
UN ADIÓS. Partió la querida profesora de la Escuela de Bibliotecología de San Marcos, Karen Alfaro Mendives (1980-2021), causando sorpresa y tristeza a la vez. Estos son algunos recuerdos personales.
—Define bibliotecología—, me dijo una vez Karen Alfaro.
No estábamos en un aula, sino en la biblioteca de la Facultad de Ciencias Contables de San Marcos, donde yo era bolsista y ella mi jefa. No recuerdo qué respondí, solo sé que no tenía nada claro y Karen me dio una definición que sinceramente tampoco recuerdo. Sin embargo, tener que saber la respuesta me pareció un principio básico y por algún tiempo memoricé una definición de paporreta que luego deshice y reemplacé por otra con igual destino hasta que llegué a la cuenta de que la pregunta sigue en el aire sin respuesta definitiva.
Karen Alfaro ha partido. Pero su pregunta aún es inquietante. No es que la profesora anduviera filosofando acerca de nuestra disciplina, porque fue una cuestión que surgió de repente de alguna conversación interesante. La profesora se entendía mejor con asuntos más vinculados a la gestión. Y lo hacía bien, de hecho, la biblioteca de la Facultad de Ciencias Contables era considerada una de las mejores dentro de la universidad. Karen Alfaro capitaneaba bien el barco con un equipo estupendo: la señora Edelmira Llanos, que podía encontrar los libros en la estantería con los ojos cerrados; Paul Espejo, que se ocupaba del soporte informático; el señor Santos Chávez, que hacía un excelente trabajo de restauración de libros; y la señora Rosa Obregón, que también apoyaba en el servicio. Y luego estábamos los bolsistas, trabajando cuatro horas al día por doscientos cuarenta soles al mes. Antes del año 2010, eso nos alcanzaba para las copias, los pasajes y para comprar tajadas de pizza en el Centro de Lima.
En aquel entonces, la profesora Karen estudiaba su doctorado en Administración, por lo que se la podía ver algunas veces hasta altas horas en su oficina repasando lecturas y redactando. Pero también sabía divertirse. Celebrábamos los cumpleaños y fechas especiales con torta, piqueos y cajitas de sangría, contando anécdotas y riendo a carcajadas. El más gracioso era Edward Huamán, que nos visitaba de vez en cuando. En ese tiempo, aún no se habían casado.

En su faceta como docente, Karen dominaba perfectamente las materias que tenían que ver con administración gracias a sus estudios de posgrado. Le gustaba que sus clases fueran dinámicas y transmitía siempre un enorme carisma. En sus sesiones pesaba siempre más la parte práctica que teórica y prefería plantear casos para resolver en grupo. Por varios años llevó sobre sus hombros el Seminario de la Realidad Bibliotecológica. Conversando por teléfono para una nota de la revista Otlet, me confesó que cuando le tocó tomar la posta que dejó Alejandro Ponce, un profesor al que admiraba, sintió una gran responsabilidad porque el seminario siempre fue una vitrina para la Escuela de Bibliotecología. Era el curso que más la absorbía por su tremenda carga de estrés y porque la exponía a críticas. Ella sabía que había comentarios burlones de otras escuelas sobre la parafernalia excesiva en que a veces caía la organización del evento producto de la competencia entre los grupos, pero sentía que en el ambiente virtual los estudiantes estaban volviendo a concentrarse en el contenido y menos en la forma.
El último curso que llevé con ella fue uno de preparación para la elaboración del informe profesional conducente al título. Aunque era un curso de carácter metodológico, resultaba muy entretenido porque nos contaba anécdotas de sustentaciones épicas y otras que habían terminado vergonzosamente mal, así que nos daba consejos para sobreponernos al miedo, exponer con precisión y responder con desenvoltura a las preguntas del jurado.

Como investigadora no ha dejado ninguna obra voluminosa, pero sí algunos artículos científicos escritos en su mayoría con el doctor Alonso Estrada. Lo interesante es que en esos artículos se observa un acercamiento a temas de investigación interdisciplinarios, que van desde los conceptos de desinformación, posverdad y noticias falsas, hasta temas vinculados a la gobernanza, la representación política y la democracia en el Perú, asuntos a los que estuvo más conectada debido a que en los últimos años estuvo trabajando en la Procuraduría Pública Especializada en Delitos de Corrupción del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. La profesora apenas había cruzado el umbral de los cuarenta años y podía destacar aún más en materia de investigación, pues en cuestión de grados y títulos, así como en experiencia profesional, había alcanzado muchos logros, lo que la llevó a ser reconocida como una investigadora inscrita en el Registro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Renacyt).
Por todo eso, Karen Alfaro Mendives supo dejar huella con su profesionalismo, carisma y amistad. Si cierro los ojos y me acuerdo de ella, la primera imagen que evoco contiene su sonrisa.
¿Usted también la recuerda así?
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Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Áreas de interés: periodismo científico, repositorios institucionales e industria editorial. Contacto: cesar_023@hotmail.com
La cátedra de la profesora Karen era espectacular te hacía entender aspectos de la administración de una manera tan didáctica y práctica. Recuerdo que en Admi II nos sacaba de nuestra zona de confort, y nos mandó a hacer un corto que reflejara los problemas que puedan existir en una empresa. Fue la mejor experiencia que tuve en una clase. Así como la vez que nos bombardearon con gas lacrimógena en una conferencia y tuvimos que salir corriendo con los invitados. Entre broma decíamos en clase que esa experiencia se la contaría a sus futuros estudiantes de Seminario. La extrañaremos mucho profesora Karen.
Es verdad, antes que sus grados academicos o titulos obtenidos, era su sonrisa su carta de presentación!; aunque haya profesores buenos , los hay buenos no solo en lo academico sino como la profesora Karen, en aquello que considero mas importante, en «el alma» y junto a su carisma trasmitia disposición para tener una buena sesion de aprendizaje.
(Tildes omitidas intensionalmente)