
El peor analfabeto es aquel que sabiendo leer, no lee.
Miguel de Unamuno
Vladimir es maestro de profesión y desde muy joven se comprometió con la palabra y fue la poesía el territorio donde aprendió a lidiar con sus sentimientos más profundos. Sus poemas tienen un maravilloso aroma de naranjas dulces y refrescantes; su fragancia llega a todos los corazones fresca y agradable. Sus versos son apreciados por sus propiedades estimulantes y calmantes; aporta una sensación de amplitud y libertad como son los valores universales que utiliza en su lírica.
Edmundo Vladimir Villavicencio Angulo, profesor, poeta y escritor nació bajo el cielo azul de Huari, región Áncash, un 5 de octubre de 1960. Nació dos días antes de la festividad religiosa de la Virgen del Rosario “Mamá huararina”, como un presagio que caminaría por alfombra de flores, entre bombardas y danzantes celebrando la poesía de la vida. Hijo del director Florencio Villavicencio Núñez y la profesora Lastenia Angulo. Pasó su primera infancia en el entorno natural de su tierra natal respirando aire limpio, escuchando el rumor de las lagunas y cascadas; observando paisajes y montañas. Esta grandiosa soledad moldeó su espíritu sensible en el apacible valle que acunó su infancia dorada.
Por razones de trabajo toda la familia se trasladó a Huaral a fines de la década del 70, donde terminó su primaria. Seguiría la secundaria en el colegio Andrés de los Reyes, egresando con el Premio de Excelencia Académica de su promoción.
En Lima inició sus estudios universitarios de Educación en la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta” y lo culminó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Más tarde se graduó como Magister en Docencia Superior en la Universidad Privada César Vallejo e hizo estudios de Administración en IPAE e inglés en el Británico.

Todo era felicidad en la familia Villavicencio Angulo padres de cinco hijos profesionales: Vladimir es el segundo hijo docente y poeta y sus hermanos Wilder y Walter, médicos; Igor, ingeniero; y su hermana Yanny, enfermera y docente Cuando el desastre apareció de golpe en sus vidas, al morir en un fatídico accidente su madre Lastenia y su hermana Yanny en Cajamarca, el 2001, Vladimir quedó devastado por la tragedia, atrapado en un bosque oscuro, ya no vería jamás a sus seres más amados y tan solo los recordaría en la soledad de su dolor.
Después de un largo periodo de duelo, sufrió otra pérdida: la de su querido padre el 2010. El dolor se tradujo en dejar de escribir por un tiempo y se encerró en la biblioteca que heredó de su progenitor.
Fue profesor en diferentes centros educativos de Huaral y en universidades de Lima. Como maestro es parte de la formación lectora de varias generaciones de estudiantes.

Su trayectoria literaria
Bajo el estímulo de su padre, el notable profesor de Lengua y Literatura don Florencio Villavicencio Núñez, inició su formación intelectual y cultural en su grandiosa biblioteca familiar de cinco mil ejemplares con autores clásicos, obras de literatura, historia y ciencias. Como en el relato La biblioteca de mi padre del escritor argentino Jorge Luis Borges, la cercanía a los libros también fue para Vladimir de vital importancia en su formación lectora, además de las tradiciones orales trasmitidas al calor de la leña por sus abuelos y tíos que despertaron su imaginación infantil.
Produjo sus primeros poemas a la edad de siete años en su terruño natal. Estando en Huaral empezó a publicar en el periódico escolar de su colegio, en boletines y separatas, vislumbrando un gran talento que asombró a su profesor de comunicación. Ganó concursos escolares de poesía, teatro, cuento, declamación y oratoria. Gracias a los consejos de su padre y del profesor Eleodoro Oria Cuadros fue cincelando su poética.
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La majestuosidad de las campiñas huaralinas fue su inspiración permanente, de sus campos de frutales extrae el néctar de su poesía. Su alta sensibilidad y compromiso social lo hacen un poeta comprometido con nuestra realidad política. Y a partir de ahí toda su vida aparece en veladas, recitales, encuentros, tertulias, concursos y congresos literarios regionales e internacionales. Su nombre está asociado a la excelencia de la poesía internacional; en sus años de intensa labor ha producido grandes poemarios, cuentos y ensayos, es un autor prolífico y sigue sumando cada día nuevas creaciones poéticas que se difunden a través de las redes sociales para disfrute de la cornucopia de sus floridos versos.
Villavicencio recibió el Premio Nacional de Poesía en 1987, 1990, y el 2004 “por sus magistrales pinceladas poéticas que nos conducen a un mundo lleno de original subjetividad”.

