Es uno de los cursos de mayor visibilidad en la Facultad de Letras de San Marcos. ¿Cuándo se realizó por primera vez? Difícil saberlo. Lo que sí se sabe es que entre sus ponentes inolvidables está Marco Aurelio Denegri. Conozcamos qué pasó en su visita y cómo se desarrolla el seminario en la actualidad.
Pocos creyeron que Marco Aurelio Denegri aceptaría la invitación como ponente en el Seminario de la Realidad Bibliotecológica. Por eso, cuando entró con el taxi rumbo a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, el auditorio aún estaba ocupado. Pedirle a Marco Aurelio que esperara media hora seguro podía ocasionar que se diera media vuelta para volver a casa. Había que evitarlo.
Era el año 2002 y dirigía el curso la bibliotecóloga Silvana Salazar. El equipo que se propuso llevar a MAD al seminario estuvo conformado por Julio Santillán, Samuel Munive, Flor Silvestre, Ada Sosa Solano, Elizabeth Quispe y Augusto Sánchez —hoy reconocido cocinero de la cevichería victoriana Mi Barrunto—.
Quien tuvo la difícil tarea de buscar a Denegri fue Julio Santillán, para lo cual asedió por varios días las oficinas de Televisión Nacional del Perú, hasta que la productora de La Función de la Palabra le dio acceso. Sin embargo, lo que encontró Santillán fue el desinterés de Denegri de conferenciar para estudiantes universitarios. Una experiencia en una entonces apitucada universidad limeña le había desencantado de los jóvenes, pues se habían comportado con puericia, con poco respeto por la plática intelectual. Santillán lo convenció de que en San Marcos no era así.
El día en que hubo que llevarlo a la universidad la tensión era grande. El más mínimo detalle que lo incomodara podía ser fatal. Por eso, cuando Julio Santillán y su otro compañero con el que escoltaban a Denegri se enteraron de que el sitio aún no estaba listo, se asustaron. Por suerte, a su compañero se le ocurrió una idea. Le dijeron a MAD que era justo que, antes de entrar a la facultad, primero visitaran el campus. Así se lo llevaron a conocer el Fondo Antiguo de la Biblioteca Central, donde fue recibido con gran admiración. “Marco Aurelio entró de frente y nadie le puso ningún impedimento. A medida que íbamos avanzado, todo el mundo lo veía y simplemente nos abrían la puerta. La clásica es que te pregunten a dónde vas”, cuenta Julio Santillán.
En realidad, Denegri intuía que algo pasaba con la organización del evento, así que miró por un buen rato los documentos de la biblioteca y luego dijo: “Creo que ya es hora”. Felizmente, el auditorio al fin estaba listo.
Como era de esperarse, la conferencia fue un éxito. Se abarrotó no solo de estudiantes de bibliotecología, sino también de otras carreras. Incluso se tuvo que habilitar un aula contigua para transmitir la conferencia en vivo. Denegri disertó sobre la importancia del libro y recibió preguntas del público que respondió con agrado, pues tal recibimiento de pronto lo había animado. Lamentablemente, la grabación está extraviada y toda una base tuvo que moverse en un grupo de WhatsApp para recuperar el único registro que nos fue alcanzado: una foto tomada por la bibliotecóloga Ada Sosa Solano.
Al terminar la conferencia, la salida resultó aparatosa por el tumulto en los pasillos. Las jóvenes que escoltaban al ponente, a cargo de la estudiante Claudia Salaverry, evitaban a toda costa que lo molestaran con autógrafos, pero no pudieron evitar que una u otra chica le pidiera firmarle hasta la blusa que llevaba puesta, cosa a la que él no se negó.
“Te soy sincero: no estábamos preparados para el impacto de ese momento por haber llevado a una persona tan importante. Supongo que algo parecido pasaría si lleváramos, no sé pues, a Salvador del Solar, a alguien que todo el mundo conoce”, comenta Santillán.
Después Denegri estuvo un rato en el decanato, a donde la vicedecana lo invitó como parte de un recibimiento protocolar y luego se retiró. Ya en el taxi, rumbo a su casa en Santa Beatriz, se soltó un poco, demostró complacencia y recién le pudieron entregar los presentes que consistía en libros, revistas y un buen tarro de mermelada elaborada en la Facultad de Ingeniería Industrial. Denegri adoraba la mermelada de fresa.
Seminario inmemorial
Nadie sabe cuándo, por primera vez, se dio el primer Seminario de la Realidad Bibliotecológica, uno de los cursos más mediáticos de la Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información de la UNMSM, pero podemos decir con certeza que al menos fue antes de 1996, como se muestra en un tríptico de dicho año. Tema de aquel entonces: “Aplicación de la teoría administrativa en unidades de información”.
Desde 2009 hasta la actualidad, ha dirigido el seminario la profesora Karen Alfaro Mendives. Ella confiesa que cada año es un reto, pues no es fácil cuando el entorno sanmarquino está caldeado. “Si el contexto es inestable, el curso también lo está”, dice la profesora y recuerda un episodio del 2019, cuando en plena conferencia comenzaron a percibir un olor que hacía picar la garganta y arder los ojos: era el humo de bombas lacrimógenas. Por un descuido nadie había informado que se había iniciado una confrontación entre estudiantes y policías cerca de la Facultad de Letras.
“Tuvimos que cubrir a los participantes y a los ponentes. No se podía respirar, los ojos arden, dan náuseas… Era una cosa que nunca nos había pasado”, narra la profesora Alfaro. Para colmo, dos de los ponentes eran extranjeros e ignoraban que esas cosas pasan de vez en cuando en la Decana de América.
El 2020, sin embargo, el contexto cambió de golpe a causa de la pandemia. Desde la parte pedagógica, lo que evalúa el curso no es tanto los conocimientos, sino lo procedimental y eso, dice la profesora Alfaro, es algo que “en este entorno es muy complicado”. En muchas universidades los cursos de carácter procedimental, como prácticas preprofesionales y de laboratorio, no se han llevado a cabo, pero ella aceptó el reto.
La ventaja es que el alcance ha sido mayor gracias a la virtualidad, hasta cuatrocientos asistentes y de diversos países, algo que no se lograba con la presencialidad, y eso que antes ya se transmitían en vivo las conferencias. Además, los estudiantes ya no tuvieron que invertir recursos en parafernalia que a veces era excesiva; tampoco en viáticos y estancia de los ponentes extranjeros, pues en ocasiones eran traídos exclusivamente para el seminario.
Pero lo más valioso, dice la profesora Alfaro, es que los estudiantes se están apropiando de las “nuevas estrategias de comunicación”, concentrando sus esfuerzos en una buena “gestión de contenidos” y eso es lo que debe “capitalizarse” cuando se vuelva a la normalidad. “Antes se iban muchos recursos en la atención presencial. Ahora el trabajo es más que todo de difusión y convocatoria y en eso están trabajando muy bien los chicos”, afirma la docente.
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Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Áreas de interés: periodismo científico, repositorios institucionales e industria editorial. Contacto: cesar_023@hotmail.com
Abrumadora experiencia, y muy buen relato, casi una crónica.
Un gran acontecer bibliotecario muy sorpresivo y grato para Denegri !
Un acontecer bibliotecario muy sorpresivo y grato para Denegri !
Gracias por brindarnos tanta información.