
«(…) las bibliotecas físicas nunca dejarán de ser importantes, por lo tanto, deben ser respetadas como tal, todo esto a raíz de los últimos acontecimientos en México y Estados Unidos».
Escribe: Silvia Azaña Pérez
Foto principal: Los primeros 100 días del presidente Trump: 77. The White House. Flickr (CC).
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Ya que trabajé en una biblioteca universitaria al comenzar mi carrera, puedo hablar desde mi experiencia. Recuerdo las salas de lectura llenas de estudiantes, al punto que quienes colaborábamos en otras áreas teníamos muchas veces que apoyar en sala. Los años transcurrían y los buscadores tenían cada vez mayor presencia y se convertían en fuentes de investigación sin que los usuarios se detuvieran a pensar en la fiabilidad de sus resultados.
Mención aparte merecen las bibliotecas digitales y repositorios, que, con la llegada de la pandemia, pasaron de ser una novedad o un tema que solo conocían algunos especialistas a convertirse en fuentes indispensables de toda unidad de información que pretendiera subsistir, sea biblioteca u otro tipo. Pero más allá de hablar de las bondades del entorno digital, lo que este artículo pretende recordar es que todas las herramientas son administradas, alimentadas y sacadas adelante por bibliotecólogos, y que las bibliotecas físicas nunca dejarán de ser importantes, por lo tanto, deben ser respetadas como tal, todo esto a raíz de los últimos acontecimientos en México y Estados Unidos, en donde la importancia de las bibliotecas ha sido politizada y minimizada, ante lo que no se puede permanecer indiferente de ningún modo.
Bibliotecas mexicanas en crisis
Según fuentes de la prensa y televisión mexicanas, gran parte de las bibliotecas públicas del país se encuentran en el olvido, con instalaciones desgastadas, oxidadas y con falta de mantenimiento, y lo que es más preocupante, con falta de personal. Así, por ejemplo, el diario El Sol de Zacatecas señala: «En un diagnóstico sobre el estado actual de las bibliotecas públicas en México, Rodrigo Borja Torres, director General de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura, reveló que el 40% de los inmuebles bibliotecarios del país enfrentan problemas significativos, principalmente relacionados con su infraestructura».
Por otro lado, TV Azteca informa que en el país hay un total de 7476 bibliotecas, pero aproximadamente 900 de ellas se encuentran cerradas. Dos de los casos más llamativos son el de la Biblioteca de México, la cual no tiene servicio de agua potable desde hace varios meses, y el de la Biblioteca José Vasconcelos. Esta última fue inaugurada en el 2006 con instalaciones amplias, excelente conexión de internet, 400 computadoras y un servicio de estantería abierta de varios pisos que dejaba maravillado a cualquier visitante, entre los cuales, quien redacta, tiene la fortuna de contarse.

En la actualidad, la Vasconcelos —como se la conoce— tiene varios de sus elevadores malogrados, baños y otras áreas sin mantenimiento, además de un internet deficiente y un mínimo de personal, el cual denuncia que durante el sexenio del presidente López Obrador sufrió paulatinamente la reducción del presupuesto para las bibliotecas.
En ese sentido, desde este espacio exhortamos a las autoridades mexicanas a recordar y valorar la importancia de las bibliotecas como espacios físicos de investigación, pero, sobre todo, de servicio a la comunidad, y a no olvidar que el recurso humano es el elemento más importante de cualquier organización. Además, las bibliotecas públicas son mantenidas con partidas presupuestales que provienen de los ciudadanos y, por ende, son para ellos. Esto último se puede replicar en cualquier realidad latinoamericana, así que debe estar siempre presente.
Trump y las bibliotecas
En los pocos meses que Donald Trump ha asumido nuevamente la presidencia de los Estados Unidos, este país, que se ha caracterizado por hacer de sus bibliotecas lugares abiertos y de amplia atención a la comunidad, ya enfrenta problemas con estos espacios. Tal es el caso de Nueva York, que al igual que otros Estados, acusa a Trump de desmantelar agencias federales que financiaban bibliotecas y museos, motivo por el cual ya ha sido demandado.
Mención aparte merece la Biblioteca del Congreso, un referente mundial en bibliotecología, ya que es fuente principal de información en actividades esenciales como el control de autoridades. Su directora, Carla D. Hayden, fue despedida por Trump, argumentando que «estaba dotando a la biblioteca de material inapropiado para los niños». Hayden era la primera bibliotecaria de raza negra en asumir el cargo, por lo que su despido podría calificarse como un acto racista o misógino; los críticos de Trump indican que también podría tratarse de un atentado contra la libertad de elegir qué leer.
Sea como fuere, estos casos ponen de relieve que las bibliotecas y su recurso humano no son valorados, y que con la tecnología parece haberse relegado el papel de la biblioteca como espacio físico de trabajo, estudio y hasta de refugio, como lo han demostrado diversos episodios de la historia.
Desde aquí invitamos a la sociedad latinoamericana a reflexionar sobre la importancia de nuestras instituciones culturales y, sobre todo, del recurso humano que las sostiene, de manera que ante una situación similar no seamos indiferentes y tomemos acción de manera inmediata.
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Fuentes
AFP Y AP (10 de mayo de 2025). Trump despidió a la directora de la biblioteca del Congreso de EU. La Jornada..
Álvarez, R. y Méndez O. (07 de mayo de 2025). Precarias condiciones operativas afectan a la Biblioteca José Vasconcelos y la Red Nacional. Fuerza Informativa Azteca.
EFE (10 de mayo de 2025). La Administración de Trump despide a la directora de la Biblioteca del Congreso de EE.UU. The Swiss voice in the world since 1935.
Soriano, R. (15 de enero de 2025). Crisis de las bibliotecas públicas en México: el 40% de los edificios necesita reparaciones urgentes. El Sol de Zacatecas.
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Licenciada en Bibliotecología y Ciencias de Información por la UNMSM. Máster en Sistemas de Información Digital por la Universidad de Salamanca. Más de diez años de experiencia en el sector público, principalmente en la Biblioteca Nacional del Perú. Actualmente forma parte del Equipo de Publicaciones Digitales y Periódicas de la BNP. Le encanta leer y viajar.