La bibliotecóloga Ruth Alejos Aranda (Áncash, 1962) se encuentra en Nebraska, Estados Unidos, como parte de su visita por varias bibliotecas con el fin de recoger modelos que puedan servir a nuestra realidad; dicha actividad ha sido interrumpida debido a la orden de permanecer en casa. En su mapa personal le queda por visitar bibliotecas en Colorado, Nueva York, Virginia y Pensilvania. En esta entrevista conversamos sobre el Sistema Nacional de Bibliotecas (SNB), quimera a la que dedicó 26 años de su vida y en la que cumplió, por algún tiempo, el cargo de directora técnica.
A inicios de marzo, el actual jefe institucional de la BNP, Ezio Neyra, manifestaba que al SNB le faltan brazos y piernas por su poca presencia en las regiones. ¿Qué fue de los Centros Coordinadores Regionales?
Primero hagamos un poquito de historia. En 1983 se crea el SNB para apoyar a las bibliotecas públicas del país. Era un ente adicional a la Biblioteca Nacional bajo la Dirección Técnica. Por años se ha venido apoyando con módulos, capacitación a técnicos de bibliotecas, asesoramiento y, en algún momento, también hubo arquitectos que apoyaron en la infraestructura de algunas bibliotecas. Esta es historia que nadie ha escrito porque hay limitadas estrategias de sistematización de todo lo que se ha hecho en la BNP. Nosotros ingresamos a trabajar en 1993 y encontramos un sistema cerrado. Cuando ingresamos, reconstruimos un sistema para apoyar a las bibliotecas siguiendo la secuencia que habíamos encontrado: módulos de libros, asesoramiento y convenios de capacitación. Se avanzó con eso porque las pocas bibliotecas que existen en las regiones necesitan apoyo. El solo hecho de ir, a los responsables les eleva la moral, se motivan y siguen trabajando.
¿Es cierto que las bibliotecas públicas dependen de los municipios y las regiones?
La Dirección Técnica del SNB podía coordinar, asesorar, firmar convenios… Pero, ¿qué pasó en el 2017 con el nuevo Reglamento de Organización y Funciones? El SNB, que era un gigante, se redujo a la pequeña Dirección de Políticas Bibliotecarias. ¿Imaginas la estructura de toda una dirección técnica donde éramos como cien personas a una reducida a ocho? ¿Qué se puede hacer con ocho personas? No puedes elaborar muchas cosas, sobre todo si la cabeza no es un bibliotecólogo. Ya no hay director general ni directores ejecutivos porque antes el sistema era la Dirección Técnica, la Dirección General de Bibliotecas Públicas Municipales, la Dirección General de Bibliotecas Escolares, la Dirección General de Bibliotecas Universitarias, la Dirección General de Bibliotecas Especializadas y cada una tenía sus propias directrices y su propia gestión.
¿Y a qué cree que se debió este cambio que cercenó a la Dirección Técnica?
Fue Alejandro Neyra, el exdirector, quien asumió el cambio del nuevo ROF con bibliotecólogos de afuera. No quiero mencionar los nombres porque no sería ético, pero, para mí, los que vienen de afuera no conocen nada. Se tiene que trabajar con los bibliotecólogos de adentro, los que conocen, los que manejan, los que pueden opinar, porque se va a seguir cometiendo el mismo error con el cambio de estructura de la BNP en donde no encaja el SNB y hay un escaso desarrollo de las bibliotecas públicas. Los centros coordinadores que se crearon con Sinesio López se han quedado en el vacío.
¿Qué le quedaría al SNB si lo que quiere es revitalizarse?
Yo comparto un comentario de Emma Mannarelli que decía que se tiene que ver que el sistema funcione como un ente aparte de la Biblioteca Nacional. Si desde el Ministerio de Cultura se pudiese crear el SNB, las cosas funcionarían indudablemente porque, desde allí, se formaría a gente que va a trabajar en apoyo al desarrollo de bibliotecas públicas, redes, directrices y normas. Hay estándares que no pueden ser aplicados porque no hay presupuesto.
¿Es por la doble función de la Biblioteca Nacional como guardiana del patrimonio bibliográfico y encargada del SNB?
Lo más importante son las limitadas estrategias de promoción y difusión del valor del rol del SNB. En mi gestión hemos propuesto bastantes cosas, pero no hubo eco. Hemos dejado directrices y manuales para la gente que no puede ir a Lima. Lo hemos hecho didáctico con el fin de colgarlo en la web y que la gente pueda tener acceso. Hasta ahora no lo veo. Las directrices no se cumplen porque ni siquiera se difunden a nivel nacional. Estoy segura de que un señor de Ucayali no sabe ni siquiera que existen esas directrices. Estas limitadas estrategias de difusión y promoción se quedan ahí porque primero es la Biblioteca Nacional.
¿Qué tal funcionaban las bibliotecas periféricas mientras operó la Dirección Técnica?
