
Una materia que ha ido perdiendo peso dentro de los currículos de formación de bibliotecólogos es la historia del libro tratado en cursos como Historia del conocimiento registrado o Paleografía. En países como Francia existe una tradición de investigadores cuyos libros han sido traducidos a varios idiomas. Tenemos como ejemplo a Lucien Fevbre, Roger Chartier y Henri-Jean Martin; este último, bibliotecario, historiador y profesor universitario en la École National de Bibliotèques, lanzó una exitosa campaña a fines de los años 70 en favor de las bibliotecas públicas con un slogan que atacó directamente al orgullo de políticos y ciudadanos: “Los franceses no leen”.
La historia del libro y la lectura es un tema al que podríamos volver, pues no se trata de un asunto sin aplicaciones prácticas; todo lo contrario, es vital conocer la historia del libro sobre todo cuando los bibliotecarios llegan a ocuparse de centros que resguardan fondos antiguos. En La biblioteca fantasma, el periodista fundador de Ojo Público, David Hidalgo, deja muy mal parados a varios bibliotecólogos que se mencionan en su libro, describiéndolos como técnicos interesados casi únicamente en imponer en la dirección de la Biblioteca Nacional un representante del gremio. Esa imagen, por supuesto, nos afecta a todos y para contrarrestarlo se debe empezar por estudiar y conversar rigurosamente sobre el libro en términos de su historia para entender con fundamento su valor y el papel que nos corresponde en su conservación y resguardo, de lo contrario, cedamos sin queja el paso a los historiadores y literatos la dirección de las bibliotecas que contienen fondos antiguos.
La historia del libro y la lectura es un tema al que podríamos volver, pues no se trata de un asunto sin aplicaciones prácticas; todo lo contrario, es vital conocer la historia del libro sobre todo cuando los bibliotecarios llegan a ocuparse de centros que resguardan fondos antiguos.
No necesariamente se tiene que crear un curso en las escuelas de bibliotecología sobre la historia del libro y la lectura, porque para hacerlo se necesitan profesores que sean especialistas en ese rubro -lo que sería magnífico-, pero se pueden aprovechar los seminarios o coloquios para invitar a especialistas como Pedro Guibovich, cuyos trabajos se centran en historia del libro y la lectura, la censura, el comercio de libros, los lectores, la producción de la imprenta y la relación entre los hombres de letras y la cultura impresa; también tenemos a Danilo Sánchez Lihón, director general del Instituto del libro y la Lectura del Perú. Otro nombre interesante es el del historiador Marcos Garfias, quien publicó un libro sobre la historia de la Biblioteca Nacional. Y si se trata de la historia de las bibliotecas, podemos discutir los trabajos de Teodoro Hampe Martínez (1960-2016).
También hay bibliotecólogos que han escrito algunos artículos, como Magaly Milagros Sabino La Torre, quien publicó en el 2020 un trabajo titulado Aproximaciones a la historia del libro y la lectura en el Perú. Como ella, sería estupendo que más profesores, profesionales y estudiantes se animen a entrar en este tema que además de importante también resulta apasionante y de interés interdisciplinar.
El editor.
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Los trabajos de Teodoro Hampe son los más serios sobre el tema. Lo de Garfias es muy lineal. Hasta ahora no hay una historia crítica de la BNP.