El 2014 publica su libro de poesía y narrativa Aroma de Naranjas (Lima, Educar, 235 pp.), con el que toca temas como el amor, la vida y la esperanza. Es una obra que refrenda sus notorias capacidades para la poesía. En su viaje de descubrimiento del misterioso arte de la escritura poética va mejorando su lirica, en un proceso de maduración paulatina que lo llevan a ser considerado como el mayor poeta de su generación.
El 2018 publica Sueños marinos de poesía y narrativa (Lima: Educar, 2018), un aporte en el más alto nivel poético de un autor en estado de gracia. Su objetivo es lograr la excelencia, tal como le prometió a su padre mucho antes de su muerte.
Recibe múltiples reconocimientos de la crítica especializada que lo llena de honores, premios y homenajes. Ha ganado 7 premios nacionales y 2 internacionales, siendo el más destacado cuando se consagra a nivel internacional al ganar la Pluma de Oro del concurso Las Mejores Letras del Mundo 2022, organizado por Escritores sin Fronteras, con su poema:
La muchacha de mi pueblo
Se ha ido a la orilla del silencio
La muchacha de mi pueblo
Abrió las hojas de la playa desnuda
Las imágenes de su rostro de espiga
Las tinieblas del rumor danzante
De su espacio vacío para ser huella
Con el amor encendido por lluvias y fogatas
Cubrió los espejos de la playa con su piel de octubre
Este segundo de pandemia y sopor
Minuto de sombras heladas
Ilusiones ópticas martilladas
Por recuerdos de su blanca sonaja de relámpagos.
En mayo del 2024, recibió un homenaje como ilustre escritor de la Municipalidad Provincial de Huaral en el marco del 48 aniversario de la Provincia de Huaral.
A pesar de estar confinado en su casa debido a una dolencia de columna que limita sus movimientos, Vladimir no deja su pasión de escribir. Actualmente está preparando dos proyectos literarios que espera publicar pronto: Literatura en Huaral en el Bicentenario y Gastronomía de Huaral en el Bicentenario.
Tiene varias obras publicadas: Designios, Imágenes. Poesías, Narrativa Huaralina (en dos tomos), Imágenes. Narrativa y teatro, y Pinceladas poéticas.
En esta oda se explora al poeta en sus distintas facetas que ilustran al hombre y su resiliencia frente al destino y su misión literaria que no abandona a pesar de todo. Vladimir sigue en la brega, aunque “el mundo sea un pobre poema”.

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Nació en Ayacucho. Bibliotecólogo de profesión con más de cuarenta años de experiencia. Narrador de cuentos, autor-editor de cinco obras de corte infantil-juvenil. Colabora en revistas y periódicos de Huaral. Gestor de los blogs: Bibliotecologia & Literatura, Crónicas de Pauza y Huaral Huaralín. Trabaja en la biblioteca del SENATI. Contacto: fpebe9@yahoo.com
Excelente semblanza, Fernando.
Sabes…te agradezco profundamente por este artículo referente a mis días de luz y zozobra en el plano personal y literario que no hacen más que reafirmar tu valor como gran escritor dado a las lides literarias…que venido desde Ayacucho modelas, recreas la cultura y el alma en el mar del estío o la ruleta friolenta del invierno.
Albricias Fernand por este gran trabajo…ya tu nombre crecerá aún más …así como la sombra cuando el sol declina…como decía Choquehuanca.
De nada poeta la excelencia de tu trabajo poético ameritan todos los elogios que, resalten tu entrega y persistencia a nivel docente y literario.
Excelentísimo trabajo. El maestro Vladimir ha cultivado el arte literario con tanta estima que merece todas la loas del mundo. Sus pasos de docente, además, han dejado sus huellas en muchas generaciones y aún con el paso de los años siguen vigentes sus versos espigas nutriendo el alma de sus lectores.