Las bibliotecas periféricas siempre han tenido sus libros nuevos y sus bibliotecólogos. Yo he trabajado en todas las estaciones y me parecía excelente la calidad del servicio que se brindaba en la medida de sus posibilidades. En mis tiempos no había internet, pero sí he visto a los bibliotecólogos que ya tienen acceso, que trabajan en inclusión social, que van hasta las laderas de los cerros a entregar libros. Desde hace más de cincuenta años las bibliotecas periféricas fueron creadas solo para el préstamo de libros, pero ahora su radio de acción es excelente. ¿Pero de quién dependen? De la Gran Biblioteca Pública de Lima. Para mí ese es el modelo: que la GBPL sea el centro coordinador principal.
Este modelo de una Biblioteca Nacional que tiene la función de preservar el patrimonio documental y manejar un sistema nacional de bibliotecas, ¿se repite en otros países?
Sí, se repite, la diferencia es que se destina presupuesto y personal especializado. Lo que hace la Biblioteca Nacional del Perú es encargarse del SNB bajo una sola estructura y bajo una sola dirección. Existe en el papel, en el organigrama, pero, por ejemplo, el alcalde del Pozuzo o del VRAEM no saben del sistema. Si vas con una directriz que afirma que debe crear una biblioteca en su jurisdicción, el alcalde va a preguntar quién le dará el presupuesto, cómo lo hará y quién le ayudará. La política debe contemplar equipamiento, locales, presupuesto y, básicamente, voluntad política. Los alcaldes deben ser como los de Medellín, en Colombia, que aman las bibliotecas. Ese amor debemos contagiar a los alcaldes para que abran, no para que cierren.
Sobre el fomento de la lectura, Ezio Neyra sugiere que al Ministerio de Educación le compete hacerlo en los centros educativos, al Ministerio de Cultura en espacios abiertos y no convencionales y a la Biblioteca Nacional en las bibliotecas públicas. ¿Qué le parece esta distribución?
Debemos ser aliados. Primero, respetar el plan de fortalecimiento de capacidades para el personal bibliotecario y la Ley del Sistema Nacional de Bibliotecas, la Ley 30034. Segundo, ¿hay un plan nacional de fomento y promoción de la lectura? Si lo hay debemos respetar a quien lo dirige. Yo creo que las instancias se pueden unir, pero cada una cumple sus funciones. Hemos estado trabajando a espaldas, una tras de otra. Yo me iba a Arequipa a capacitar y encontraba que alguien del Ministerio de Cultura ya había capacitado sobre organización de bibliotecas. Si el Ministerio hacía biblioteca, nosotros hacíamos lectura… ¡Qué es eso? Para mí, debe estar claro y estipulado en los planes.
¿Qué proyectos ha realizado el SNB?
El SNB hizo interesantes proyectos, por ejemplo: Los niños lectores de Chumbivilcas. Nunca se escribió, pero un año hicimos un programa donde los niños de esa provincia llevaban sus bolsitas con libros y leían en el campo. Luego se hizo Leer sin fronteras, un convenio con la Biblioteca Nacional de Colombia para organizar bibliotecas en la frontera. Colombia apoyó en ese sentido con libros y computadoras y nosotros dimos capacitación y asesoría tanto en Leticia como en Iquitos. Eso, imagínate, no está escrito. Luego Semillas para el Desarrollo se trabajó en Áncash, Trujillo y Pucallpa como modelo de inclusión digital, es decir, en Yauya se logró que llegara telefonía e internet y que la biblioteca se integrara con la comunidad a través de la parroquia, la comisaría, los profesores y la posta médica; mientras tanto en Trujillo, el dueño de la Universidad César Vallejo y alcalde en ese tiempo, César Acuña, apoyó a una red de bibliotecas y, bueno, siguieron avanzando; y en Pucallpa el alcalde construyó una biblioteca de tres pisos en un local exclusivo y Semillas para el Desarrollo logró que Telefónica donara tablets, que la Aduana donara libros, que las mamás y los papas vayan, es decir, un movimiento tanto social como digital. Hubo bastantes resultados en tres años; lo que pasa es que siempre hay una especie de celos: llega un nuevo director a la Biblioteca Nacional y todo lo bueno que se ha hecho se deja de lado. Pero lo más triste es que nunca nos sentamos a escribir y a decir: «Vamos hacer que se publique».
Pero usted ha publicado algunos libros…
Claro. Pero te sigo contando… Desde el 2003 hemos trabajado con Devida, un poquito en el VRAEM y en la zona del Monzón. Hemos ido a Pucallpa, a La Merced. Se han creado doce bibliotecas desde el 2013. Aunque te parezca mentira, el director que más bibliotecas ha creado a nivel nacional es el señor Ramón Mujica. No puedo estar de acuerdo sobre los libros perdidos y otros temas, pero como gestor ha creado las bibliotecas de la Tinguiña, Los Aquijes y San Juan en Ica. Los vecinos residentes en el extranjero compraron el local, el alcalde puso a la persona que iba a trabajar junto con el equipo y los muebles, y la Biblioteca Nacional donó mil libros.
