¿Poseer más información significa conseguir más poder? ¿Qué debemos comprender para reducir la angustia causada por la sobreinformación? Escribe: Ennio Prada Madrid.
Es común y notorio que nos encontramos inmersos en una gran cantidad de información suscitada por la ya asimilada era de Internet, lo que conlleva a una necesaria conciencia y reflexión de este fenómeno en nuestras vidas, esta toma de conciencia nos obliga a identificar el grado de alfabetización digital en el que nos encontramos, ubicándonos en un doble rol de consumidores y productores de contenido.
La vastedad de información que nos rodea genera afectaciones emotivas alusivas al sentimiento de zozobra de caer en un abismal agujero negro en el cual los límites del horizonte de sucesos están plagados de datos que dificultan llegar al conocimiento. En este agujero es muy fácil caer cuando la información disponible no nos indica lo que realmente queremos saber según nuestras necesidades.
El bombeo de angustia deviene de aspectos de diversa naturaleza, se puede decir que el control que otros tengan sobre el acceso a la información nos supedita a lo que editores, productores de noticias, personas con poder político, algoritmos o inferencias de inteligencias artificiales, etc., quieran hacer y como quieran presentar la información para que en nuestro rol de consumidores interioricemos dichos contenidos contaminados por los intereses de terceros.
Como si no fuese suficiente circular en el horizonte de sucesos del descomunal agujero negro, en el cual navegamos desesperadamente para no llegar al centro oscuro de la indeterminación, nos vemos a nosotros mismos como observadores pasivos sobre los cuales recae un manto de frustración que debilita la fuerza de la navegación que intentamos nos acerque a la certeza de ser consumidores y productores de contenidos altamente alfabetizados digitalmente y nos alejemos de esta forma del centro oscuro del agujero.
Los golpes de la frustración son lacerantes: cuando no podemos estar al tanto de las cosas debido a tanta cantidad de información, nos golpea; cuando no podemos garantizar la calidad de la información disponible, nos patea; cuando determinamos que no estamos bien informados y que podríamos estarlo mejor, esa frustración nos saca el aire…
Nuestra propia alfabetización digital nos lleva a comprender que el mundo que nos rodea está compuesto por recursos naturales finitos, sin embargo, la información tiene una tendencia exponencial hacia lo infinito; un individuo inmerso en un universo infinito de información es muy posible que este condenado a navegar en el horizonte de sucesos de manera indeterminada. Qué angustiante es estar alfabetizado digitalmente desde esta perspectiva, acaso no será mejor ser un ciego consumidor de información…
Este universo infinito de información gesta la falacia de que a mayor información más poder, sin embargo, el caso parece ser justo lo contrario, más bien a mayor información más zozobra. Parece entonces que la dizque llamada grandiosa era de la información es una explosión de no información; es una explosión de datos y lo que para algunos es información para otros es simplemente un dato, pues la relatividad gobierna la definición de los conceptos.
La ignorancia debería ser bien utilizada, pues esta es fuente de inspiración para aprender y no una falencia que ocultar por vergüenza…
Romper el ciclo de zozobra es una decisión personal, para ello es necesario superar el estigma y el dogma social, el antídoto para frenar esta angustia recae en la liberación, es así que el admitir que no lo sabemos todo y que carecemos de información sobre ciertas cosas nos hará sentir relajados, libres, lejos de ese horizonte de sucesos…
Como se aprecia el admitir que somos alfabetizados digitalmente pero muy ignorantes, nos abre la puerta para nuevos aprendizajes aumentando nuestra habilidad para entender, si tratamos de disimular nuestra ignorancia sobre un tema, nos distraeremos de poder comprenderlo.
La ignorancia debería ser bien utilizada, pues esta es fuente de inspiración para aprender y no una falencia que ocultar por vergüenza; de la negativa a admitir nuestra ignorancia deviene el génesis de nuestra responsabilidad al respecto de la zozobra y la frustración.
Teniendo en cuenta que los únicos medios que tenemos para interpretar la información son el alfabeto, las palabras, los números y las ilustraciones, encontramos que es la escritura y el diseño gráfico las fuentes de asimilación de la información, lo curioso es que estas fuentes son ejecutadas por personas que tienen su propia cosmovisión o por algoritmos sesgados de inteligencias artificiales, por lo cual la información disponible siempre tendrá una connotación subjetiva dependiendo de los individuos o entes que la generaron y por ende la información nunca será cien por ciento precisa, pues esto es absolutamente imposible; comprender esto nos relajara de la zozobra.
Cuando somos conscientes de que la información que nos llega es filtrada por el punto de vista de alguien o algo, esta información deja de ser amenazadora y la podremos comprender en perspectiva para tomar posesión de ella.
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M.Sc. en Gestión de Información Documental. Universidad de La Salle (Colombia). Contacto: ennioprada@gmail.com