Daniel Soria (Lima, 1971) es escritor, corrector de estilo, editor independiente y profesor en la Escuela de Edición de Lima. Sus clientes han sido Planeta, Santillana, Norma, Instituto de Estudios Peruanos, entre otros. Es un amante de la música que conserva en casa discos en CD y una colección de varios LP a pesar de su adicción a Spotify, porque Daniel, sin música, no puede vivir. Ha publicado dos novelas: Tres heridas nocturnas (1999) y Monólogos en Blanco Humo (2011). La publicación de su primer libro tiene una historia curiosa. Hace veinte años Daniel trabajaba en un diario que, debiéndole por varios meses buena parte de su sueldo, le pagó imprimiendo los ejemplares de su obra. Como el libro era de autoedición y aún desconocía el aparato de distribución, lo convencieron de imprimir mil ejemplares. Obviamente, como Daniel era un escritor desconocido aún, no pudo vender todos, ni siquiera cuando Ivan Thays lo presentó en su programa Vano Oficio. Los libros empezaron a habitar cada rincón de la casa. Entonces, en un momento de arrebato, los quemó. “No me enorgullezco, no voy a hacer la del poeta maldito, no lo soy. Sí me arrepiento un poco porque el libro gustó a lectores cuya opinión me interesa y por último hubiera recorrido todas las bibliotecas de las zonas donde no tienen libros y repartirlos; ahora que pasó, lo cuento, pero no es algo que me haga sentir orgulloso. Mis mañanas de euforia son peligrosas”, confiesa. En octubre último, Daniel dio una charla acerca del libro electrónico en la Biblioteca Javier Prado de Lince para compartir de paso algunos planteamientos presentes en su tesis de maestría en Epistemología, pronto a sustentar en San Marcos. Para conocer un poco más sobre su perspectiva humanista en relación a la lectura en tiempos de lo que él llama la electronalidad, nos abrió la puerta de su casa.
¿Por qué es mejor leer un libro impreso que uno en digital?
Digámoslo así, la lectura en impreso permite una lectura profunda, de inmersión en el texto. El PDF es como un libro a través de una pantalla, pero donde lees hay elementos distractores. Tú puedes leer un PDF sin conexión a Internet, pero si estás conectado mientras lees es el acabose. El hecho de estar conectado hace por fuerza que tu lectura sea menos profunda, aunque para mí no es un problema. Yo estoy adiestrado en el libro impreso. Yo tonteo mucho con internet, pero sé sacarle la médula al texto. Yo no he sido formado en este ámbito distractor, formo parte de él, pero no impide que mi lectura sea profunda porque vivo de eso. Hace diez años que le corrijo textos académicos al IEP y si empiezo a hacerlo mal voy a morir de hambre.
Hay que adaptarse a las nuevas tecnologías…
El hombre ha tenido que adaptarse siempre, de hecho, la teoría de la evolución de Darwin es una larga historia de la adaptación. El problema es que debemos adaptarnos muy rápido, estamos acostumbrándonos a una cosa y sale otra. El salto cuantitativo es amplio, y ya sabemos que cuando el salto cuantitativo es amplio deviene en un salto cualitativo. Es verdad que tiene que ver con la tecnología, pero también con su velocidad.
¿De qué trata la tesis que está preparando?
Trata sobre la metafísica de la era tecnológica. Propongo la metafísica porque es ir más allá de los objetos tecnológicos en los que estamos involucrados. No es una descripción de nuestra sociedad actual, sino acerca de qué es lo que le da sustento, qué clase de humanos somos esos que somos tecnológicos, la esencia de la época contemporánea definida por lo electrónico. Hay una palabra que no sé si estoy usando bien: la electronalidad. Creo que vamos camino de convertirnos en otra clase de seres humanos; que estamos viviendo, por la vía electrónica, un momento Gutenberg. Estamos camino de pasar de un logos retórico a un logos de otro tipo. El logos, este principio organizador del mundo nunca va a desaparecer, pero el logos formado con el trato con los libros, con los mensajes escritos, verbales, va rumbo a desaparecer y lo voy a ver en esta vida.
