación a la Lectura de la Universidad Católica Sedes Sapientae. Licenciado en Periodismo de Universidad Jaime Bausate y Meza. Bachiller en Bibliotecología y Ciencias de la Información por la Universidad Mayor de San Marcos. Bachiller en Educación de la Universidad San Ignacio de Loyola. Escritor, publicó en el año 2016 la novela “La revolución de Aura”. Ha escrito artículos en las secciones culturales para medios impresos y virtuales. Actualmente se desempeña como docente y bibliotecario escolar en un colegio privado de Lima.
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