Curioso porque se le chanca bastante a Ramón Mujica que solo se haya preocupado por los libros robados y no tanto por el SNB.
Yo he conocido como diez directores, hasta más, tanto técnicos como nacionales, y cada uno ha hecho la gestión que le ha correspondido, pero sin quitar el mérito ni del uno ni del otro porque quien habla ha estado presente en la organización de las bibliotecas. Sobre lo de Devida, para mí es una experiencia linda. Siendo una institución que otro es su rubro, que son las sustancias tóxicas y drogas, se metió a ver las bibliotecas para prevenir desde ahí el consumo de sustancias tóxicas, el tema de los sembríos, cosechas y ver que la comunidad cambie. Pero el año pasado, cuando quisieron hacer un convenio, ya no se firmó. La señora Mannarelli no quiso porque le contaron otra cosa y la verdad que ella nunca me llamó. Un día nos encontramos y yo le conté, así a la ligera: “Señora, ¿por qué no firma el convenio con Devida?”. Me dijo: “No, si no ha funcionado, para qué vamos a hacerlo”. Y yo le dije: “Pero quien habla es testigo de que se han creado las bibliotecas”. Ahora Devida había destinado para este año un presupuesto bien grande para la compra y donación de libros, pero parece que está haciéndolo por su cuenta porque la BNP no ha firmado el convenio todavía. Por eso para mí, vuelvo a repetirte, es necesario crear el SNB desde el Ministerio de Cultura. Como dijo Jorge Basadre, propia autonomía y que le dejen actuar al SNB bajo sus propios lineamientos, que tenga su propio presupuesto y que los mejores bibliotecólogos laboren allí.
Punto aparte. La bibliotecóloga Anahí Baylon Albizú ha partido este mes, ¿cuál ha sido su legado profesional respecto a las bibliotecas públicas?
Anahí se identificó con el desarrollo de las bibliotecas públicas en Piura. En cada distrito y centro poblado se creó un espacio para la lectura y el acceso a la información; fueron 150 bibliotecas. Anahí no solo promovió la lectura a través de múltiples actividades, sino que visibilizó la biblioteca pública en la sociedad a través de los medios de comunicación y reconoció que es el único instrumento de cambio en la región; es por ello que luchó mucho por conseguir presupuestos para la compra de libros, pago de personal técnico y equipamiento. La conocí en 1994 y tuve la oportunidad de compartir con ella muchas jornadas de trabajo. Recuerdo que me decía que nunca deje de apoyar a las comunidades, que la presencia del SNB en el país es importante para despertar interés y motivar a las autoridades a tener una biblioteca pública en sus jurisdicciones.
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Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Salud por la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciado en Bibliotecología por la UNMSM. Áreas de interés: periodismo científico, repositorios institucionales e industria editorial. Contacto: cesar_023@hotmail.com
Grata sorpresa el tener noticias de Ruth Alejos.
Los puntos señalados por ella retratan todos los esfuerzos que se han venido realizando en el Sistema Nacional de Bibliotecas a fin de apoyar e impulso y desarrollo de las bibliotecas publicas, y todas las alianzas que se hicieron para poder llegar un situ a diversas regiones y capacitar al personal bibliotecario, dotarles de libros y asesorarles en sus planes de desarrollo.
De hecho hay mucho por hacer, también en el rubro de las bibliotecas educativas, y para ello es necesario cambiar la concepción del actual SNB, que está en su mínima expresión en cuanto a su estructura orgánica, y potenciar un SNB cuyo radio de acción sea a nivel de todo el Perú, con presupuesto y personal suficiente que hará el trabajo que se necesita, tal como se hace en otros sistemas nacionales como el de Control, o también los órganos desconcentrados de cultura. Todos los peruanos necesitan tener una biblioteca cerca que les permita acceder al conocimiento y encontrar mejores oportunidades para el Desarrollo de su comunidad.
Lo que siempre digo. Los vendedores de cebo de culebra se hacen nombrar directores de la BNP. Nada saben de sistemas de informacion y poco van a proyectar. Las palabras de Ruth SAlejos no hacen mas que confirmar lo que siempre he sotenido
Dra. Ruh Alejos quien se identificó con las Bibliotecas Publicas Municipales del interior del país, Bibliotecologa al servicio de las Bibliotecas Públicas Municipales de las Regiones, mi reconocimiento por la labor desinteresada y profesional. Hablo de la Region Junin, Huancayo, El Tambo.
la revista debe estar indexada a alguna Base de Datos … tiene artículos interesantes
Fue Alejandro Neyra, el exdirector, quien asumió el cambio del nuevo ROF con bibliotecólogos de afuera.
La Dra. Ruth Alejos, gran profesional la conocí en Piura,cuando dio una capacitación en la Biblioteca Municipal Ignacio Escudero.