¿Cómo va a afectar eso? ¿Nos hace menos humanos?
Vamos a perder algo y vamos a ganar otras cosas. Para saber si vamos a ser menos humanos deberíamos saber cuáles son los rasgos que definen a la humanidad.
¿Pero ve un mundo mejor o más caótico?
La palabra “mejor” me confunde un poco. Prefiero decir “radicalmente distinto”. Un ejemplo: ninguna persona de esta ciudad sabe hacer fuego, y esa cosa fue importantísima… A quién le importa ahora.
¿Usa Internet más para el ocio que para el intelecto?
No, yo siempre he querido ser un hombre de conocimiento y me he convertido en eso. Es el momento en que debí nacer. Como hombre de conocimiento, no veo comparación. Cómo no meterme en lo electrónico. Me meto de lleno, pero con mis limitaciones. Internet es Tinder, Instagram, es una serie de cosas, pero mi entrada es la de un hombre letrado. No estoy diciendo que sea la máxima conjunción entre el humanismo y lo electrónico. La vida electrónica es una cosa alucinante. Yo cojo de allí lo que me sirve.
Por ejemplo…
¿Sabes lo que significa poder bajarme todos los días PDF de libros? Leo varios. Antes no. Ahora tengo quinientos PDF y es verdad que nos lo voy a leer todos, pero un montón sí. Mi maestría la hice con esta Tablet. No he ido a la biblioteca, no he usado mi carnet de biblioteca de San Marcos, mis amigos me conseguían los libros o por último estaba en la fotocopiadora. Para mí, como humanista, es una época alucinante. ¿Y pierdo tiempo? Sí. Me mandan un informe semanal de que paso más de tres horas al día con la pantalla prendida, todo el día estoy acá (en su celular) entrando y saliendo, muchas veces en beneficio de mi cultura humanista.
En ciencias de la información está de moda un término llamado “Alfabetización informacional y mediática” a propósito de que muchos expertos coinciden en que es falsa la existencia de “nativos digitales”. Las nuevas generaciones pasan muchas horas en Internet, pero les cuesta encontrar información fiable o académica…
Yo no estoy inmerso en el mundo electrónico como los chicos de ahora, pero soy un surfer en Google. Encuentro, identifico, cruzo, huelo. Me gusta. Eso sí, me he dado cuenta que cuando lo pido en un joven no sabe buscar como yo. Pero no es porque yo sea electrónicamente mejor que ellos, sino porque mi logos es retórico. Si buscas información escrita estás hablando de mi cultura. Ya no me pidas buscar videos, mp3… No sé.
¿Deberíamos salvar el logos retórico?
No se va a poder. Es como querer salvar el latín en el medioevo. Recuerda que el alemán era un balbuceo de bárbaros; pero, cuando yo estudiaba filosofía en los 80, era el idioma de la filosofía. Aferrarnos al logos retórico es como aferrarnos al latín. ¿Sabes qué va a pasar con el logos retórico? Vamos a ser como caballeros jedi. Siempre van existir seres humanos que dominen el logos retórico, pero van a ser misteriosos depositarios de un arte arcaico. Toda la locura de Stars Wars empezó por la espada láser, el principal atributo del caballero jedi. Yo me acuerdo de una escena. Luke se está entrenando con los ojos vendados y Han Solo le dice: Oye, usa la pistola láser…
En diez años, ¿cree que el hombre que haya conservado el logos retórico tendrá alguna ventaja?
¡Claro que sí!, pero si no ha descuidado aquellas cosas que un hombre de su tiempo debe manejar. Si vas a ser el rarito, en tu mundo, te cagaste porque te vas a morir de hambre. Pero si eres un hombre de tu tiempo y además eres tributario de este saber que va camino de ser arcano, solo puede ser una ventaja. Yo tengo jóvenes que han sido formados por mí —sabe Dios por quién más— y veo las enormes ventajas que van a tener, pero, como te digo, prohibido entregarte a esto para llevar una vida apartada.
