
Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”.
Henry Miller
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Esta es la historia de una tímida bibliotecaria peruana que una noche cogió sus chivas y cruzó el océano atlántico rumbo a la bella Italia, para sorpresa de todos sus colegas. Esto sucedió en una época cuando los peruanos todavía no tenían la necesidad de emigrar en busca de mejores oportunidades laborales. La vida todavía era soportable en nuestro Perú de todas las crisis, cuando el terrorismo y el gobierno de Alberto Fujimori (décadas de los 80 y 90) obligó a muchas familias a viajar al extranjero como Argentina, Chile, Estados Unidos, Japón y países europeos en busca de un mejor destino.
Rosario de Zela Anamaría estudio en la Escuela Nacional de Bibliotecarios, en el periodo de 1973-1976. Durante sus estudios fue una integrante del grupo de las estudiantes anónimas, sin nombre, sin imagen, sin historia personal que rescatar. Mientras que, los “alumnos brillantes” de la promoción como la cigarra de la fábula, se la pasaban cantando en los centros poéticos de la época. Entre tanto Rosario estaba trabajando silenciosamente en su futuro como una laboriosa hormiga. Tras terminar sus estudios de bibliotecología, algo cambió en ella, quizás animada por sus hermanas bibliotecarias Macaria y Paulina, o tal vez se despojó de su timidez provinciana y encontró un poderoso motivo para salir de su silencio. Yo no sé.

Su paso por la Biblioteca Nacional
Rosario ingresó a trabajar a la Biblioteca Nacional de la avenida Abancay, siendo destacada a la Sala de Investigaciones, donde el ambiente laboral era apropiado para su temperamento. Esto le dio tiempo para terminar su tesis y colegiarse con el No. 57, estudiar idiomas, investigar y reflexionar sobre la situación laboral de los bibliotecarios de la época, lo que la lleva a ingresar al sindicato de trabajadores donde se convierte en una firme defensora de los derechos laborales de su gremio, con voz y voto. Radical cambio para una serena bibliotecaria que en sus años de estudiante nunca se salió de su libreto. Quizás afloró la sangre guerrera de sus ancestros chancas, ya que Rosario nació en el pueblo de Vito, de la provincia de Antabamba, región Apurímac.

Rumbo a la bella Italia
Rosario de Zela avizoró el futuro y se adelantó al tiempo, tomando la decisión más importante de su vida en la década de los noventa: dejar atrás las continuas crisis políticas de su amado país. No le importó sus quince años de servicios laborales, ni la distancia, ni las añoranzas familiares de su querido Vito, su pueblo natal donde pasó los años más felices de su vida, y ella no lo sabía. La verdad de la milanesa es que su firme decisión de viajar al viejo mundo sorprendió a todos. No tuvo miedo de insertarse en una sociedad racista y competitiva. Quizás encantada por las historias del navegante veneciano Marco Polo, Rosario emprendió un viaje de ultramar para vivir su propia aventura en la tierra de Rómulo y Remo.
Al llegar a la histórica Roma tuvo que estudiar nuevamente biblioteconomía para insertarse en el mercado laboral. El sistema de bibliotecas de Italia se orienta más hacia las humanidades y a la preservación y conservación de documentos, estudios que realizó en el Vaticano y París; en Viena estudió paleografía. Al terminar sus estudios, fijó su residencia en Florencia, capital de la región de Toscana, cuna del Renacimiento, ingresando a trabajar en la Biblioteca Pública de Florencia (Biblioteca delle Oblate), ubicada en el antiguo convento de los Oblatos del siglo XIV del centro histórico de Florencia, a pocos pasos de la Piazza Duomo. De pronto, Charito se vio caminando por calles con más de tres mil años de historia, por calles donde transitó Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, artistas toscanos del Renacimiento. Con el tiempo se incorpora al Colegio de Bibliotecarios de Florencia y adquiere la nacionalidad italiana.

Candidata a diputada en Italia
La vida te da sorpresas. En Florencia, Rosario se convierte en una activa defensora de los derechos de la mujer y de los peruanos, difundiendo la cultura peruana en foros y eventos. Fue dirigente de la federación de peruanos residentes en Italia, base Florencia. No solo es una responsable bibliotecaria trabajando entre pergaminos y manuscritos, descifrando escrituras antiguas, también realiza una activa labor en apoyo de los derechos de los inmigrantes, de las causas pacíficas, de la conservación del planeta tierra y del antirracismo, con un gran espíritu solidario. Con el paso del tiempo ya es un personaje emblemático que peruanos e inmigrantes recuerdan con mucho cariño.
Con la popularidad ganada se convierte en un personaje público ingresando a la política italiana por invitación del magistrado Antonio Ingroia, conocido por su lucha contra la injusticia y las mafias enquistadas en el poder económico y político, a pesar de ser un país altamente católico. Rosario de Zela Anamaría, bibliotecaria de origen peruano, es la primera candidata a una curul por la región de Toscana del Partido Revolución Civil, liderado por el famoso juez Antonio Ingroia, que lucha por el cambio en las elecciones del 23 y 24 de febrero del 2013. Rosario realiza una agresiva campaña política en todos los sectores. Y mientras emite su voto, Rosario piensa: “Si me vieran los muchachos de mi promoción”. A pesar de toda su lucha, no pudieron contra el poder de Silvio Berlusconi, político y magnate de los medios.

Y esta historia de fábula con moraleja incluida continúa. Ahora Rosario, en el otoño de su vida, vive el reposo del guerrero desengañada de la política italiana, muy parecida a la nuestra, donde priman los intereses de los grupos de poder, la corrupción generalizada y el cinismo de los políticos.
Rosario vive soñando con escribir su propio libro de historias, donde el personaje principal es una bibliotecaria peruana que cruzó el charco para conquistar Europa y, después de emocionantes aventuras, como el mitológico Ulises, sueña con regresar a su lugar de origen, donde descansan los restos de sus seres más queridos. A pesar de los años transcurridos, su enraizada identidad no la ha perdido. A presto, Rosario: nos vemos pronto, Rosario.
Moraleja
Nunca dejes de ser humilde, agradecido y buena persona… La vida da muchas vueltas y nunca sabes donde terminarás.

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Nació en Ayacucho. Bibliotecólogo de profesión con más de cuarenta años de experiencia. Narrador de cuentos, autor-editor de cinco obras de corte infantil-juvenil. Colabora en revistas y periódicos de Huaral. Gestor de los blogs: Bibliotecologia & Literatura, Crónicas de Pauza y Huaral Huaralín. Trabaja en la biblioteca del SENATI. Contacto: fpebe9@yahoo.com