A propósito de Stars Wars, es curioso porque lo que hace especial a Luke Skywalker es un poder mental con el cual hasta puede levantar objetos.
Más que eso. Lo mejor que me ha pasado en la vida me ha pasado este año. He encontrado la Verdad. Pero para que no creas que estoy loco, no es un discurso, es un estado. Soy feliz porque estuve buscando todo el tiempo eso. Los jóvenes que fueron mis alumnos, como son entrenados en el logos retórico, van a tener una vida más rica y diversa, pero no sé si con las mismas pulsiones a las que yo quiero llegar como la Verdad. Yo puedo transmitir el hombre retórico, pero no puedo transmitir el hombre de mi tiempo ni mis búsquedas. Voy a morir algún día, no puedo perder tiempo quejándome, diciendo: Ay, estos jóvenes… No puedo, es inmoral. El tiempo vuela. A esta casa vienen esos chicos. Yo no puedo espantarlos diciendo: Ay, en mis tiempos…, que ustedes no han leído el Quijote… Ya, está bien, siéntate, te lo voy a contar. ¡Pero no se lo cuentes, que lo lean! Ya, pero esos chicos nunca lo van a leer; esa mezquindad es para forzar.
Eso me trae al recuerdo la película Fahrenheit 451. Al final de la película no hay más libros, pero las historias quedan. Los libros son las personas. ¿Deberíamos preocuparnos tanto por el soporte?
No vale la pena preocuparse por lo que ya no tiene remedio. Si soy un humanista y creo que ha llegado al momento más expectante de la historia de la humanidad, lo de menos es preocuparme por eso, sino preguntarme qué más, a dónde nos estamos conduciendo. En tiempos tan rápidos tenemos que cambiar, tenemos que ser distintos.
Los grandes autores perviven a cualquier soporte…
Mis sobrinos son chicos brillantes y no han leído La Ilíada ni La Odisea… Ya no van a leer el Quijote, pero qué bacán que vean, en mí, lo que hace el Quijote con una mente. Mientras haya lectores, van a ver lectores de La Ilíada y La Odisea. La alta cultura siempre va a tener sus depositarios, aunque va a disminuir la cantidad de cultores.
Algunos opinan que tal vez fue necesario que la Biblioteca de Alejandría se incendiara para empezar de nuevo, pues los griegos habían escrito tantas cosas que parecía que el saber había alcanzado su límite.
Julio Ramón Ribeyro tiene una prosa apátrida donde habla de la Biblioteca de Alejandría. Entiendo tu punto. Pero ten cuidado. El Renacimiento ocurre cuando se descubre a los griegos por las traducciones árabes. Si no se hubiese descubierto los libros de los griegos otra hubiese sido la historia, se hubiese demorado más, no lo sé. Mejor o peor no porque tiene un dejo progresista. Pero ahora ya nada se pierde. Hay un lugar en el planeta donde tienen toda la música guardada para siempre. Conocimos de Aristóteles en los objetos físicos que se pudieron rescatar. Ahora hemos dado un salto. Ya no se va a perder nunca más nada, pero hay un problema: la profusión. Para mí Google es una Biblioteca de Alejandría, pero si no sabes buscar es un laberinto, no es ninguna biblioteca.
El dato
Desde hace tres años, Daniel Soria realiza algo que llama literatura para Facebook. No se trata de la difusión de su obra a través de dicha red social. Él usa Facebook con intención artística. Pega texto en una imagen y hace literatura con una condición: no equivalente a más de una página. El que quiera leer sus posts, puede encontrarlo en su página de Facebook. Una performance electrónica muy interesante. Deguste un poco en la siguiente imagen.
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Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Contacto: cesar_023@hotmail.com
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César Antonio Chumbiaucahttps://www.revistaotlet.com/author/cchumbiauca/
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